Artículo de Antonio Nadal
INTRODUCCIÓN
Una cada vez más
detenida investigación sobre el Golpe de Estado dado el 18 de Julio contra la
República española, nos conduce a aquello que los mismos actores habían
reiterado y que cierta historiografía había, conscientemente, mal interpretado:
que la acción de los rebeldes era cosa de ellos mismos, los militares:
“La
reconstrucción de España sobre nuevas bases “hemos de iniciarla exclusivamente
los militares, nos corresponde por derecho propio, porque ese es el anhelo
nacional, porque tenemos un concepto exacto de nuestro país”(I).
Dos, entre
otros, son los elementos que habrían de definirse, al menos en la coyuntura más
próxima y por tanto más objetiva para demostrar tal aseveración, A) El origen
inmediato del golpe militar en cierto “modelo” de Estado, B)
Qué entendemos por “trama civil” y su concreción histórica. Preguntas y
posibles respuestas imbricadas en la evolución del Régimen Republicano
(1931-1936).
Vilar cuando se
interroga sobre qué es “un pronunciamiento” en la Hª de España, lo que le
interesa de este: “…es el hábito mental, la exceptación, el anhelo espontáneos,
que impulsan a los militares a intervenir políticamente y a ciertos civiles a
esperar su intervención”. Analiza, Vilar, la convicción de la “misión
política”, el “deber de intervenir”, por parte del ejército, en 1936, en un
tipo de pronunciamiento que “ha tenido lugar después de una politización de
masas que no había tenido jamás equivalente ni en 1868” .
Nos hallamos, pues,
con situaciones objetivas y subjetivas específicas: el anhelo social, el
intervencionismo militar y al mismo tiempo con el ascenso, sin precedentes, de
las masas a “la política”.
Ello -que aun
citando a Vilar- es una idea común entre ya una larga serie de historiadores no
ligados al régimen anterior, nos va a permitir establecer una hipótesis de
trabajos sobre el cual girará nuestro análisis: la existencia, aquí la certera
frase de Vilar, de una primera cualitativa y cuantitativamente “trama civil”, que
denominaríamos Bloque Social de Apoyo no operativo (al menos inmediatamente),
pero en el que se fundamenta socialmente el ejército.
Centenares de
testimonios existen sobre el deseo, anhelo, de una intervención militar durante
todo el periodo republicano. Trama, que se convirtió en feroz donde triunfó el
alzamiento, que fue violentamente represaliada en los lugares leales a la
República y que pudo llegar a colaborar, con limitaciones, como
“quintacolumnistas” del franquismo.
Esta “trama”
debe distinguirse, de un núcleo civil más reducido y definido políticamente,
que llamaremos “Trama Civil Operativa” y que tanto en las “Directivas” de Mola
como en el mecanismo golpista se van a significar de forma distinta y directa.
Volvamos a la
primera. En el debate y preparación del alzamiento dicho grupo, aunque
sociológicamente es más amplio, puede identificarse políticamente con los
partidos de la derecha “clásica”: Bloque Nacional, CEDA, en personajes como
Calvo Sotelo o Gil Robles. Dichos políticos, no se mostraban de acuerdo, en
fechas cruciales, ni en las bases del nuevo régimen ni en el papel de las
fuerzas armadas, aunque a todos ellos, y como muestra más de su importancia,
“les unía un común denominador: la afirmación de la necesidad de la fuerza
militar, o más cabalmente, la fuerza del ejército en la reacción contra la
Segunda República.
¿Pero servía
esta derecha a los militares golpistas en 1936?, ¿Por qué son rechazados de los
planes más decisivos?, ¿Qué impulsaba a este sector del ejército a actuar, por
sí mismos, en tan vasta operación? Varios son los argumentos que pudieran
utilizarse como respuesta. Ante todo, ser conscientes de la necesidad absoluta
que la derecha tiene de ellos, los militares. Por otra parte, y ello afecta más
directamente a nuestro trabajo y entiendo más trascendente la desconfianza
“historia” del ejército a la capacidad de reacción y entrega de esta “derecha”.
