Artículo de Antonio Barreda
El viernes 27 de junio de 1980 se inauguraba en Sevilla un nuevo
hospital militar, en memoria de un ilustre médico militar, uno de los héroes de
1898 conocidos como los últimos de Filipinas y muy vinculado Sevilla, bautizado
con el nombre de Vigil de Quiñones. El acto estuvo presidido por el entonces
capitán general de la Segunda Región militar, teniente general Merry Gordon (de
infausto recuerdo la noche del intento del golpe de estado del 23-F), acompañado
de autoridades civiles y militares.
El Hospital Militar de Sevilla estaba considerado como el segundo en su
categoría tanto en medios materiales
como humanos, tan solo por detrás del Hospital Gómez de Ulla de Madrid y
contaba con un edificio de 12 plantas con la tecnología médica más avanzada del
momento, helipuerto y una capacidad para 750 camas, 240 habitaciones
individuales, 29 especialidades médicas y 5 quirófanos en sus más 83.000 metros cuadrados .
Desde su inicio estaba reservado para los militares profesionales y sus
familias, así como a los soldados de reemplazo, cuando existía la famosa mili.
Pero tras el fin de esta empezaron a sobrar infraestructuras del ejército por
todos lados. Así empezó la desamortización de los bienes militares, cuarteles,
campos de tiro, hospitales… porque había un enorme botín a repartir para el
gobierno nacional. Lo más jugoso eran las bolsas de suelo urbano de los
cuarteles abandonados en medio de las ciudades que eran un rico expolio para
las empresas constructoras en pleno boom del ladrillo en España.
Mientras que otros hospitales militares de España se transferían a las
redes sanitarias públicas aplicando, bien precios de alquiler (Barcelona), bien
por transferencia directa de Estado a comunidad autónoma (Galicia), no se sabía
qué iba a pasar con el de Sevilla. Su desafectación como centro sanitario del
Ministerio de Defensa supuso una demanda para su traspaso por parte de la Junta
de Andalucía que vio una oportunidad para la confrontación con el entonces gobierno
de Aznar. Ya que no estaba claro si iba a ser transferido al SAS, o vendido a
empresas privadas interesadas en mantener su uso sanitario.
El entonces consejero de Salud de la Junta de Andalucía Francisco
Vallejo se quejaba de la pasividad del entonces Ministerio de Defensa en la
negociación para el traspaso del Hospital Militar Vigil de Quiñones de Sevilla
a la red pública hospitalaria andaluza. Vallejo señalaba que el PP debería
“pronunciarse claramente” sobre si el Ministerio de Defensa está dispuesto a
traspasar a la administración sanitaria andaluza el centro militar y “dejar de
reirse de los sevillanos”. Vallejo
denunciaba que el Ministerio estaba
“desmantelando” el hospital, sin avanzar en el proceso de la posible
transferencia del centro a la red pública hospitalaria andaluza. Mientras,
portavoces de la plataforma Pro Uso Público del hospital militar indicaban que
iban a poner una denuncia por su
desaprovechamiento.
El 26 de junio de 2003 la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de
Sevilla acordaban con el del Ministerio de Defensa la compra del Hospital
Militar Vigil de Quiñones por 34,5 millones de euros. El acuerdo incluía un protocolo según el cual el
Gobierno transfería el hospital militar al Servicio Andaluz de Salud (SAS) a
cambio de seis millones y de la recalificación de los terrenos militares
ubicados en Villanueva del Pítamo, 389.414 metros cuadrados
que pasarán a ser urbanizables y que se han valorado en 28,5 millones de euros.
Según el acuerdo, el personal civil sanitario del hospital podrá integrarse en
el SAS, aunque será el Ministerio el que se haría cargo de sus sueldos hasta
que se jubilen. La trasferencia finalmente a la Junta de Andalucía se
materializó mediante el Real Decreto 2399/2004.
En noviembre de 2003 el consejero de salud Vallejo anunciaba que el
hospital militar de Sevilla, cuya trasferencia se esperaba para enero de 2004,
sería un centro de referencia en cuanto a programas de rehabilitación para
enfermos de ictus, de salud mental y de pacientes que necesiten de rehabilitación
tras sufrir accidentes de tráfico. Además, Vallejo indicaba que el hospital
militar serviría de "colchón" para atender, sobre todo, la demanda de
atención especializada mientras se produce la reconversión de los cuatro
centros especializados de la ciudad en Centros Hospitalarios de Alta Resolución
Especializada (Chare).
En 2007 la sucesora de Vallejo como titular de la Consejería de Salud,
María Jesús Montero, en la presentación del Plan del Plan Integral de
Accidentalidad 2007-2012, que contemplaba 81 actuaciones e invertirían 23,1 millones de euros para
reducir todo tipo de accidentes. Dentro de este plan anunció una unidad de
lesión medular para accidentes de tráfico que se ubicaría en el antiguo hospital
militar, en una superficie que ocupará 4.000 m2 . Se invertirían 4,8 millones de euros
y dispondría de áreas terapéuticas, hospitalización, así como una vivienda
adaptada donde les enseñarán a levantarse de la cama, vestirse, comer…
Así, la Junta ha venido vendiendo humo desde 2004 para los proyectos
previstos en el hospital Militar y que
consistía en la creación de una unidad de lesionados medulares de
referencia para Andalucía; una unidad de rehabilitación cardíaca para afectados
de infartos y anginas; un centro de alta resolución con 31 especialidades; y
una unidad de agudos de salud mental con 30 habitaciones. Son proyectos que han
quedado en papel mojado.
La Junta empezó las obras para remodelar el Vigil de Quiñones con la
empresa Isolux Corsám, con un
presupuesto de 44 millones de euros. Fondos con los que se contaba para
ampliar la zona de escaleras y ascensores entre la planta cuarta y la 12 del
edificio principal. También estaba previsto la construcción de un edificio
nuevo de dos plantas en una superficie de 1.500 metros cuadrados
y la restauración del resto de pabellones. Una obra que tendría término en
2013. Pero en mayo de 2011 se paralizó la obra aduciendo falta de pagos del SAS
a la constructora.
El proyecto de reforma previsto para el Hospital Militar, contemplaba
232 habitaciones para hospitalización y otras 36 en un hospital de día, además
de diez quirófanos y salas para la preparación de pacientes, de consultas
externas, 18 de exploración y una unidad de salud mental de agudos con 19
habitaciones, junto con un Centro de lesionados medulares y hasta la posible
centralización en el hospital, de la Unidad de Oncología.
Desde la paralización de las obras la Consejería de Salud no ha hecho
sino desmantelar las instalaciones y medios que tenía el hospital militar y
cederlos a otros hospitales en funcionamiento, convirtiéndolo en una caja de
recambios. Como ocurrió con el traslado al Hospital Virgen de las Nieves de
Granada de los equipos de refrigeración que estaban sin colocar desde 2007 en
el hospital militar. De modo que habrá que añadir el coste de reponer lo
desmantelado y de reparar lo que se haya deteriorado desde que la obra se paró.
Ahora en el hospital militar los terrenos están en barbecho, se acumulan
jaramagos y otras hierbas, hierros oxidados y materiales aun precintados dentro
de una valla mohosa mal amarrada con alambres. En su interior el abandono más
absoluto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario