lunes, 11 de marzo de 2019

Desmontando la gran mentira de los 600.000 puestos de trabajo que prometió el PP en Andalucía


Artículo de Antonio Barreda



Hace poco más de un año llamadme Juanma prometía 600.000 puestos de trabajo. En este blog escribíamos un artículo sobre ello, desmontando esa promesa como una enorme quimera. Parece que a estas alturas los andaluces se creen todo lo que les cuentan desde los partidos políticos. Desde la promesa ha cambiado el gobierno regional y hemos conocido los programas electorales.

Para llamadme Juanma en su programa electoral pasado indicaba seis pilares para conseguir los 600.000 puestos de trabajo. Una reforma fiscal, una digitalización de Andalucía, una alianza con empresarios, autónomos y economía social, planes de impulso económico a la agricultura, al turismo y a la cultura, formación y competitividad. Un programa que adolece que datos y de presupuesto para llevarlo a cabo, es decir, que todo es un brindis al sol. Una mentira más contada para llegar al poder a costa de cualquier precio. Hace unos días nos indicaban desde el gobierno regional que si la economía iba bien se podrían crear esos 600.000 puestos de trabajo.

Inversión e infraestructuras.

Parece que este gobierno no lee las previsiones económicas y que vive en una autarquía permanente. Formamos parte de la globalización y de las famosas serpientes económicas internacionales. Desde Keynes conviene recordarle a llamadme Juanma que las premisas básicas para crear empleo son inversión e infraestructuras, y no las utopías absurdas escritas de su programa electoral.

El año 2019 sería de elecciones autonómicas y municipales, nadie preveía la moción de censura ni la llegada de Sánchez a la Moncloa, además al no aprobarse los presupuestos presentados por el PSOE en el Congreso de los Diputados. El presidente Pedro Sánchez optó por disolver las cortes generales y convocar elecciones para el próximo 28 de abril.

Dado que los únicos que se aprobaron fueron los de Rajoy que son los que se han usado, en ellos subía la inversión en 15 de las autonomías, sin duda por las elecciones autonómicas y municipales. Especialmente en Cantabria (un 36%), en el País Vasco (32%), Andalucía (27,7%), Extremadura (27,23%), Murcia (24,96%), Madrid (24,06%), Aragón (17,96%) y Cataluña (17,39%) y sólo baja en Navarra y La Rioja, donde caen un 29,88% y un 16,30%, respectivamente. Las que menos se incrementan son Castilla y León, que lo hará un 0,53%, y Galicia, con una subida del 1,31% en comparación al 2018.

Si observamos el año 2017, según los datos de la Secretaría General de Economía, el gasto en inversión regionalizable del Gobierno de Rajoy en Andalucía en 2017 fue de 1.157 millones de euros, un 36,6% inferior a la consignada en los PGE de 2016 y la más baja desde 2001. Además, hay que señalar que desde el año 2000 la inversión regionalizable en porcentaje de PIB en Andalucía nunca ha estado tan baja. Si entonces, con el Gobierno de Aznar, era del 1,1%, para el pasado ejercicio de 2017 se situó en el 0,7%. La falta de inversiones estatales en Andalucía en los últimos años ha dejado sin crear unos 35.000 puestos de trabajo.

Previsiones económicas de Europa y España.

Hace unos días la OCDE ya ha advertido que el crecimiento para la eurozona se prevé tan solo de 1%. Empieza a haber una desaceleración de la economía española, y eso a pesar de que desde el FMI se anticipaba un crecimiento para este año del 2,2% para España frente al 0,6% de Italia, el 1,3% de Alemania y el 1,5% de Francia.

En Banco de España, el pasado diciembre, en sus proyecciones macroeconómicas de la economía española 2018-2021 rebajaba al 2,5% su previsión de crecimiento para ese año y mantiene en el 2,2% la de 2019 y la baja hasta el 1,9% 2020. Además, estima un déficit público del 2,7% en ese año y del 2,4% en 2019.

Previsiones económicas para Andalucía.

En el caso andaluz las previsiones varían poco. Para FUNCAS en su último informe ya advertía que la economía andaluza estaba desacelerándose y situaba su crecimiento en 2019 en el 2,1%, por debajo de la española. La tasa de paro media anual descendería el 21,2% en 2019, lo que es aun inasumible para cualquier gobierno.

