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viernes, 26 de abril de 2019

Heredar el régimen


Artículo de Antonio Barreda


Que nada cambie, es el lema del gobierno de Moreno Bonilla. La escolástica, que tuvo gran influencia en la edad media europea, cuyo máximo exponente fue Santo Tomás de Aquino, definía el movimiento siguiendo a Aristóteles, como el paso de la potencia al acto. Este gobierno, siguiendo las enseñanzas medievales de la escolástica, se ha quedado solo en el paso de la potencia, en poder ser. En una pieza política inamovible con una intención clara: heredar el régimen clientelar andaluz construido durante 36 largos años.

Está cada vez más claro que hemos vuelto al viejo sistema político de la Restauración, que tenía a Cánovas del Castillo en uno de sus principales ideólogos. Este era partidario de mantener a los Borbones y el viejo sistema liberal antidemocrático basado en el sufragio censitario. Defendía la idea moderada de la soberanía compartida de Rey y Cortes, en un punto intermedio entre el Antiguo Régimen y monarquía democrática de 1869. Luego se instauró  un acuerdo entre los dos principales partidos, el Conservador y el Liberal, para turnarse estos dos partidos en el poder. Y lo hacían mediante la manipulación del proceso electoral que convertían en un auténtico fraude instaurando un sistema liberal sin democracia.

Desde el régimen del 78 disfrutamos de una democracia plena que instaura el bipartidismo entre la AP de Manuel Fraga, hoy PP, en manos de Casado y el PSOE de Felipe González, hoy en manos de Pedro Sánchez. La alternancia de estos partidos viene siendo una estrategia de diseño con el que los españoles aceptamos el cambio del régimen de Franco y los pactos de la Moncloa para acabar con la inmensa crisis económica que asolaba España. “O los demócratas acaban con la crisis económica o la crisis acaba con la democracia”, afirmó el entonces ministro de la UCD Fuentes Quintana.

Poco a poco hemos sabido que la llegada a la democracia a España fue impulsada especialmente por los Estados Unidos de América y la entonces Europa democrática. Había un plan para anestesiar el poder del PCE de Carrillo tras la clandestinidad, y ese plan pasaba por instalar a Felipe González en el poder por las urnas. La autodestrucción de la UCD – que se convirtió en una especie de Balsa de la Medusa tras la marcha de Suárez– impulsó la llegada del PSOE en la gran victoria electoral de 1982, con poco más de 10 millones de votos y 202 diputados. La presión internacional y la prensa española dejó que aquel PCE obtuviera tan solo 865.272 votos que se  tradujo en 4 diputados en las cortes. El heredero de la UCD surgió de su propio cadáver con una Alianza Popular de Fraga en coalición con los democristianos del Partido Demócrata Popular de Óscar Alzaga, que luego se integrarían todos bajo las siglas de Partido Popular.

Desde la refundación de aquella Alianza popular y la creación del Partido Popular, tras la marcha de Fraga y la llegada de Aznar en 1990, con Fraga rompiendo la famosa carta de la supuesta dimisión de Aznar al grito de que “aquí no hay tutelas ni tutías, se iba pergeñando la alternancia en el poder. La corrupción y el poder de la prensa acabaron con el gobierno de González y puso a Aznar en el poder. Desde entonces la sombra del bipartidismo ha sobrevolado la democracia española como un buitre ronda la carroña.

La llegada de Pablo Iglesias con su partido Podemos y de aquel UPyD de Rosa Díez primero, y luego sustituido por el Ciudadanos de Rivera después, parecía que iba a acabar con el bipartidismo diseñado para asentar la democracia española. La llegada del VOX de Abascal venía a romper por la derecha al PP de Casado. Pero estos partidos eran más de lo mismo. Crecen en las urnas, obtienen más diputados y representación, pero tan solo fragmentan el voto entre izquierda y derecha, porque al final no cambian el escenario político. O gobierna PSOE o gobierna PP.

Es lo que hemos visto en Andalucía. Ciudadanos se ha convertido en el partido bisagra. Primero se entregó al PSOE en cuerpo y alma con sus 9 diputados. Cortocircuitó el trabajo de la oposición todo lo que pudo, mientras que se reunía en secreto con el PP y a la vez públicamente los despreciaba. Algo parecido a lo que hace ahora con VOX. Les niegan en público y pastelean en privado. La antipolítica llega con este partido que viene a ocupar el espacio de una derecha alobada en Andalucía.

