Artículo de Antonio Barreda
Una vez
tuve un sueño. Que los andaluces nos
librábamos en las urnas de los largos 38 años de años de hierro de gobierno del
PSOE en Andalucía. La hidra era tan inmensa que no bastaba con cortarle la
cabeza. Tan solo hay que darse una vuelta por el interior de la región para ver
el hambre y la sed recorrer la sangre de muchos de nosotros, abandonados a las
puertas de un Parlamento que no escucha la voz de su propio pueblo. De un
gobierno que nos había encerrado a todos en la pobreza de un mapa que llamaron
Andalucía. Y llegó el 2 de diciembre. Y el régimen cayó. Sus murallas cayeron
tocadas por los sonidos de las nuevas trompetas de Jericó. Y todo ello en el
nombre del pueblo.
Pero el
sueño sigue. Los que entraron a gobernar mantienen el régimen intacto. Nada
cambia. Los mismos siguen gobernando. Tan solo hay que mirar el Boja. Nada ha
cambiado para los andaluces que seguirán vagando por la región con las mismas
cadenas medievales que subyugan su carne, porque nadie cortará la edad feudal
en la que encerraron a mi pueblo desde hace veinte siglos, ni cortarán la larga
cuerda donde amarraron su libertad. Ahora llegan con nuevos títulos y nuevas
ínsulas. Los privilegios son heredados y las cocinas de palacio alimentan a los
nuevos gobernantes y toda su tropa. Y todo ello en el nombre del pueblo.
Los ríos
de mi patria bajan de las montañas llenos de pena y de miedo. Mi pueblo ya no
baja al río. Nada ha cambiado aquí desde la caída del antiguo régimen. Ahora
quieren blanquear la historia. Quieren endulzar la larga represión de la
postguerra, como hicieron con las tres culturas en la larga noche de la edad
media andaluza. Pretenden ocultar la verdad, silenciar la memoria, callar la
lengua de los abuelos que, a toda costa, deben ser silenciadas, proscritas las
memorias para que la verdad esté oculta entre los hilos de la bandera que
bordaba Mariana de Pineda. No hay luz sobre las sombras que nos quieren imponer
desde el parlamento andaluz. Y todo ello en el nombre del pueblo.
El
régimen del 78 blanqueó la dictadura manteniendo a los mismos actores en los
tres poderes del estado. La constitución fue un reciclaje de la dictadura hacia
una apariencia de democracia. El poder ejecutivo terminó devorándolo todo y
extendiéndose por el legislativo y por el judicial para dominarlo todo, para
controlarlo todo, para destruirlo todo. Mataron a Montesquieu y ni siquiera
tuvieron la decencia de enterrarlo. Anestesiaron a todo un pueblo mientras nos
robaban el futuro, mientras nos condenaban a un interregno donde se persigue la
crítica y la palabra en libertad. Hace tiempo que en este país está siendo
perseguida la expresión en libertad. Y todo ello en el nombre del pueblo.
Luego
vino aquello del 15 M que tomó las calles y los pueblos. Aquella energía fue
transformada. Aparecieron nuevos escenarios en el parlamento y muchos de ellos
terminaron por partir hacia los puertos del este, donde siempre ha estado el
totalitarismo y la comuna, donde los hombres eran perseguidos por la idea y la
palabra. Otros llegaron de Cataluña para mantener el régimen. La naranja
mecánica se franquició por la geografía para decidir su apoyo final en la
subasta entre las opciones mayoritarias. Mantuvo tras las urnas a gobiernos
corrompidos por la derecha tanto en Madrid como por la izquierda en Andalucía.
Pero anhelaban los privilegios del poder y aquí pactaron solo un cambio de
gobierno para colocar una orgía interminable de amigos y de asesores. Y todo
ello en el nombre del pueblo.
Cada vez
que nos dicen que ya salimos de una crisis todos nosotros somos más pobres,
todos nosotros somos los que más sufrimos. Los problemas de los hombres y de
los gobiernos parecen que perviven en el tiempo. Nos recolectan nóminas e
impuestos para pagar la deuda que ellos generan desde los regímenes donde nos
gobiernan. Los intereses de la mayoría desparecen por los desagües del estado
mientras se recortan cada vez más nuestros derechos. Nada ha cambiado desde que
los legendarios tribunos de la plebe eran asesinados. Nada cambia en una
Andalucía secuestrada por un sistema político que se ha extendido como un
cáncer que todo lo devora, perviviendo desde dentro con un ejército de elegidos
que nadie se atreve a cambiar. Y todo ello en el nombre del pueblo.
Los
contadores de la historia están en riesgo. El viejo oficio del preguntar está hoy
en peligro. Contar la verdad trae problemas. En juego está nuestra libertad
como pueblo porque se ha abandonado y arrinconado la democracia básica, esa que
se fundamenta en la discrepancia, en el desafío, en rendir cuentas al poder, en
acusar, en humillar al poder por sus actos. Hoy eres perseguido por los poderes
que dicen guardar tus derechos. Ellos son los garantes de lo que puedes o no
puedes hacer, de lo que puedes o no puedes decir, de lo que puedes o no puedes
escribir. Y todo en el nombre del pueblo.
Excelente, la definición de una Andalucía del voto de estar asentado e Institucionalizado la corrupción. No hace falta que canteis Andalucía Levanta, es mejor que siga dormida y domesticada.
ResponderEliminarQue tristeza me da de ver todo lo que pasa tienen lo que quieren tenernos idiotizados los jóvenes pasan de todo salvo el enchufado los miles de políticos viven como dios la mayoría no ha cotizado en su vida ni siquiera se ha esforzado en tener una profesión esto o lo cambiamos o revienta
ResponderEliminarQue bien escrito, que bien expresas el sentimiento de muchos andaluces!!
ResponderEliminarQue triste saber que esto es la pura realidad!!