El ejemplo significativo y que debe tomarse como punto de referencia
indiscutible son las “MEMORIAS” de Mola, quien desde el privilegiado punto de
observación de la realidad española, la DGS, describe con irritación la
incapacidad de aquellos políticos para frenar “la revolución”, que conduce a la
República. Sus “Memorias” están llenas de alusiones irónicas y duras:
“El Conde de
Romanones, el Marqués de Alhucemas, Alba y Villanueva, se reunieron en Hendaya
para sentar el criterio de que las elecciones municipales debían preceder a los
diputados a Cortes, criterio que hicieron prevalecer los dos primeros al
constituirse el Gabinete Aznar, y ¡así salió ello!… si me fuera permitido
lanzaría la iniciativa de que la república rindiese un homenaje de gratitud a
estos dos ilustres políticos españoles que tanto contribuyeron a su
advenimiento. Lo digo sin ironía”.
No era, en
consecuencia, posible confiar de nuevo en esta caduca “clase política”, en
momentos en que el imperativo era militar, la decisión definitiva y las
consecuencias lindaban entre la vida y la muerte. Creo pues, que la experiencia
de Mola en una coyuntura determinante de la Historia próxima de España, pudo
ser el elemento clave en la actitud de mantener a estos sectores, lejos de los
acontecimientos definitivos.
Pero en 1936, el
ofrecimiento de nuevas fuerzas políticas, que desde 1933 venían dando pruebas
fehacientes de su carácter “paramilitar: FE, carlistas…, exigían un
planteamiento táctico en que estos sirvieran de cobertura y apoyo a los
ejércitos. La participación civil fue desigual, pero “la trama civil
operativa”, sirvió positivamente en regiones del Norte, fue escasa en los
grandes núcleos urbanos e irregular, aunque implacable en zonas rurales, donde
triunfó “el movimiento”, pequeños pueblos, solos o con la Guardia Civil
sublevada. Con todo no se puede magnificar su intervención: “A pesar de su
importancia creciente en los meses que siguieron a las elecciones y en la
marcha de la guerra civil, la falange no puede ser considerada como una factor
determinante. La oligarquía, los tradicionalistas, los monárquicos, los
conservadores esperaban del ejército la salvación”.
La Cronología
histórica de las Tramas Civiles
El caso de
Málaga concuerda con dos de las tesis sostenidas por varios historiadores: A)
“El Advenimiento de la República, se consideraba, en realidad, como un hecho
revolucionario, y en sus precedentes, al menos, insurreccional”, dicho
insurreccionalismo tendría precedentes en la década anterior; B) “por lo que su
presencia da a los orígenes de la Guerra Civil una perspectiva histórica mucho
más inteligible”.
Hemos, en
consecuencia, de ubicar los orígenes de las tramas civiles en “el anhelo”, “la
expectativa”, que el advenimiento de la Revolución Española provocó. Desde las
masas populares, detonante de la revolución, el punto de partida es lo que
llamamos la ruptura del Estado de la Restauración. Para la derecha, la
República y el estudio de las Elecciones Municipales lo confirma, fue el
triunfo de “el caos”, “el comunismo”, “la anarquía”. El restablecimiento de las
estructuras sociales anteriores a la República, permaneció inalterable en los
“momentáneamente perdedores”, como si el nuevo régimen fuese una etapa
transitoria, debiéndose encontrar los métodos más rápidos para cerrarla. Pero,
paralelamente la defensa de las expectativas y esperanzas despertadas por el
periodo republicano estaban profundamente arraigadas. La revolución y
contrarrevolución velaban sus armas.
La República
en Málaga. Las “tramas” en marcha.
1930 asiste a
una fulgurante reactivación del movimiento obrero. Dos grandes huelgas
“políticas” (generales) se producen en esta coyuntura previa a la proclamación
de la República. La tensión entre patronos y obreros, acumulada en casi un
siglo, es un preludio de la que libertar republicana no hará sino sacar a la
luz y la guerra acelerar. Prueba de ello es que los dirigentes patronales, Pettersen
y Vázquez, a quienes se achacan las posiciones más duras durante el conflicto,
serán asesinados” en el período Julio-Febrero.
¿Qué tipo de
burguesía sostiene la oposición durante estos seis años?: con la excepción de
la antes “todopoderosa” Casa Larios, hoy venida a menos, convertido, el
Marqués, en el prototipo de “cacique urbano”, la mayor parte de comercios e
industrias, como hemos señalado, son de base agroalimentaria, teniendo en
cuenta que otras empresas, como las químicas, tienen su sede fuera de Málaga.
Mercedes
Fórmica, buena conocedora del ambiente “Caleta-Limonar”, los califica así:
“Más que duros
propietarios, eran indiferentes señores pobres. Había en ellos más
inconsciencia que maldad, más pereza que egoísmo. Gentes que no sabiendo defender
lo suyo se aferraban a un fácil paraíso que les cerraba los ojos y le impedía
ver”.
