Artículo de Antonio Barreda
El Nocillato tiene un flanco débil. Y se llama Ciudadanos. Un partido artificial que se ha nutrido del problema catalán para expandirse por España jugando peligrosamente con los sentimientos de la gente, algo que ya se usó en la Europa de entreguerras, para que su mensaje fuera un pegamento de ideas y de votos. Además, su líder Marín, un personaje oscuro que no levanta ilusión ni pasión ni entre sus propios familiares, carece de carisma para liderar un proyecto. Un tío que de dependiente y propietario de una relojería en Sanlúcar de Barrameda saltó a los despachos de la vicepresidencia de gobierno para comandar los destinos de los andaluces. Lo único que aprendió de memoria es situar al clan de la manzanilla en puestos claves del partido, del gobierno andaluz y del parlamento de Andalucía. Eso indica el grado de fiabilidad que tiene de su propio partido.
En Andalucía se han terminado convirtiendo en la muleta del PP, en el complemento electoral de alcoba que le faltó a Arenas para llegar a gobernar. El diseño de la política andaluza necesitaba de un partido bisagra para derrotar al PSOE. Y en eso se han terminado convirtiendo, en el hermano pobre del PP, nutrido de rebotados del PSOE como en Granada o del propio PP. Y ya se sabe por experiencia que los partidos de retales de otros partidos suelen tener una corta vida. Y Cs es un partido hecho de recortes sobrantes, empezando por Marín que lo intentó con varios partidos antes de entrar como líder y amo de Cs en Andalucía desde el homúnculo aquel que fue Ciudadanos por Sanlúcar.
El viraje descontrolado de Cs a la derecha recalcitrante tras su pacto con Vox y PP para llegar al gobierno andaluz le está pasando factura de forma irremediable. El techo de ciudadanos en Andalucía se vio en las pasadas elecciones municipales cuando no fueron capaces de presentar candidatos por toda Andalucía y se quedaron circunscritos principalmente a las ciudades de más de 20.000 habitantes. El fracaso estrepitoso y sin paliativos de las municipales los situó en la cruda realidad. Han empezado una lenta pero inexorables caída. Han abandonado el problema catalán tras la huida de Arrimadas a Madrid, lo que es el aldabonazo de aviso de que cambian el electorado y el problema de Cataluña por la estabilidad del voto español.
Y con esos hilos tenemos este paño. El gobierno andaluz se rompe por las costuras de Cs. Hasta la fecha ya ha habido diez dimisiones de altos cargos en tan solo sólo seis meses de gobierno. Un record en 36 años de existencia de la Junta de Andalucía. La oficialidad de Cs se muestra muy díscola con Marín y su entente de Pierre no doy una. Sobre todo porque ha desaparecido de la comunicación oficial de la Junta de Andalucía y Bendodo se lo está comiendo vivo. Marín no solo no pinta nada en comunicación institucional, sino que se ha convertido en el gregario y el pregonero del consejero de Presidencia. Va pueblo a pueblo con su trompetilla anunciando los logros del gobierno del PP por toda Andalucía.
Hasta la fecha, han abandonado diez altos cargos la nave a la deriva del gobierno de Cs: la directora del Instituto Andaluz de la Mujer, Mercedes Sánchez Vico; la secretaria general técnica de la consejería de Igualdad Políticas Sociales y Conciliación, Inmaculada Jiménez; la delegada territorial en Almería de Educación e Igualdad, Antonia Morales; la secretaria general de Universidades, Pilar Ariza; la directora general de Fondos Europeos, Isabel Álvarez; la delegada de Turismo en Granada, Elisa Fernández-Vivancos; el delegado de Empleo en Málaga, Miguel Luis Guijarro; la viceconsejera de Empleo, Isabel Balbín, y los últimos el viceconsejero de Igualdad Francisco José Martínez López y el jefe de Gabinete de esa misma consejería.
El problema de Marín es que nunca ha controlado Cs más allá de Cádiz. El cuñadísimo fue montando equipos de plástico allí por donde iba para dejar colocados a los soldados de la causa. Pero las tensiones territoriales fueron en aumento cuando surgieron candidatos más potentes políticamente que Marín por todos los rincones como Imbroda o profesionales independientes que hacían sombra a la oficialidad. Solo la mano dura de Rivera abortó todos lo intentos de asaltar el partido para desplazar a Marín. Pero las tensiones simplemente se han dejado para más adelante, cuando los ajustes de cuentas entre ellos lleguen.
Ciudadanos ha pecado de ser demasiado blando y demasiado amateur a la hora de conformar los equipos, a diferencia del PP de Moreno Bonilla donde todos son políticos profesionales que viven de la política desde su más tierna infancia. Además tampoco saben gestionar consejerías porque no lo han hecho nunca. El propio Marín saltó de una concejalía de pueblo al parlamento de Andalucía para allí entregarse al nido de amor que le construyó Susana Díaz. La Junta les ha venido demasiado grande y se han atragantado. El problema es que los andaluces necesitan soluciones a sus problemas que los de Marín y su tropa son incapaces de ofrecer.
Bendodo se está aprovechando de ello. Está empezando a ejercer de manijero del PP en todas las consejerías. Primero convenciendo a Marín de las políticas de Moreno Bonilla, después es el que vende la gestión del bipartito en prensa, y luego va colocando submarinos allí donde puede y le dejan por toda la Junta de Andalucía. Los ejemplos los estamos viendo. En empleo la viceconsejera Balbín era la que de verdad representaba a ciudadanos, el resto del equipo, consejera incluida tienen mucha más sintonía con el PP de Bendodo que con el partido de Marín. Miren sus currículos y verán de dónde viene el núcleo duro.
Moreno Bonilla come tranquilo todos los días en su despacho la comida que le prepara el cocinero de presidencia con cargo a los bolsillos de los andaluces. Mientras come, Bendodo le cuenta los avances de su partido en cada consejería día a día, y cómo va la opa hostil que le ha hecho a la tropa de Marín. Tras el café sonríen mientras miran por las ventanas de San Telmo mirando con un profundo deseo el trono de hierro que una vez dejó libre la khaleesi de Triana y que, por ahora, comparten con el relojero de Sanlúcar de Barrameda.
Excelente artículo. Pero durante su lectura no he encontrado nada sobre VOX. ¿No le parece a Vd. que algún comentario se podría hacer de su labor de apoyo?. Ya sé que muchos lo consideran un convidado de piedra, que solo está para decir sí a todo, pero, supongo, algo se podría decir de él. Positivo ó negativo, según lo vea cada uno.
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