En Andalucía la estrategia está clara desde la toma de posesión del nuevo gobierno andaluz. No tocar nada, que nada cambie. La administración andaluza está haciendo un enorme ejercicio de gatopardismo, hacer como que cambiamos todo para que nada cambie. El que mejor definió esta medida es el periodista francés Jean-Baptiste Alphonse Karr en su famosa cita “cuanto más cambia algo, más se parece a lo mismo". En Andalucía ha cambiado el gobierno, pero en la práctica no ha cambiado nada.

Mantienen toda la estructura clientelar del régimen andaluz tejida con dinero público durante 36 largos años. Inclusive apuntalan a la administración paralela. En la oposición incluso llevaron un recurso al Constitucional contra la Ley del Enchufismo, pero pronto se arrepintieron. En el Parlamento hicieron como nadie el papel de Torquemada contra la administración paralela, desde sus púlpitos parlamentarios elevaban la voz y gritaban con una botella de gasolina en una mano y una antorcha en la otra. Hasta llegaron a listar los enchufados en la misma. Y hasta se hicieron fotos delante el templo del mal donde se usaron las tarjetas Black de la Faffe.

Pero resultó que todo era mentira. Todo era una obra de teatro diseñada desde el PP regional. En cuanto llegaron al poder les entró amnesia. Nada sabían ni querían saber de la paralela. Vieron que no debían tocar nada de la Junta de Andalucía. Los funcionarios y laborales son volubles, advirtieron. Y vieron que muchos los recibían con la chaqueta azul o naranja puesta. Los antiguos colaboracionistas se ofrecían a los nuevos gobernantes. Y pensaron. Si funciona para qué lo tocas. Si esto era una máquina electoral con el Boja como su biblia. Y lo primero que hicieron es darle a la Consejería de Marín la potestad de la paralela mientras ellos, mucho más listos, se quedaban con la Función Pública de la Junta de Andalucía.

Los planes los tienen claros. El filosocialista consejero de Economía andaluz ya dejó claro que a la Agencia Idea ni tocarla. El epicentro de los mayores escándalos de la democracia española y europea se salvaba. Incluso alababa a los trabajadores definiéndolos como funcionarios de la Junta de Andalucía. Los que nos indica que por aquí deben ir los tiros. Por integrar a la Agencia Idea en la propia estructura de la Junta de Andalucía. Una clara y manifiesta intención. Y la filopopular consejera de empleo quería dar contenido a los trabajadores de la Faffe en la orientación a los parados. Y en una vuelta de tuerca más la propia consejería indicó hace unos días que estaba pensando en un proceso de estabilización de este personal de la Faffe ya que muchos de ellos están ejerciendo potestades de funcionarios de la Junta. O sea, funcionarizarlos a todos, de una tacada.

Incluso, en un ejercicio de cinismo político infinito, recuperaron a muchos de los antiguos asesores del PSOE en la Junta de Andalucía. Y los recolocaron en sus antiguos puestos de trabajo. A la vez que llenaban de los ninis del partido los cargos y puestos eventuales que quedaban libres. A los que no les importan nada los problemas de los andaluces. Y a las pruebas me remito. Vienen solo a por las jugosas nóminas de los niveles 28 y 30. Inertes para su contrato.

Y sus mayores aun peor. No tienen proyecto político. Ni líneas maestras. Lo primero es legislar para los más ricos, en herencia y en IRPF. El lema de quien más gana más paga se queda para los eslóganes de las barras de los bares. La clase media andaluza va a ser la gran sufridora del nuevo régimen. Sobre todos los mileuristas y seiscientos euristas que van a sufrir en sus carnes el exprimidor de Moreno Bonilla. Estos son los que van a sufrir de verdad en sus carnes las políticas neoliberales que desmantelarán los servicios públicos en Andalucía. Eso sí, siguiendo la estrategia de Aznar de la lluvia fina. Poco a poco, imperceptible a los ojos del ciudadano. Este será el verdadero cambio. Que ellos han venido a heredar el régimen.




4 comentarios:

  1. Muchas gracias. Muy esclarecedor a la vez que cabreante.

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  2. Y la integración de las agencias públicas sanitarias, estaturizando al personal, con el beneplácito de los sindicatos, aberrante, donde queda la capacidad, el merito y la igualdad? Los trabajadores del SA estamos indignad@s, el colectivo de auxiliares administrativos, mas de 5000, indignados, con la incorporación inminente de los administrativos ( no Aux, por una reconversión callada y orquestada de los sindicatos mayoritarios) y estaturización sin pasar por una Ope. Vergonzoso.

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  3. Que jarta de cosas malas.Con lo bien que estábamos con los rateros del PSOE.

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