Clasificación
que si bien no responde a ningún criterio o rigor sociológico nos ofrece la
imagen de una burguesía en decadencia, muy característica de un sistema económico
inestable, con más “orgullo” que dinero. Dicha burguesía, sin embargo, había
adquirido durante un siglo, una definida y sólida “conciencia de clase”,
acrecentada por un escaso número de “familias”, que unidas matrimonialmente
entre ellas, forman un entramado amplio aunque limitado en realidad y con un
sistema de ideas-actitudes muy cohesionado.
Las elecciones
municipales de Abril de 1931, van a poner fin a la hegemonía de estos grupos,
que van a ser “arrinconados” en sus barrios residenciales, tras una dura
confrontación. La estrepitosa derrota ilumina una situación que la derecha no
podía creer tras largas etapas de dominio político. La relación de votos
emitidos es elocuente:
• Conjunción Republicano-Socialista: 75%.
• Coalición Monárquica: 18,6%.
Una breve
recopilación documental ayudará a comprender los posicionamientos de la
derecha. Las elecciones las afrontan a través de incesantes llamadas: “la
desmembración de la patria”, “la lucha contra el catolicismo”, “la instauración
del comunismo”, de “el paraíso soviético”. La República sería “el terror”, “la
negación del ejército”, “el separatismo “… De uno de los cuatro periódicos
conservadores, “El Diario de Málaga” hemos extraído algunos textos, meramente
indicativos de la multitud de editoriales, programas electorales de la
Coalición Monárquica.
Los monárquicos
dicen extraer de “El Socialista”: “Luchamos por la República, que es para
nosotros un escalón. En cuanto la haya, iremos al comunismo”. El nuevo régimen
sería, también, fruto de una conspiración: “una España desgobernada, sumida en
la anarquía no les conviene ni a los rífenos y que la ola roja imperaría lo
hemos podido apreciar por los hechos acaecidos y los documentos hallados”. El
catolicismo entra en liza, para la Acción Católica: “Cooperar con la propia
conducta o con la propia abstención… se reduciría casi a traición para con la
religión y con la patria”.
De los
candidatos presentados por la Coalición Monárquica, en torno al 60%, aparecen
muertos ellos o familiares directos en la represión republicana (Julio a
Febrero”, de 1936-37).
De mayor
gravedad, de extrema tensión, serán los sucesos de Mayo de 1931, con la quema
de Iglesias y Conventos. La proclamación de la República había desatado una
aguda excitación social. Actos simbólicos en unos casos de destrucción en
otros, se sucedieron. El rótulo de la Calle del marqués de Larios fue
arrancada, su estatua, que presidía el centro de Málaga es arrojada al mar,
incidentes frente a la casa del Ex-ministro Estrada, cambios de otros nombres
de calles. De más trascendencia fue la solicitud del concejal comunista, Andrés
Rodríguez, al Ayuntamiento que se pidiera al Gobierno la expulsión de España de
las Órdenes Religiosas, lo que fue aprobado con el voto favorable de todos los
grupos republicanos. La reacción fue inmediata, la minoría monárquica se retiró
de la corporación ante el ataque a “la religión” y a la Guardia Civil.
La formidable
movilización popular, en verdad, no solo llenaba de espanto a la derecha, sino
que hacía temer un desbordamiento social, entre 50 y 60.000 personas asistieron
este año a la manifestación del 1º de Mayo, mientras la CNT convocaba 20.000…
Los
acontecimientos se precipitaron y el 11 y 12 de Mayo, las Iglesias y Conventos
de Málaga ardía al igual que el periódico “La Unión Mercantil” y algún almacén.
Sucesos gravísimos que abrieron, aún más, la sima de las diferencias. F. Lluch,
F. Valls reconoce que tras los citados hechos, diversas personas, ya pensaron
en la necesidad de “autoorganizarse” para hacer frente a estos “desmanes”.
Las elecciones
de 1933, a
diferencia del resto de España, supusieron un triunfo para la izquierda,
diríamos aún más para la izquierda “con agravantes”, al resultar vencedor en
las mismas el FUÁ, Frente Único Antifascista, alianza de republicanos de
izquierda, socialistas y comunistas. Como resultado de este obtuvo un acta el
único diputado del PCE que hubo en España hasta las Elecciones del Frente
Popular y puede considerarse, el FUÁ, la primera experiencia de unidad de la
izquierda antes del VII Congreso de la Internacional Comunista.
