lunes, 3 de septiembre de 2018

La Junta y el tocomocho del cambio climático en Andalucía


Artículo de Antonio Barreda

Hablar hoy del cambio climático está de moda. Aparecen gurús y expertos por todos lados, sobre todo agoreros que ven un negocio en esto. Aunque muchos ya no lo recuerdan durante muchos años la principal preocupación medioambiental no fue el cambio climático. En la década de los años 90 del siglo pasado, el agujero de la capa de ozono ocupaba los principales espacios dedicados a la ecología. Se sustituyó el uso de los gases gases clorofluorocarbonatados (CFC) después del Protocolo de Montreal por otros gases que no están surtiendo el efecto deseado en la recuperación de la capa de Ozono.

La Estrategia Andaluza ante el Cambio Climático.

Unos años después, la megalomanía de la Junta de Andalucía en muchas materias hizo que la misma entrara de lleno el tema de moda: el cambio climático. Manuel Chaves, gran estratega electoral del PSOE en Andalucía, ideó ya en 2002 la famosa Estrategia Andaluza ante el Cambio Climático que consistía en un conjunto de medidas, a ejecutar por los distintos Departamentos de la Junta de Andalucía, como aportación de la Comunidad Autónoma a la “Estrategia Española ante el Cambio Climático”.

Esta estrategia cristaliza en un conjunto de medidas para todas las Consejerías aprobado mediante Acuerdo de Consejo de gobierno del 3 de septiembre de 2002, por el que se aprueba la adopción de una estrategia autonómica ante el cambio climático. Esto, además, trajo la creación de puestos para los políticos del PSOE en la Junta de Andalucía como toda una Secretaría General para el cambio climático. La última política nombrada para el cargo es una licenciada en derecho del PSOE. Una profesión muy alejada de las ciencias que estudian y e intentan prevenir el cambio climático.

 

El mayor hito de esta época fue traer en 2007 a Sevilla al que era el gran gurú del cambio climático, premio Nobel de la Paz y premio Príncipe de Asturias, el ex vicepresidente de los Estados Unidos y multimillonario Al Gore, que vino a inaugurar lo que fue pomposamente llamado como el "I Encuentro español de líderes en cambio climático". Al Gore advirtió que Andalucía “será una de las regiones que reciba mayor impacto del cambio climático” por lo que alentó para siga desarrollando las energías renovables.

El Plan de Acción por el Clima 2007-2012.

Coincidiendo con este evento, la Junta de Andalucía preparaba el Plan de Acción por el Clima 2007-2012. Más tarde, por Acuerdo de 3 de agosto de 2010, se aprueba el segundo programa, el Programa Andaluz de Adaptación al Cambio Climático. Finalmente, el Programa de Comunicación es aprobado por Acuerdo de 31 de enero de 2012, constituyendo la tercera pata en la que se sustentaba el Plan Andaluz de Acción por el Clima. Paralelamente se creó la Ley 2/2007, de 27 de marzo, de fomento de las energías renovables y del ahorro y eficiencia energética de Andalucía, así como un Reglamento de la desarrolla.

Conviene recordar que la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero fue la de las energías verdes. Las generosas primas a las renovables alumbraron un nuevo sector “con la garantía del Estado”. La empresa sevillana Abengoa construyó 16 termosolares, más que nadie en España, con la promesa de un inmenso retorno económico. La rentabilidad sobre la inversión superaba el 20%, y Abengoa destinó 4.000 millones de euros a las termosolares, la mayor parte financiadas por deuda.

A principios del 2011, tras el estallido de la crisis de la deuda soberana en el que se incluyó luego el rescate de la banca pública, el gobierno socialista de Zapatero propinó el primer castigo al sector de las renovables. El segundo, propinado por el PP de Rajoy, vendría en la siguiente legislatura, cuando se revisaron de nuevo todas las primas y se bajó drásticamente la rentabilidad. Toda una puñalada por la espalda a las empresas renovables y a cientos de miles de inversores en renovables.

La quiebra de Abengoa es un ejemplo de la bola artificial creada por las renovables. Como sufrió un durísimo castigo por su exposición a las renovables en España, decidió centrar su crecimiento futuro en el exterior. Empezó entonces a crecer sin freno en proyectos en el exterior para pagar la deuda de los que tenía en España, donde el nuevo marco tarifario impedía cubrir los costes. Hasta que la bola creada fue tan grande que la empresa naufragó con una deuda de 20.200 millones a bancos, bonistas y otros prestamistas, a lo que hay que sumar alrededor de 5.000 millones más a proveedores, y dejando a miles de empleados en la calle.

