Artículo de Rafa. G. García de Cosío
El domingo pasado sucedió algo llamativo en los dos principales
diarios españoles. El País titulaba un artículo de Pablo Ordaz ' ("Por qué en Andalucía gana siempre el PSOE?''),
mientras que El Mundo publicaba otro de parecido titular, (''Por qué siempre gobierna el PSOE en Andalucía?'').
Aunque ganar y gobernar no es lo mismo, y en este sentido El Mundo es mucho más
exacto que El País teniendo en cuenta los resultados de las andaluzas de 2012,
ambos textos parecen haber sido publicados de manera pactada y programada. Bien
es cierto que el contenido sí difiere bastante, ya que mientras El País sacaba
extractos de las explicaciones de tres de sus presidentes, en El Mundo Carlos
Mármol se ceñía de manera magistral a datos meramente estadísticos y un
análisis puramente periodístico, epíteto éste algo desfasado en la defenestrada
prensa española y no digamos ya la adormecida, cuando no amenazada, prensa
andaluza.
Al análisis de Cárlos Mármol le faltó, acaso, un toque
comparativo, la clave para entender el transfondo y evolución de cualquier
región del mundo. En mi primer artículo en El Demócrata Liberal de hace ya casi
cuatro años, ''PERdónenme ustedes: breve noticia sobre la Andalucía alemana'',
tuve el gusto de presentarles la realidad de la región en la que vivo,
Baden-Württenberg, una zona que, con orografía y clima muy parecidos a los que
hay en Andalucía, se alza hoy como región más próspera de Alemania y
probablemente de Europa. Pueden consultar dicho artículo aquí: "PERdónenme" ustedes. Breve noticia sobre la Andalucía alemana.
Me gustaría aportar, pues, una razón más de no sólo por qué el
PSOE ha logrado hacerse con el Poder todas estas décadas, sino también de cómo
pudo perderlo la CDU en la región que gobernó desde 1950 a 2011, cuando contaba
con los indicadores que la situaban ya como líder indudable de las regiones
europeas.
Cuando la CDU abandonó el Poder en 2011, el desempleo de
Baden-Wüttemberg era del 4%. Es cierto que en aquel año, los ecologistas se
pusieron de moda, más aún con la catástrofe del reactor nuclear de Fukushima.
Pero achacar el fracaso a esta moda verde sería subestimar los grandes errores
del entonces presidente regional Stefan Mappus y la paciencia de sus votantes.
Mappus, el último de los reyes conservadores de este próspero Bundesland,
gobernó tan solo dos años (de 2010
a 2011), pero acumuló tal cantidad de errores
-imperdonables en una región con altas expectativas- que muchos no se lo
acabaron perdonando. Su última y definitiva tropelía fue la compra
(estatalización) multimillonaria del 45% de EDF en la empresa energética
estatal EBW. El coste ascendió a casi 5.000 millones de euros. No pocos
creyeron que el pacto, firmado semanas antes de Navidad de 2010, fue un regalo
magnífico a la empresa francesa.
Cómo es posible, observando el caso alemán, que el PSOE siga
gobernando en Andalucía cuando no han sido 5.000 millones (qué suerte
tendríamos!), sino más de 70.000 millones de fondos europeos los que han sido
tirados por la borda en drogas, puticlubs y vacas asadas sin lograr bajar el
desempleo de la franja del 25%? La respuesta da para una tesis doctoral, pero
algo parece lógico: a más prosperidad, más celo por conservar lo que se tiene.
A más pobreza y dependencia, más necesidad de dependencia. De ahí el eslogan
del PSOE para estas elecciones de 2018: Con Susana, + Andalucía.
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