Artículo de Luis Escribano
El próximo domingo, 20 de octubre, hay una manifestación
pacífica en la ciudad de Granada y simultáneamente varias concentraciones en diversas
ciudades españolas, convocadas por la Asociación “Justicia por la Sanidad”.
El lema es “contra la
corrupción sanitaria, política y judicial”, un lema que revela el deseo que
tienen los ciudadanos por poner fin a la corrupción sistémica. Si realmente nos
consideramos solidarios con nuestros conciudadanos, especialmente con nuestras
familias y amigos, es otro momento para demostrarlo.
Sin duda esta corrupción es fruto de un sistema político
bendecido y protegido por todos los partidos políticos y determinados grupos
fácticos. Los que llevamos años luchando contra esa lacra conocemos bien los
entresijos y las tramas organizadas que sólo persiguen saquear las arcas
públicas para beneficio de unos vividores y parásitos.
Tal como reconoció en
2013 el anterior Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía a
un servidor y un amigo, los criminales organizados campan a sus anchas en instituciones
públicas y entidades privadas, y no puede solucionarse con las medidas-parches
que los políticos venden a la ciudadanía.
Salir a la calle a manifestarse no soluciona el problema al
instante, pero el hecho de expresar pública y mayoritariamente nuestra
indignación contra un sistema político que sólo favorece conductas corruptas
contribuye a la lucha que algunos “David” mantenemos contra el gigante “Goliath”.
En esta titánica lucha no hay “igualdad de armas”, porque
los corruptos utilizan el sistema partidocrático (Parlamentos, Gobiernos,
Tribunales, Ministerio Fiscal, empresas, medios de comunicación, organizaciones
sindicales, etc.) para machacar a los ciudadanos y exprimirlos.
Pero hay una verdad absoluta que nadie puede rebatir: si la
nación española despertara y se uniera, el sistema partidocrático caería fulminado. Si se informara a todos con datos irrebatibles y el pueblo empezara a distinguir los
hechos de las palabras, las mentiras vertidas diariamente por políticos, funcionarios, periodistas,
empresarios, sindicalistas, etc., se volatilizarían. Ese momento ya lo hemos vivido algunos, y es plenamente liberador.
Ese día, el traje que todos estos personajillos utilizaron
para disfrazar la realidad desaparecerá. Todo quedará al desnudo y aparecerán las vergüenzas, y será el
momento de derribar el castillo que cobija al hampa.
Nuestra voz y presencia física es necesaria, ya sea en la
manifestación o en las concentraciones. Muchas personas necesitan nuestra
solidaridad, y como miembro de la citada Asociación os invito a participar con
todos los participantes en dichos actos.
Toda la información está disponible en esta página: Manifestación y
Concentraciones
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