Paralelamente la Junta de Andalucía, a través de la Agencia andaluza de la Energía, se aprobó por Acuerdo de 27 de octubre de 2015, del Consejo de Gobierno, por el que se aprueba la Estrategia Energética de Andalucía 2020, que pretendía establecer las orientaciones para desarrollar la política sectorial en materia de ahorro y eficiencia energética, fomento de las energías renovables y desarrollo de las infraestructuras energéticas en nuestra Comunidad Autónoma, con la finalidad de alcanzar un sistema energética suficiente, bajo en Carbono, inteligente y de calidad

Proyecto de Ley de Medidas frente al Cambio Climático.

Por otro lado, la Junta de Andalucía ha estado paralizada estos años desde el fin del Plan de Acción por el clima, dando la espalda conscientemente a los graves problemas medioambientales de la comunidad y paralizando muchas de sus propias actuaciones. Hasta que el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía aprobó el 17 de octubre de 2017 el Proyecto de Ley de Medidas frente al Cambio Climático que actualmente está encallado y paralizado en el Parlamento de Andalucía.

Una Ley que crea más entes dentro de la Junta con el argumento de paliar el cambio climático. Así, contempla la creación de la Comisión Interdepartamental de Cambio Climático y de la Oficina Andaluza de Cambio Climático, como unidad administrativa de apoyo y fomento de las políticas de mitigación, adaptación y comunicación. Una Ley que contiene medidas de reducción para los distintos sectores que generan contaminación difusa, fundamentalmente el transporte, y la regulación del Municipio de Baja Emisión de Carbono, cuyo reconocimiento irá emparejado a la concesión de ayudas o subvenciones de la Junta de Andalucía.

La Junta riega de subvenciones el cambio climático.

La Junta empezó a regar de subvenciones la sociedad andaluza con el cambio climático, empresas, asociaciones, municipios, implicando a varias consejerías, de forma transversal, en las jugosas subvenciones. Sirva de ejemplo las últimas subvenciones para inversiones a bordo para la promoción de la eficiencia energética y la mitigación del cambio climático en la flota pesquera con puerto base en Andalucía.

Para ver la pobreza de las subvenciones frente a la megalomanía de los proyectos de la Juta de Andalucía baste indicar que el pasado el 3 de julio se publicaba en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA), la convocatoria destinaba tan solo un total de 214.713 euros en ayudas para la realización de proyectos de participación y de educación y sensibilización ambiental, que contribuyan a resolver los problemas ambientales de ámbito local y otros de tipo global, relacionados con el cambio climático.

Convocatoria que iba dirigida a entidades y asociaciones sin ánimo de lucro inscritas en el Registro Público de Andalucía y con sede social en la comunidad autónoma, cuyos fines deberán contemplar la conservación de la naturaleza, la protección ambiental o la educación y voluntariado ambiental. El importe máximo por beneficiario será de 4.000 euros para los proyectos de ámbito local y 20.000 euros para los de ámbito interprovincial.

La falacia andaluza del cambio climático.

Lo que no le explican a los andaluces los responsables políticos de la Junta de Andalucía es que estas estrategias deben ser acompañadas de medidas en todo el planeta. Andalucía no es dueña de su atmósfera, hay una cosa que se llama circulación atmosférica general que se le olvida convenientemente de explicar al gobierno andaluz. Mientras que los países en vías de desarrollo de América latina, de Asia, los propios Estados Unidos de Trump, China, India o Rusia no dejen de emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera todo lo que haga la Junta en esta materia es tan solo un carísimo brindis al sol.

Además, sus modelos tampoco tienen en cuenta las variaciones del clima, ni sus proyecciones dentro de 30 años. Hay que recordar que las erupciones volcánicas son uno de los factores principales que alteran el clima, y que han sido las principales responsables de los períodos de glaciaciones que ha sufrido la tierra durante el cuaternario. Así, por ejemplo, la erupción del volcán Pinatubo (Filipinas), en junio de 1991, hizo que el nivel del océano mundial bajase unos cinco milímetros, y consiguió, además, bajar la temperatura global algo más de 0,5 grados centígrados sobre un período de dos años.