Las fuerzas de
derechas se habían expresado con la misma claridad pero con más virulencia que
en 1931. F .E.
era todavía un grupo incipiente, por lo que hemos de detenernos en Acción
Popular, no solo por la importancia del partido en sí mismo sino también por
ser de este grupo el “enlace civil” del Capital Huelin. Discursos, proclamas,
menos que programas, aparecen numerosísimos. Hemos destacado solo algunos que
nos parecen más significativos, los relativos al “jefe” y a su concepción del
“Sufragio Universal”.
“Señores
afiliados y simpatizantes de Acción Popular, tenemos un jefe enviado por Dios,
porque bien podemos decir como en el Evangelio: “fuit homo missus a deo”, ya
que es indudable que hay en Gil Robles algo superior, algo extraordinario que
no se ve pero que se adivina, algo imponderable, ese algo que los hombres no
sabemos apreciar pero que los cristianos admitimos como un toque del dedo de
Dios”.
“Adversarios,
Acción Popular va a la lucha democrática del Sufragio Universal que vosotros
preconizáis y en la que no creemos por qué nosotros nos nutrimos de nuestras
esencias tradicionalistas en las que tenemos fe ciega y en base a las cuales
haremos un nuevo Estado Español”…
De los tres
candidatos que en el “Bloque Antimarxista” se opusieron al FUÁ, dos aparecen en
la relación de muertos de Julio-Febrero.
El Bienio
conservador no presenta rasgos específicos entre Málaga y el resto de España:
huelgas, enfrentamientos, muertes y la definitiva aparición de F.E. (sobre el
nacimiento de F.E. en Málaga puede consultarse el libro “Guerra Civil en
Málaga”). Las Elecciones de 1936 ya han sido precedidas por la violencia
física: asesinato de un vendedor de “Mundo Obrero”, de falangistas… y de una
agresiva campaña electoral similar, en este caso, al de otras provincias.
El resultado de
estas es claro: 10 diputados para el Frente Popular, 2 para el Bloque
Antirrevolucionario. He aquí una derrota absoluta de la derecha durante el
periodo 1931-1936 y la constatación de que nos encontramos en “Málaga la Roja”,
frase con la que frecuentemente alude a esta ciudad la literatura nacionalista.
¿Cómo organizar
el Alzamiento en una ciudad de estas características? Mola no lo dudo nunca.
EL 18 DE
JULIO Y LOS GRUPOS CIVILES
Málaga, y toda
Andalucía, quedaban encuadradas en las “Directivas para Marruecos”. Es decir,
el triunfo de la conspiración se confiaba a las tropas del Norte de África
(legionarios, regulares, moros), sobre las cuales pivotarían los sublevados
malagueños. Por ello, estos, dedicaron todo su empeño a la protección del
puerto donde habrían de desembarcar las fuerzas citadas:
“Ha de
procurarse por todos los medios organizar dos columnas mixtas sobre la base de
la Legión: una en la circunscripción oriental y otra en la occidental que
desembarcaran respectivamente en Málaga y Algeciras, aunque conviene hasta el
momento preciso hacer creer que los puntos de desembarco son Valencia y Cádiz”.
La decisión de
Mola no era ni mucho menos apresurada o carente de fundamento racional, sin
dejar de sorprender que no hubiese buscado fuertes apoyos entre los
latifundistas andaluces. Ya, hemos destacado, que “El Director” durante su
gestión en la DGS había recibido información suficiente de Málaga y las
noticias posteriores debieron, no de modificar, sino de acentuar los temores
sobre la suerte que habría de correr la acción militar en Málaga. Seis años
después esta ciudad era la misma que él había reprimido a través de la policía.
Sus enlaces
militares: Galarza y García Escamez, confirmaban las noticias procedentes de la
DGS: “las peores zonas andaluzas eran Málaga y la zona minera de Córdoba”.
Galarza, en una primera comunicación “era pesimista” sobre Sevilla, Granada,
Málaga y el Arsenal Marítimo de Cádiz, mientras que veía posibilidades en
Cádiz, y sobre todo, estaba bien, conectada Ceuta. García Escámez recorrió
también Andalucía concluyendo que: “el porvenir sobre aquellas tierras se
cifraba en una rápida intervención de las tropas Marruecos”.
