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lunes, 27 de mayo de 2019

Los sueños, sueños son



Artículo de Antonio Barreda


Una vez tuve un sueño.  Que los andaluces nos librábamos en las urnas de los largos 38 años de años de hierro de gobierno del PSOE en Andalucía. La hidra era tan inmensa que no bastaba con cortarle la cabeza. Tan solo hay que darse una vuelta por el interior de la región para ver el hambre y la sed recorrer la sangre de muchos de nosotros, abandonados a las puertas de un Parlamento que no escucha la voz de su propio pueblo. De un gobierno que nos había encerrado a todos en la pobreza de un mapa que llamaron Andalucía. Y llegó el 2 de diciembre. Y el régimen cayó. Sus murallas cayeron tocadas por los sonidos de las nuevas trompetas de Jericó. Y todo ello en el nombre del pueblo.

Pero el sueño sigue. Los que entraron a gobernar mantienen el régimen intacto. Nada cambia. Los mismos siguen gobernando. Tan solo hay que mirar el Boja. Nada ha cambiado para los andaluces que seguirán vagando por la región con las mismas cadenas medievales que subyugan su carne, porque nadie cortará la edad feudal en la que encerraron a mi pueblo desde hace veinte siglos, ni cortarán la larga cuerda donde amarraron su libertad. Ahora llegan con nuevos títulos y nuevas ínsulas. Los privilegios son heredados y las cocinas de palacio alimentan a los nuevos gobernantes y toda su tropa. Y todo ello en el nombre del pueblo.

Los ríos de mi patria bajan de las montañas llenos de pena y de miedo. Mi pueblo ya no baja al río. Nada ha cambiado aquí desde la caída del antiguo régimen. Ahora quieren blanquear la historia. Quieren endulzar la larga represión de la postguerra, como hicieron con las tres culturas en la larga noche de la edad media andaluza. Pretenden ocultar la verdad, silenciar la memoria, callar la lengua de los abuelos que, a toda costa, deben ser silenciadas, proscritas las memorias para que la verdad esté oculta entre los hilos de la bandera que bordaba Mariana de Pineda. No hay luz sobre las sombras que nos quieren imponer desde el parlamento andaluz. Y todo ello en el nombre del pueblo.

El régimen del 78 blanqueó la dictadura manteniendo a los mismos actores en los tres poderes del estado. La constitución fue un reciclaje de la dictadura hacia una apariencia de democracia. El poder ejecutivo terminó devorándolo todo y extendiéndose por el legislativo y por el judicial para dominarlo todo, para controlarlo todo, para destruirlo todo. Mataron a Montesquieu y ni siquiera tuvieron la decencia de enterrarlo. Anestesiaron a todo un pueblo mientras nos robaban el futuro, mientras nos condenaban a un interregno donde se persigue la crítica y la palabra en libertad. Hace tiempo que en este país está siendo perseguida la expresión en libertad. Y todo ello en el nombre del pueblo.

Luego vino aquello del 15 M que tomó las calles y los pueblos. Aquella energía fue transformada. Aparecieron nuevos escenarios en el parlamento y muchos de ellos terminaron por partir hacia los puertos del este, donde siempre ha estado el totalitarismo y la comuna, donde los hombres eran perseguidos por la idea y la palabra. Otros llegaron de Cataluña para mantener el régimen. La naranja mecánica se franquició por la geografía para decidir su apoyo final en la subasta entre las opciones mayoritarias. Mantuvo tras las urnas a gobiernos corrompidos por la derecha tanto en Madrid como por la izquierda en Andalucía. Pero anhelaban los privilegios del poder y aquí pactaron solo un cambio de gobierno para colocar una orgía interminable de amigos y de asesores. Y todo ello en el nombre del pueblo.

Cada vez que nos dicen que ya salimos de una crisis todos nosotros somos más pobres, todos nosotros somos los que más sufrimos. Los problemas de los hombres y de los gobiernos parecen que perviven en el tiempo. Nos recolectan nóminas e impuestos para pagar la deuda que ellos generan desde los regímenes donde nos gobiernan. Los intereses de la mayoría desparecen por los desagües del estado mientras se recortan cada vez más nuestros derechos. Nada ha cambiado desde que los legendarios tribunos de la plebe eran asesinados. Nada cambia en una Andalucía secuestrada por un sistema político que se ha extendido como un cáncer que todo lo devora, perviviendo desde dentro con un ejército de elegidos que nadie se atreve a cambiar. Y todo ello en el nombre del pueblo.

Los contadores de la historia están en riesgo. El viejo oficio del preguntar está hoy en peligro. Contar la verdad trae problemas. En juego está nuestra libertad como pueblo porque se ha abandonado y arrinconado la democracia básica, esa que se fundamenta en la discrepancia, en el desafío, en rendir cuentas al poder, en acusar, en humillar al poder por sus actos. Hoy eres perseguido por los poderes que dicen guardar tus derechos. Ellos son los garantes de lo que puedes o no puedes hacer, de lo que puedes o no puedes decir, de lo que puedes o no puedes escribir. Y todo en el nombre del pueblo.

Ha vuelto el miedo a hablar. Todos callan, nadie habla. La subvención tomó forma de control para que ninguna voz se alzara. El dedo colocaba a los que lamían la carne del régimen por toda la extensión del mapa andaluz, silenciando la voz de todo un pueblo derramando el dulce maná que lo alimenta. Las gargantas están hoy secas. El jornalero perdido entre los campos de olivos, el marinero entre los puertos abandonados, el minero entre las entrañas de la tierra que una vez abrió. La conciencia del pueblo se estremece entre el profundo silencio que baja desde la sierra al mar. En las cunetas andaluzas yace el olvido amarrado a una memoria que ya está herida de muerte en el parlamento y en San Telmo.  Y todo ello en el nombre del pueblo.




3 comentarios:

  1. Excelente, la definición de una Andalucía del voto de estar asentado e Institucionalizado la corrupción. No hace falta que canteis Andalucía Levanta, es mejor que siga dormida y domesticada.

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  2. Que tristeza me da de ver todo lo que pasa tienen lo que quieren tenernos idiotizados los jóvenes pasan de todo salvo el enchufado los miles de políticos viven como dios la mayoría no ha cotizado en su vida ni siquiera se ha esforzado en tener una profesión esto o lo cambiamos o revienta

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  3. Que bien escrito, que bien expresas el sentimiento de muchos andaluces!!
    Que triste saber que esto es la pura realidad!!

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