Hay estudios que nos advierten de que estamos entrando en una nueva era glacial que frenaría los efectos del cambio climático. Hace 127 mil años terminó la penúltima glaciación y empezó el penúltimo periodo cálido llamado Interglacial Eemiense (Riss-Würm). Había entre dos y cuatro grados por encima de la temperatura actual y el nivel del mar tenía entre cuatro y seis metros arriba del presente. La última glaciación inició hace aproximadamente 115 mil años y terminó hace 12 mil; entonces el nivel de mar tenía 120 metros debajo del nivel actual.

Aparte de que estudios sobre el ADN mitocondrial del ser humano han lanzado teorías sobre que la súper erupción del volcán Toba situado en la Isla de Sumatra, que se produjo hace alrededor de 75.000 años, sumió al planeta en un invierno volcánico que pudo reducir la población humana hasta un máximo de 10.000 o incluso 1.000 parejas reproductoras. Por ahora solo nos queda mirar de reojo al súper volcán de Yellowstone en los Estados Unidos, capaz de protagonizar inmensas erupciones comparables al del Toba que cambiarían la faz misma de los Estados Unidos y de la Tierra.

Recientemente, diversos investigadores nos están indicando también que estamos a punto de experimentar una nueva “Pequeña Edad de Hielo”, que trajo un período frío que abarcó desde finales del siglo XIII hasta mediados del XIX.  Las últimas teorías hablan de que la Pequeña Edad de Hielo fue causada por la disminución de la radiación solar combinada con volcanes en erupción que enfriaron el planeta al emitir sulfatos y otras partículas en aerosol que reflejaban la luz solar hacia el espacio. Algunos autores identifican este período frío con el estallido de la Revolución Francesa.

El fracaso del Plan forestal andaluz.

El 15 de noviembre de 1989 el Parlamento de Andalucía aprobaba por unanimidad el Plan Forestal Andaluz. Un plan que ha sido el más ambicioso proyecto medioambiental de Andalucía, por sus objetivos, por la amplia participación en su elaboración y por su duración, 60 años  y cuyo principal objetivo fue la conservación y regeneración de los bosques mediterráneos autóctonos.

La Junta de Andalucía empezó ejecutando buena parte de las actuaciones y programas previstos, pero a poco ha ido enterrando el Plan Forestal, incumpliéndolo de forma manifiesta. La Junta de Andalucía lleva 20 años sin cumplir prácticamente ninguno de sus objetivos. Además, la Junta ha ido modificando el Plan de forma que ha ido eliminando los objetivos más ambiciosos en cuento el aumento de la superficie arbolada, tratamientos de conservación del monte o adquisición de fincas forestales, dejando el Plan Forestal Andaluz en vía muerta y muy alejado del que aprobó el Parlamento de Andalucía en 1989.

La mala gestión del agua y la desertización de Andalucía.

Paralelamente, las políticas de la Junta no hecho nada, o muy poco, para evitar la desertización que avanza imparable en Andalucía, más allá de publicar el Plan Andaluz de Control de la Desertificación, un plan que – tal y como indica la propia Junta - tan solo busca servir de base para el establecimiento de un programa de actuaciones específicas sobre el territorio que inviertan la tendencia actual y logren detener el proceso de desertificación que sufre nuestra Comunidad.

Además, la Junta tan solo ha participado en el Proyecto de cooperación interregional Desertnet I y II, cuyo objetivo fundamental es avanzar en el estudio de los procesos responsables de la desertificación en las regiones mediterráneas mediante la realización de estudios piloto, el intercambio de experiencias y el desarrollo de modelos de evaluación.

En Andalucía, la mala gestión del agua y el cambio climático agravan la sequía. La política hídrica de la Junta de Andalucía – que tiene transferidas varias cuencas hidrográficas -  se ha basado en la oferta ilimitada de agua, cuando es un recurso limitado y muy variable al que afecta los ciclos de sequía, es un error con graves consecuencias medioambientales y sociales. Además, la Agencia Andaluza del Agua utiliza el discurso ambientalista sin llevarlo a la práctica e incluso está incumpliendo la Directiva Marco del Agua.

El escándalo de las depuradoras.

