Artículo de Antonio Barreda
El próximo 16 de marzo la Asociación Justicia por la
Sanidad celebrará su segunda asamblea anual. Muchos socios que van a acudir
recibirán de primera mano información sobre los acontecimientos que han ocurrido
durante el último año. La Asociación cada vez es más fuerte y tiene más fuerza,
como también más socios. Mantiene una robustez inquebrantable gracias a estos últimos.
Sin ellos esta aventura sería imposible.
Ellos son el corazón de todo este proyecto.
Han pasado cosas desde la anterior asamblea. La primera todos
los procesos judiciales que han abierto contra su presidente, Jesús Candel, por
su activismo social en redes y por sus videos donde denunciaba la situación de
la sanidad en Andalucía. Una campaña contra él basada en supuestos insultos que
han tenido eco en el mundo judicial. El estamento político lo consideró, desde
el primer minuto, como el “enemigo del pueblo” que deber ser silenciado y
derrotado.
El segundo frente que le abrieron fue los expedientes
abiertos en el Servicio Andaluz de Salud por los videos que grababa en el
hospital, en un intento, a nuestro juicio, de coartar su libertad de expresión
puesto que estaba denunciando en los mismos la situación de la sanidad en Andalucía
y los problemas que la fusión hospitalaria traía a la población de Granada.
El tercer frente que le abrieron fue en el Colegio de Médicos
de Granada donde se le abrieron expedientes que siguen un exagerado lentísimo
curso, uno de ellos está ya en fase de recurso en los juzgados de lo
contencioso-administrativo. Unos expedientes que intentan convertir al colegio
de médicos en una especie de tribunal de honor, expresamente prohibidos por la
constitución española.
Pero eso no detuvo ni a la Asociación ni a su presidente.
El pasado 10 de junio se celebró una de las mayores manifestaciones de los últimos
años en Sevilla, en defensa de la sanidad pública, que empezó a crear
conciencia entre los andaluces de que no solo estaba ya en juego la sanidad pública
en Andalucía, sino que estaba en juego ahora el propio gobierno de la Junta de
Andalucía de la que Susana Díaz era la presidenta.
A finales del mes de octubre la Asociación convocó,
mediante rueda de prensa, una manifestación para el pasado 1 de diciembre, bajo
el lema contra la corrupción sanitaria, política y judicial, y que sería, en palabras
de su presidente, “un día para reflexionar y despertar conciencias”. Una
manifestación que se pretendía hacer en la jornada de reflexión electoral, pero
sin entrar en ella, es decir, sin pedir ni influenciar en el voto. Tan solo sería
un paseo pacífico por las calles de Sevilla sin lemas ni pancartas. Manifestación
que fue prohibida por la Delegación del Gobierno en Andalucía. Decisión que fue
recurrida.
Luego vino un cambio de gobierno en la Junta de Andalucía.
El PSOE de Andalucía cayó en las urnas, a pesar de ser el partido más votado,
mandando a Susana Díaz a la bancada de la oposición. La movilización de la
calle en Andalucía llevaba muerta, sindical y políticamente, muchos años, y a
esta movilización respondía Susana Díaz con el desprecio más absoluto y
ejerciendo todo el poder que podía ejercer contra ella, soltando a los medios
adictos al régimen contra ellos, en especial contra Spiriman.
La lucha emprendida por Jesús Candel y la Asociacción
Justicia por la Sanidad contra las políticas sanitarias de la Junta de Andalucía
presidida por Susana Díaz le ha hizo perder nada menos que ¡14 diputados! Es
innegable, a estas alturas, que las manifestaciones y movilizaciones promovidas
por Spiriman, que han movilizado a cientos de miles de ciudadanos en la calle y
en las redes, han tenido un coste político brutal para el PSOE de Susana Díaz.
Algo que aun no han digerido desde el Partido Socialista que está en estado de schock
en el parlamento y en la calle.
Luego vendría la última gran manifestación convocada por
Justicia por la Sanidad el pasado 20 de enero en Sevilla. Donde se protestaba contra
la corrupción sanitaria, política y judicial en Andalucía. Una manifestación
que se convirtió en una demanda al nuevo gobierno andaluz sobre la corrupción
que atañe a la sociedad andaluza. Un gobierno regional que prometió auditorías
de infarto y regeneración y transparencia democrática, pero que de momento todo
son palabras y más palabras.
Ahora con el nuevo gobierno en la Junta de Andalucía parece
que poco o nada cambia. Ahora vendrán con el cuento de la herencia recibida
para seguir metiendo las tijeras a todo el sistema sanitario público. Parece
que la política sanitaria de las nuevas autoridades es la lamentación, pero aun
no hay una sola propuesta seria sobre la mesa, y todo porque el resultado de
las elecciones no esperaba nadie que cambiara el gobierno en Andalucía, y se
dedicaron a sacar pecho como aquello de los 600.000 puestos de trabajo que
prometió Moreno Bonilla.
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