Dichos militares
sustentan tales posturas más por la fuerza del movimiento obrero y el
campesinado, en una región mal comunicada y de gran extensión, que en las
posibilidades de sus aliados civiles y del propio ejército donde Campins y
Villa Abrille parece dudosos o no muy decididos. En consecuencia las tropas de
Marruecos son las únicas que pueden garantizar los objetivos marcados y
convertirse en elemento decisorio. ¿Por qué se envía a Queipo en las
mencionadas condiciones y con las dudas planteadas? Posiblemente la previsión
de un fracaso y desde luego la convicción que las tropas de Marruecos mandadas
por Franco se harían cargo del poder en Andalucía. La posterior evolución de
los acontecimientos que hicieron de Queipo un personaje destacado y “popular”,
creo nadie pudo preverlo.
El “Virrey de
Andalucía” se convirtió en un personaje molesto con quien Franco hubo de
utilizar todo tipo de “tretas” para quitarlo de la escena política y militar.
Lo incomprensible es que Queipo, cuando otros jefes de la conspiración habían
sacado a sus familias fuera de España, él la trae a Málaga como lugar “seguro”.
Gracias al Cónsul italiano, pudieron salvarse. Pero la composición de lugar que
realiza el general es inaudita (en una conferencia un señor, de edad, me dijo
muy seriamente que recapacitara sobre lo contrario ¿y si Queipo lo que quería
era quedarse sin mujer?)
Desconozco,
aunque existen posibilidades, de que los conspiradores más antiguos, caso de
Huelin, fueran de la UME. El hecho es que nos encontramos en lo que aparece una
primera división del trabajo (lo cual es un espejismo, comprobada la
desorganización de los militares) en la plaza de Málaga: el capitán Huelin,
como jefe de una fuerza de choque, el capitán de E.M. Hernando, enlace con la
División Orgánica (según Arrarás, Hernando fue el fundador de F.E. en Granada)
y el capital Laffita, contacto con la Falange -los tradicionalistas son una
minoría-. Lo que en términos de las Directivas de Mola correspondería
posiblemente a un comité Militar no tiene continuidad en el comité cívico o Cívico-militar,
igualmente contemplado.
Cuando a
principios de Junio viene Queipo a Málaga como Inspector de Carabineros sus
reuniones son exclusivamente militares. El almuerzo en el Restaurante “La
Alegría” está compuesto por un jefe del ejército, 5 oficiales del ejército, 3
oficiales de Asalto, 1 oficial de la Guardia Civil. El civil presente
presidente de las Juventudes de Acción Popular, lo hace como persona de
confianza de Huelin. Convocatorias posteriores son igualmente de carácter
estrictamente militar.
Paralelamente,
aún no compareciendo en estos actos, el coronel de la Guardia Civil, Gómez
Carrión, el Tte. Coronel de Carabineros, Carlos Floran y el Jefe de la Guardia
de Asalto estaban comprometidos en el alzamiento. El general Patxot, pieza
clave en la cúpula militar, parece que no avanzó mucho en los contactos tenidos
con Queipo, ya que sus relaciones no eran buenas. Sabido es la sorpresa que el
general “tantas veces traidor” provocó al incorporarse al movimiento. En
cualquier caso, en los planes de Mola a nivel nacional, se contaban con Patxot
para sublevar Málaga.
Huelin, antes de
sacar a las compañías, envía unas cartas a dos jefes del Ejército en las que
les comunicaba que quedaban al frente del Ayuntamiento y el Gobierno Civil
(Mola quería que fuese un oficial de la Guardia Civil). Ninguna orden para
grupos civiles.
No fue, sin
duda, una “explosión de júbilo” la salida del Capitán Huelin. Al recibirse la
orden para formar la tropa, hubo reticencias, pues la citada orden venía sin
firma lo que fue criticado por algún oficial. Estas circunstancias deben ser
destacadas por lo que sería después una clave del fracaso: la indecisión de los
militares. Se debatió sin detener o no a la suboficialidad, fieles a la
República. No se hizo. Tras el fracaso del 18 de Julio el espectáculo de la
oficialidad es desolador: de 42 oficiales del Regimiento Vitoria ninguno
permanecieron en sus puestos que hubieron de ser ocupados por sargentos.