Los ríos andaluces sufren graves problemas de vertidos de aguas residuales sin depurar. Por ejemplo, un elevado porcentaje de las aguas residuales urbanas e industriales vertidas en la cuenca del Guadalquivir no se depura. El pasado mes de febrero Ecologistas en Acción denunciaba que según las muestras analíticas de vertidos de las ocho provincias andaluzas durante el 2016, se deduce que hay más de un 2,5 % de aumento del porcentaje de disconformidad en comparación con el año 2015.

Ecologistas en Acción aseguraba que Andalucía ha recaudado 444 millones por canon de depuración, de los que 106 no están previstos ejecutar por ahora, y que  sigue habiendo cerca del 58 % de actuaciones autonómicas declaradas de interés sin iniciar. El canon de depuración se cobra en la factura pero no se hace. Este presunto fraude se produce en 117 Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR) de Andalucía. Se trata de la tasa de depuración que cada usuario del ciclo urbano del agua (toda la ciudadanía andaluza) paga en su recibo del agua pero que después la empresa encargada de hacer esa depuración de aguas no realiza acorde a lo que establece la ley.

Esta organización indica que de las 318 depuradoras de las que la Junta de Andalucía tiene datos, un 36,8 por ciento no cumple lo que cobra. No hay realizado un análisis de la cantidad a la que podría ascender el presunto fraude contra los ciudadanos, pero Ecologistas en Acción decidió denunciar estos hechos ante las diferentes fiscalías provinciales y la respuesta por ahora ha sido dispar por parte de ellas.

Las conclusiones para la provincia de Sevilla, de la que se tienen todos los datos, son alarmantes y muestran un desprecio de la normativa de aguas: De los 105 municipios que componen la provincia de Sevilla poco más del 50 por ciento tratan adecuadamente sus aguas residuales, un 16 por ciento, aunque tratan biológicamente sus aguas residuales necesitan tratamientos adicionales para eliminar correctamente el nitrógeno y el fósforo;

Además, en la provincia de Sevilla, hay un 10,5 por ciento que tienen las depuradoras fuera de servicio y casi un 23 por ciento ni siquiera tienen depuradoras. Las depuradoras sevillanas que no cumplen la ley son: Brenes, Carrión de los Céspedes, Castilblanco de los Arroyos, Guadalcanal, Palomares del Río, Herrera, Isla Mayor, Guillena, Los Palacios y Villafranca, Morón de la Frontera, Utrera, y las sevillanas de El Copero, Tablada y San Jerónimo.

Multa millonaria de Europa por las depuradoras.

El pasado mes de julio el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) condenó a España a pagar una suma de 12 millones de euros por incumplir las normas europeas sobre tratamiento de aguas residuales urbanas e impondrá una multa coercitiva de 11 millones de euros por cada semestre que persista el incumplimiento a partir del día 25 de julio.

La Unión Europea ha tenido paciencia con este tema, ya que 9 municipios o aglomeraciones urbanas de más de 15.000 habitantes siguen sin cumplir una directiva europea de 1991. De los 9 municipios infractores, 8 son de Andalucía: Matalascañas e Isla Cristina en la provincia de Huelva; Alhaurín el Grande, Coín, Estepona-San Pedro de Alcántara y Nerja en la provincia de Málaga; y Tarifa y Barbate en la provincia de Cádiz.

En 2010 la Comisión Europea llevó al Estado ante la Justicia europea tras haber comprobado que varias aglomeraciones urbanas con más de 15.000 habitantes no disponían ni de sistemas colectores, ni de sistemas de tratamiento de aguas residuales urbanas. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea confirmó el incumplimiento en una sentencia dictada en abril de 2011. Todos los municipios que han originado la multa a España tenían que haber depurado correctamente sus aguas residuales en 2001, pero no lo hicieron.

Además, desde el año 2010, la Junta de Andalucía cobra una cuota especial en el recibo de agua de los andaluces llamado "canon de mejora" para la depuración del agua, que se puso en marcha precisamente cuando se aprobó la Ley del Agua que preveía construir 300 depuradoras en los municipios andaluces para cumplir con las exigencias de la Unión Europea. Aunque este dinero sólo se puede utilizar en la depuración del agua, la Junta ha ingresado 583 millones de euros por este canon del agua, pero sólo se han pagado obras por valor de 190 millones de euros.




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