Artículo de Luis Escribano
Dijo recientemente el Vicepresidente del Gobierno
andaluz, Juan Marín, en relación al proyecto de Ley de creación de la Oficina
contra el Fraude y la Corrupción, que "nuestro
objetivo es que no se vuelvan a
cometer los errores pasados por la falta de control de la gestión pública. Qué mayor garantía para un ciudadano que
tener una Administración que sea capaz de vigilarse a sí misma".
¡Y se quedó tan tranquilo!
Obviamente, mayor falacia no cabe decir, pues todo
ciudadano con un mínimo de inteligencia sabe que la mayor garantía es tener a una
Administración -parte del poder ejecutivo-
vigilada y controlada por entidades de otros poderes distintos e independientes
-legislativo y judicial-, siempre y cuando el sistema político fuera
verdaderamente democrático, con una efectiva separación de poderes, sistema con
el que sería posible luchar eficazmente contra la corrupción.
Pero como el nivel del Vicepresidente del Gobierno
de la Junta de Andalucía no da para más, supongo que dijo lo primero que se le
ocurrió sin darse cuenta de la necedad que soltó, lo cual empieza a ser más
habitual de lo deseable en un cargo público. ¿Vigilarse a sí misma es la mayor garantía, Sr. Marín? ¡Venga! ¡Dejemos
a los delincuentes presos que se vigilen a sí mismos!
Si tienen ocasión de analizar los distintos
escritos que presentaron organismos oficiales, asociaciones, sindicatos,
ciudadanos (entre los que me incluyo), etc., sobre el indescriptible y
alucinante proyecto de decreto de la Oficina que quiso poner en marcha el
anterior Gobierno de Susana Díaz, con María Jesús Montero al frente -¡ojú!-, para "luchar" contra la corrupción, verán que
una de las mayores preocupaciones de los autores de los informes era la falta de independencia de la Oficina.
¿Quién puede tomarse en serio, en un sistema
partidocrático sin separación de poderes, donde todos los nombramientos de
cargos públicos prácticamente están en mano de los partidos políticos, que una
Oficina del mismo poder ejecutivo -o incluso del legislativo, si lo prefieren- va
a funcionar con absoluta independencia hasta el punto de exigir
responsabilidades a cargos públicos de esos partidos políticos cuando fuese
necesario? Sin duda, toman por estúpidos
a muchos ciudadanos, aprovechándose vilmente del desconocimiento
generalizado sobre el funcionamiento del sistema político y de las
instituciones públicas. Lamentablemente, la indignidad de los políticos con sus
peroratas ya no tiene límites en España.
Sin el necesario cambio del actual sistema
político español (régimen electoral, separación de poderes con medidas de
control, elección de fiscales por los ciudadanos, etc.) y administrativo
(medidas preventivas y disuasorias), que posibilite un control efectivo de los
abusos y desviaciones de los poderes públicos, no hay Oficina posible que pueda luchar eficazmente contra la
corrupción, por muchos proyectos similares que Susana Díaz, Juan Marín o
cualquier otro “vende humos” se atrevieran a plantear.
No obstante, mientras los españoles descubren la
necesidad del cambio del sistema político en España, mediante un previo y necesario
periodo pacífico de libertad política, y se dan los pasos necesarios para ello, voy a plantear
un hipotético escenario con algunas medidas que podrían ir en esa línea de
otorgar cierta independencia a la ínclita Oficina, transformándola en un nuevo
ente independiente, algo similar a “otro
poder público”, dado que los actuales poderes legislativo y judicial no
están controlando al poder ejecutivo como debieran y deseamos una inmensa
mayoría.
Por ejemplo, podríamos imaginar que los ciudadanos
fueran quienes eligiesen al presidente de dicha Oficina en referéndum, pudiendo
presentarse como candidato cualquier ciudadano, sin necesidad de avales o de
pertenencia a algún partido político. Además, que su cargo pudiera ejercerlo
durante seis años como mínimo, con posibilidad de revocación por la ciudadanía
si su actuación se apartara de lo prometido en su campaña, es decir, si
incumpliera el “contrato” suscrito
con los ciudadanos.
También podríamos plantear que la selección de su ejecutivo (podríamos
denominarlos adjuntos o subdirectores), como autoridades de dicha Oficina, los
cuales debieran cumplir con unos requisitos mínimos (méritos y capacidad)
correspondiera al presidente de la misma elegido por los ciudadanos. Igualmente, que la
relación de puestos de trabajo de la Oficina fuera elaborada por la misma y
aprobada por su presidente, con las características y requisitos que
considerara más apropiados.