Los oficiales
que acompañaron a Huelin fueron llamados por él mismo. No parece un ambiente
especialmente “entusiasta” el existente instantes antes de las 6 de tarde en
que la tropa se echó a la calle. Siguiendo la táctica de Queipo se arengo a los
soldados y se grito: ¡Viva La República! El barrio obrero de Capuchinos les acogió
con vítores pues creían que iban a sofocar el alzamiento de Marruecos. El
testimonio de la tropa nos ha llegado a través del soldado Amador García
Moyano, presidente de las JAP. A primeros de Julio, según, García, se
incorporaron los soldados de cuota que fueron incluidos en las dos Cías, del
Regimiento Vitoria, para tener en ellas personas de confianza. Huelin y
Segalerva preparaban con intensidad a la tropa con “conferencias de exaltado
patriotismo” y más concretamente llevándoles cinco veces al tiro de fusil y
lanzamiento de granadas, entre los días 1 al 17 de Julio. García Moyano cuanta
que en una ocasión les dijo Segalerva: “España va hacia la ruina, al caos y hay
que salvarlo y hemos de ser nosotros, el ejército, quienes tenemos que
salvarla…”. Como soldado fue utilizado de espía para saber quién introducía en
el cuartel el periódico “El Soldado Rojo”. Sin éxito.
Sí encontró,
según su testimonio, un paquete con proclamas en que se leían: “Soldados de la
República, la hora se acerca y es preciso que no olvidéis que sois el pueblo,
pues venís de él. Cuando notéis algo anormal en la canalla fascista de vuestros
jefes, quitad los cerrojos de los fusiles y saliros del cuartel. Viva la UHP”.
Documento más que dudoso y que pudiera ser una justificación, un argumento,
para la sublevación: los jefes actuaron en legítima defensa ante la
insurrección de la tropa.
El resto de los
acontecimientos importan poco, solo la relación de incongruencias de los
sublevados: los carabineros se retiran, el coronel de la G. Civil es destituido
y su sucesor no acata los compromisos de su jefe y al fin la liturgia de la
proclamación del Estado de Guerra. A las 6 de la tarde del 18 de Julio, ya han
transcurrido 24 horas de los acontecimientos de Melilla, se decide al fin la
lectura del Bando, pero es tarde, las organizaciones del Frente Popular han
podido organizarse. A las 4 de la madrugada la tropa se retira. Después se sabe
que el “Sánchez Barcaiztegui” viene hacia Málaga…pero sublevado. Las
“Directivas” han fracaso. Era el fin.
LA TRAMA
CIVIL NO OPERATIVA
Vamos a recurrir
a la relación de muertes violentas entre Julio del 36 a Febrero del 37, para
aproximarnos a este grupo social “no operativo”. Dejando, al margen, un
porcentaje no muy elevado de muertes políticamente indefinidas, las demás
corresponden a grupos, instituciones, estamentos, potencialmente favorables a
los militares: FE, CEDA, Renovación, iglesia, militares, propietarios,
industriales…
De los
1.100-1.110 fallecidos, la distribución socio-profesional es:
• 46,48% …. Sectores profesionales.
• 39,30 ……. Militares y Religiosos.
• 5,00% ……Trabajadores manuales.
Las causas de
sus muertes, según los textos nacionalistas, es: “por ideología de derecha”.
Partimos de una
metodología que puede ser discutida, pero que se fundamenta en la
caracterización de la guerra civil en Málaga como la culminación histórica de
un violento proceso de “lucha de clases”.
Tanto en la
represión republicana como en la nacionalista existe “una lógica represora” y
sin caer en determinismos fáciles, debemos constatar que en situaciones como
las vividas en esta capital —y lo he dicho en otras ocasiones— no basta ser
inocente o sentirse inocente. El drama era ser patrón u obrero, latifundista o
jornalero, del Bloque Antirrevolucionario, o del Bloque Popular.
Esta hipótesis
no puede tratar de justificar -o servir de justificante- a las acciones
violentas incontroladas. Ni ubicar en el mismo nivel a republicanos o
anarquistas, ni a socialistas y comunistas, ni siquiera “politizar” a los
fallecidos. En Málaga explotó el sistema de clases que existía, no otro. Ni era
el proletariado de Madrid, ni el de Barcelona -a pesar de las connotaciones
ideológicas con este-, es el de una ciudad sometida a vaivenes económicos que
nunca cristalizaron en un sistema económico estable. Difícil resulta organizar
de una manera permanente y compacta a un proletariado de estas características.