Para Analistas Económicos de Andalucía en su último informe ya indicaba que el crecimiento se moderaría en 2019, hasta el 2,3%, tasa similar a la prevista para la economía española. La demanda interna continuará mostrando un significativo crecimiento, aunque algo más moderado que en 2018, aumentando el consumo de los hogares y de las Administraciones Públicas un 2,2% y 1,8%, respectivamente, mientras la inversión crecería un 3,8%. En cuanto a la oferta, también podría producirse una aportación positiva de todos los sectores, destacando los crecimientos en la construcción y los servicios (3,6% y 2,3%, respectivamente). En cuanto al mercado de trabajo, En 2019, la tasa de paro podría disminuir hasta el 21,4% en el promedio del año (13,7% en España), tras registrarse un crecimiento del empleo del 2,2%, en un contexto en el que la población activa se mantendría prácticamente estable.

Para el BBVA en su Situación Andalucía primer semestre de 2019, indicaba que el crecimiento del PIB se podría moderar hasta el 2,3% en 2019, y hasta el 1,9% en 2020, Entre el final de 2018 y el de 2020 se espera que se puedan crear unos 140 mil puestos de trabajo, menos de la mitad de puestos de trabajo de los que prometió Moreno Bonilla y su gobierno, ya que harían falta crear una media de 150.000 puestos de trabajo anuales para ello.

El banco advierte que la alta tasa de paro en Andalucía, la elevada proporción de jóvenes que ni estudian ni trabajan y la elevada temporalidad implican que la recuperación puede ser desigual y no inclusiva. Por tanto, se deben impulsar medidas que reduzcan la vulnerabilidad de la economía española y de la regional, ante los desafíos vigentes.

Además, es muy interesante en este documento el análisis de la evolución de la renta de España y Andalucía entre 1955 y 2016. La renta per cápita de Andalucía se ha situado históricamente entre los niveles más bajos de las CCAA. Además, no se observa hasta la fecha ninguna señal de que se esté produciendo una convergencia hacia la media nacional, algo que ha venido sucediendo en buena parte del periodo estudiado.

El Observatorio Económico de Andalucía en su último informe indicaba que el crecimiento interanual del indicador Sintético de Actividad de Andalucía (IOEA) para el cuarto trimestre de 2018 ha sido del 2,2%, dos décimas inferior a la estimación ofrecida para el tercer trimestre e igualmente dos décimas menos que la estimada para España (2,4%). Teniendo en consideración esta reciente evolución el crecimiento del PIB de Andalucía en el conjunto del año 2018 se elevó al 2,4%, una décima inferior al de la economía española (2,5%).

Las previsiones para 2019 la sitúan un crecimiento esperado para el primer trimestre de 2019 que estaría en el intervalo del 0,4 y 0,5% interanual. Prevén que la desaceleración continúe en el año 2019 pero manteniendo la previsión de crecimiento del anterior informe en un 2,0% del PIB, muy cercano al de España y superior al de la zona euro, lo que permitirá́ seguir aumentando el nivel de empleo, aunque con menor intensidad que en 2018.

Para el Panel de Expertos del Observatorio Económico de Andalucía la tendencia de la economía andaluza seguirá́ siendo semejante a las del anterior informe trimestral, aunque acentuándose algo más el proceso de desaceleración: por el lado de la demanda el consumo privado seguirá siendo el principal soporte del crecimiento y también podrá continuar con un crecimiento diferencial la inversión inmobiliaria, mientras que la aportación de la inversión productiva y la pública al crecimiento se moderará, así como la de las exportaciones.

Una dinámica de desaceleración semejante al del conjunto de España, que los cambios en las políticas que se esperan del nuevo gobierno de la Junta de Andalucía no podrá modificar de forma sustantiva dadas, por una parte, las tendencias desaceleradoras del entorno europeo y español, por otra parte, por el esperable ajuste presupuestario y, por otra, porque los cambios en las políticas de oferta exigen periodos más amplios que un año para que sus efectos en la mejora de la capacidad competitiva de la región aumenten el crecimiento potencial.




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