Ya puestos, que el personal investigador e instructor de la Oficina fuera funcionario (para garantizar la imparcialidad
en sus funciones y poder actuar como agentes de la autoridad), con la
posibilidad de crear cuerpos propios para la Oficina en los que ingresar
mediante oposición o que se pudiera acceder a los puestos de la Oficina desde
otros poderes (legislativo, ejecutivo o judicial) mediante concursos de
méritos.
Otra medida hipotética que podría otorgar cierta
independencia a la Oficina sería contar con un presupuesto anual mínimo fijo, determinado mediante un porcentaje de
los Presupuestos de la Comunidad Autónoma, para sus gastos de funcionamiento
(gastos corrientes e inversiones), con posibilidad de
incrementarlo, especialmente en sus años primeros hasta normalizar su
funcionamiento. Dicho porcentaje sería negociado entre el órgano correspondiente
del Parlamento y la Oficina tras el primer año de funcionamiento, y sería
aprobado por Ley.
Pero sigamos imaginando, que es gratis. A la
Oficina se le podría atribuir las competencias necesarias para que tuviera la capacidad de investigar a todas las
entidades de la Junta de Andalucía sin trabas, así como poder instruir y
resolver procedimientos de exigencias de
responsabilidades patrimoniales a autoridades y funcionarios que hubieren
sido responsables de alguna indemnización a pagar a terceros (por supuesto, garantizando
el cumplimiento de los principios legales), colaborar con otras instituciones
públicas mediante los convenios oportunos, etcétera, etcétera. Asimismo, sería
deseable que pudiera contar con agentes de los actuales Cuerpos y Fuerzas de
Seguridad del Estado ocupando puestos de la Oficina, que trabajarían en exclusividad para la Oficina, bajo
la dirección de su presidente.
Sin embargo, llegados a este absurdo punto -al que quería llevarles a
ustedes-, cabría realizar el siguiente planteamiento: en vez de liarlo tanto
con la creación de “otro poder público”
lo más independiente posible y dotado de instrumentos de control, que además aumentaría
el gasto del Estado innecesariamente, ¿no sería más fácil y eficaz acabar con
el actual sistema partidocrático, dando los pasos necesarios para crear otro
sistema político en el que ninguno de los poderes públicos -legislativo,
ejecutivo y judicial- pudieran restar libertades y derechos a los españoles tan
impunemente, como ocurre desde hace muchos años?
En definitiva, si fuéramos realmente inteligentes,
no permitiríamos al chapucero de turno añadir más “cinta americana” a la
tubería que hace aguas por todos lados, sino que sustituiríamos directamente la
vieja tubería inservible por otra nueva, cuyas características garantizaran una
perdurabilidad y estabilidad que ningún apaño podría conseguir.
Por tanto, exijamos a todos los partidos políticos
que se dejen de Oficinas contra la corrupción, de apaños y remiendos inútiles, de
izquierdas y derechas, de monsergas y enredos, de separatismos y odios, y que
dejen a la nación española dar el gran paso que necesita mediante ese previo periodo
pacífico de plena libertad política.
Completamente de acuerdo, en especiel en: "... si fuéramos realmente inteligentes, no permitiríamos al chapucero de turno añadir más “cinta americana” a la tubería que hace aguas por todos lados, sino que sustituiríamos directamente la vieja tubería inservible por otra nueva, cuyas características garantizaran una perdurabilidad y estabilidad que ningún apaño podría conseguir." Mucho ánimo Luis Escribano, y a seguir en la lucha diaria contra esta lacra...
ResponderEliminarAunque seamos inteligentes, quién para al chapucero de turno? Quien puede exigirle el cambio de tubería?
EliminarY quién es el que se encarga de hacer esa reforma política. Esa es la impotencia con que nos chocamos los ciudadanos:los que están instalados, no.
ResponderEliminarPodemos esperar que ese cambio se dé sin violencia? Hasta ahora, suele ser fruto de una revolución. Quitar a los que se enriquecen a costa del pueblo. Quitarles el chiringuito que les da la supremacía. Y establecer un sistema que vigile los abusos. No va a ser posible sin alguien que lidere esa empresa.
Y no nos fiamos de ningún partido político. Y si es el único modo de conseguirlo, a través de un partido, esto no tiene salida. Pinta que va a haber violencia.Que aprovecharán los espabilados que surjan de ella...
Cómo puede meter en cintura el ciudadano a una clase política corrupta, que se ha encargado de quitarle los mecanismos de control al sistema?
Otra alternativa al actual sistema
ResponderEliminarhttps://www.academia.edu/38874290/El_mercado_de_la_democracia._Contrato_entre_sociedad_y_políticos