La “lucha de clases”, fue primaria, violenta, incontrolada…unidos a más de
30.000 refugiados que sobrevivían en la ciudad y que intervinieron cegados por
su dramática situación.
LA TRAMA
CIVIL OPERATIVA.
F.E. es la base
de este grupo, que aunque limitadamente, ayudo a los militares. Hemos citado a
A. García Moyano, Presidente de las JAP, como enlace civil, asistiendo a las
reuniones, del capitán Huelin. Vista la desinformación de los partidos
políticos de derechas, el papel de García, es similar al de Maíz y otros:
personas de confianza, ayudantes, más que enlaces con fuerzas civiles. Así lo
reconoce Lluch F. Valls: “(García Moyano) amigo del Capitán Huelin y persona de
su absoluta confianza”, que además de soldado de cuota estudiaba para oficial
de complemento.
Hay que destacar
que ni los jefes del Bloque Nacional y los de otros partidos de derechas
estaban informados. Lo he podido constatar personalmente. Los testimonios de
“personalidades” nacionalistas son rotundas: nada sabían, quizá sospechas.
El P. García
Alonso, que vino unos días antes del alzamiento a Málaga dice estar informado a
través de las confesiones de un requeté y dos oficiales del ejército. Difícil
creer al padre, caso contrario hubiese permanecido en Cádiz. Remigio Moreno así
como otros cargos de la Audiencia solo habían detectado “cierto nerviosismo” en
Málaga. El Padre Tomás López manifiesta haber hablado con un joven en Coín: “En
las dos horas largas de conversación me comunico que había recibido órdenes de
estar preparado en la misma semana mejor que en la siguiente, con respecto a
las armas, que ya les señalarían el sitio donde tenían que recogerlas”. Otro
testimonio de más que relativa validez ¿una conexión que llegara hasta Coín? El
P. López trata de revalorizar “la valentía de la juventud”. La situación fue
más simple y también más dramática, pero la indefensión con que se muestra la
derecha malagueña en este período es alarmante. Tanto en la capital como la
provincia son incapaces de reaccionar. Son detenidos o fusilados.
Volvamos a la
Falange. Como en el resto de España los enfrentamientos entre los escuadristas
y las juventudes de izquierdas, habían provocado el encarcelamiento de los
jefes falangistas. Quedo como Jefe de Milicias y contacto con el ejército,
Carlos Assiego. Antes de las elecciones de Febrero no superaría FE los 40
militantes. La crisis de Renovación, la CEDA… hizo afluir a esta organización
más directa y violenta a grupos de militantes de los citados partidos,
alcanzando unos 300 afiliados, a pesar de que por mandato de José Antonio se
había tratado de no dar entrada a “derechistas” en el partido. Resulta, pues,
dudoso como señala Arrarás que hubiese tres centurias preparadas o Gil Gómez
Bajuelo que da la cifra de 400 militarizados. Es posible que hubiese tal número
de afiliados pero nunca dispuestos a “salir a la calle”. No eran los primitivos
“escuadristas”. El propio Gil Gómez cita un testimonio que desmiente su propia
versión: “cuando el Capital Saavedra gritaba en calle Larios ¡vengan paisanos!,
estos no aparecieron”.
Todas las
responsabilidades del fracaso militar e incluso civil (gran parte de la
literatura franquista) se las achacan a Patxot. Es cierto que se negó a dar una
imagen “fascista” del golpe militar, desechando la colaboración civil y no
poniendo en libertad a los falangistas presos. La realidad es más compleja que
acusar a Patxot de pertenecer a la masonería. Cuando la tropa ya estaba en la
calle, vuelve el enlace falangista a recibir órdenes o directrices.
Assiego habla
con Hernando, quien “pesimista”, le cuenta una conversación del general con
Martínez Barrio que pudo convencerlo. El enlace falangista se marcha, dejando
su teléfono, para ser avisado. Nadie les llamó, ¿Estaban enterados todos los
falangistas, incluso los escuadristas de las consignas que les serían dadas?
Parece que no. ¿Sabían que, según García Moyano, habían de situarse frente a la
Casa del Pueblo? Es cierto, según “El Popular” que por la calle Larios andaban
algunos “jóvenes fascistas”.
Los responsables
del fracaso militar es la oficialidad. El mecanismo del golpe era
implacablemente claro: detener al General, atacar, inmediatamente (no con 24
horas de retraso), penetrar en los barrios de Málaga, como decía Mola “con
extrema Violencia” y proceder con ejecuciones sumarísimas y ejemplarizantes.
Esto hizo Queipo, paso con Campins, Romerales, Villa Abrille.
Bien es cierto
que Mola había centrado el éxito sobre Málaga en la llegada de las tropas de
Marruecos. Poca confianza tendría en los militares y en “las tramas civiles”.
Las citas
bibliográficas y fuentes documentales sobre este proceso serían extremadamente
extensas para ser aquí expuestas, me remito a NADAL SÁNCHEZ, A.: “Guerra Civil
en Málaga”. Málaga 1985.
Como prueba de
la debilidad de los apoyos recibidos por la Falange, eje civil en el que
sustentaría el alzamiento militar citamos este documento, extraída
del SERVICIO HISTÓRICO MILITAR. Archivo de la Guerra de Liberación,
Armario 18, Legajo 17, Carpeta 30, pág. 61. El texto, realizado por el
“espionaje” franquista está respetado íntegramente, de ahí las faltas de
ortografía e incorrecciones literarias:
“Familias y
personas que habían contribuido con su actividad y fondos a mantener la
organización de Falange Española en Málaga, antes de movimiento nacional”.
Stas. de Verner,
Lamonte, Vigueras Palou; Sras. de Lozano y Carmena; Srs. D. Manuel Puertas
Oliveros, Juez de la Merced, Patricio Gutiérrez, médico y también aunque en
menos proporción, la Sta. de Cazaña hija del Vista de Aduanas, Sta. Araceli
Morales, hermana del médico, la Sra. de Puertas Oliveros.
Las
recaudaciones eran escasas y como consecuencia de ello, los dirigentes tuvieron
que someterse a sacrificios de carecida escasez, para poder dar de comer a
nuestros presos y familias, pues el retraimiento y la cobardía en todas
las clases eran horrible, como la prueba el hecho de que para poder obtener
Eugenio Cros de un comerciante CIEN ptas. tuvo que ir a su casa tres veces.
La casa de
Larios, se negó varias veces a recibir los elementos encargados de recaudar y se
cree era debido a que había contribuido en Madrid.
La casa de La
Riva hermanos, contribuyó siempre que era menester y con cierta
esplendidez a los requerimientos que las Damas Apostólicas de la Parroquia
de Santiago le hicieron para obras de caridad; teniéndose también entendido que
donó cantidad para Falange; convendría aclarar su verdadera actuación.
La casa de
Gómez Hermanos, no contribuyó a nada y sostenía fuertes altercados con las
Sras. que les requerían ayuda.
Se cree que esta
casa aportó en las últimas elecciones 10.000 ptas. al bloque de derechas y
otras 10.000 ptas para el Frente Popular; debe de comprobarse esto último para
obrar en consecuencia.
También han
trabajado para bien de nuestra causa las siguientes: Dr. Franquelo, hijo del
Ingeniero de Caminos ya fallecido, Sra. de Navarrete, Capitán Morcant, la casa
de Alejandro Bajillería establecida en la calle de Granada, Antonio Villena,
dueño de un taller de soldadura eléctrica, Sra. de Palou, Viuda de Pórtela, Di
María Lozano y su cuñada Sta. de Pórtela, aportando todas además cantidades con
arreglo a sus medios económicos.
Por una
confidencia de enlace sabemos que el Jefe de recaudación Félix Asiego Serna se
encontraba escondido en casa de su pariente D. Carlos Gaos de filiación
izquierdista, así como el hijo de D. Félix, Carlos jefe de nuestras milicias.
La cantidad que en la actualidad se supone obraba en poder del Sr. Asiego, se
calcula en unas 9.000 mil ptas. fruto de las recaudaciones. Igualmente se dice
contribuyeron con donaciones los siguientes: Sres. Pérez del Pulgar, Casa Goux,
Cine Actualidades, varias veces, Enrique Peterssent hijo, y se cree que este
último igual que su padre ha sido asesinado, D. Juan Luis Peralta, también
asesinado, Josefa Valls y su hija.
Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Málaga, escritor, preso político durante el franquismo y experto en la Guerra Civil española en Málaga.
Me van a perdonar ustedes: el autor del texto y los lectores del blog, pero no logro entender la conexión de estos escritos de la guerra civil con el blog. Son unas reseñas tan laaaaaaaaarrrrrrrrrrrrrrrrgas e inconexas que, tras leerlas, me pregunto porqué permiten estos tochos.
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