domingo, 1 de julio de 2018

Pedro Sánchez arrasará en 2020


Artículo de Rafa G. García de Cosío



Lo digo así, a sabiendas de que no soy bueno prediciendo acontecimientos, porque quizá al anticiparme evite la catástrofe. Pero Sánchez ganará en las elecciones de 2020, y, si bien sin mayoría absoluta, con comodidad para pactar. Hay razones de forma, muchas en este primer mes de Gobierno; pero también una razón de fondo. Empezaré por las razones de forma.

Nada más ascender Sánchez al poder, hoy hace justo un mes, mi admirado y enrevesado Luis del Pino dijo no querer elecciones, como la mayoría pedía por entonces a principios de junio, con el razonamiento de que prefería un desgaste de Pedro Sánchez. La pregunta, sin embargo, es si el desgaste puede darse en tan solo dos años en un tipo que ha puesto toda la carne de la propaganda en el asador. Recuérdese que si Rajoy empezó su mandato introduciendo una reforma laboral vital para la economía entre diciembre de 2011 y las elecciones andaluzas de marzo de 2012 (que perdió seguramente por esas primeras medidas impopulares), Sánchez ha comenzado su inesperado mandato como si la campaña para las municipales de 2019 y las generales de 2020 ya hubiera empezado: hablando de respetar la Constitución pero negociando con los nacionalistas sobre excarcelación o acercamiento de los presos de ETA y de aquellos del golpe del 1-O; invitando la arribada de buques con inmigrantes pero pidiendo a Bruselas mas apoyos para impedirla; aseverando un miércoles en su primera sesión de control en el Congreso que su gobierno va a estar ''con el parlamento'' y aprobando un decreto con Podemos dos días más tarde para colocar a un presidente de RTVE a la carta.

Esto en cuanto a las formas en la aplicación de medidas que gusten a todos, o a la mayor gente posible sin demasiado interés en analizar sus consecuencias. Respecto a las formas estéticas, ya dije aquí hace casi cuatro años, cuando Pedro Sánchez era flamante líder de la oposición, que el líder del PSOE quería convertirse en el Obama español. Dije, en su momento, que el movimiento de la cabeza era calcado, y también el de las manos. Su tez morena y estatura ayudan, sin duda. Pero su ánimo en que la mayor gente posible se dé cuenta ha quedado confirmado por ese tuit de La Moncloa, emisor de una vergüenza ajena colosal, en el que se recalca la ''firmeza'' de Sánchez reflejada en el movimiento de sus manos. Manos y mangas de camisa arremangadas, de nuevo al estilo Obama. Los memes no se hicieron esperar, pero detrás de tanto humor hay una intención clara de un político sin escrúpulos dispuesto a pactar con quien sea, ceder lo que sea y a mover las manos como un prestidigitador que, en realidad, juega con toda una nación.

Sánchez, el Kohl español, podría gobernar más años que Felipe González

Más importante aún es la razón de fondo de que Sánchez pueda no solo ganar en 2020 sino arrasar en 2024, 2028, 2032 y lo que venga, como murmuraba el malvado Francis Underwood a su esposa en la serie House of Cards. Además, hay precedentes en Europa. Helmut Kohl llegó al poder en Alemania en octubre de 1982 por medio de una moción de censura y, hasta ahora, el sexto canciller de la RFA es también el que más años ha ocupado el cargo, de 1982 a 1998.

Pero más que Alemania habría que mirar al Reino Unido para entender cómo Sánchez, como representante del partido laborista español, podría tener un largo camino por delante. Hay que remontarse a las últimas décadas del siglo XIX, cuando la República de Irlanda aún era una región del Reino Unido, para entender cómo el primer ministro liberal (progresista) de entonces, William Gladstone (el Zapatero de la época), concedió al irlandés Charles Stewart Parnell (el José Montilla de la época) una Ley de Gobierno Local (el estatuto catalán de la época) para garantizar a Irlanda un parlamento y autonomía más amplia. La Ley no llegó a prosperar, pero Parnell (que llegó a estar en la cárcel por comentarios sediciosos) siguió siendo considerado como uno de los personajes más peligrosos y siniestros de la política británica.

El sucesor de Parnell, John Remond (el Puigdemont de la época) permitió a la izquierda británica gobernar en 1910, asegurando que la Ley de Gobierno Local (Home Rule for Ireland) no comprometería en nada la entrega de Irlanda al Imperio británico (es curioso cómo la propuesta de reforma federal de Batet y Sánchez asegura lo mismo). Pero hete aquí que una rebelión de Irlanda del Norte opuesta a la autonomía salió a la calle con el famoso manifiesto Solemn League and Covenant para protestar (muy parecido a la Societat Civil Catalana de hoy en día). Comenzaba entonces la siembra de una guerra civil que acechaba a la isla esmeralda. La respuesta del gobierno liberal-progresista de Herbert Asquith (el Rajoy de la época) a esta escalada de violencia, según el historiador Roy Foster, fue ''pusilánime''. No se resolvió el problema, y el estallido de la I Guerra Mundial en Sarajevo empeoró las cosas. En mitad de esta contienda tuvo lugar en Alzamiento de Pascua de 1916, que fue ''reacción'' a la tardanza en conceder la nueva autonomía a Irlanda. En 2018, tanto los nacionaistas como los liberal-progresistas se hundieron en las elecciones, en las que triunfaron los revolucionarios del Sinn Fein. La guerra que tantos esperaban terminó en 1921 con la independencia de Irlanda y la autonomía a las provincias del Ulster, que paradójicamente rechazaron años antes.

La moraleja de esta historia del separatismo irlandés en Reino Unido, salvando las distancias con una España en la que ya hace cuatro décadas se dio autonomía no sólo a una sino a 17 regiones, es que, como dice Roy Foster, confirma que la autonomía, una vez concedida, solo representa el primer paso para completar una separación ''mucho más violenta''. El historiador Foster menciona también el caso mucho mas reciente de Tony Blair, quien cedió mucha más autonomía a Escocia, donde el porcentaje de independentistas no ha dejado de crecer desde entonces. Achaca incluso la derrota de Ed Miliband en 2015 a su negativa a gobernar con los nacionalistas del SNP escocés.

En 2020, Pedro Sánchez volverá a contar con los mismos apoyos con que contó en la moción de censura, porque es el candidato mejor preparado y con menos escrúpulos para hacer unas concesiones que ni Zapatero se habría atrevido a hacer. Y porque, como asegura tajante Roy Foster, ''estamos entrando en una era en la que los futuros gobiernos no tendrán otra elección que gobernar con los nacionalistas''. Si tan resignados están los británicos, con una ley electoral encomiable, cómo no va a pasar en España, donde se regala escaños a los nacionalistas gracias a la Ley D'Hont? Además, si a Sánchez no le salen las cuentas, siempre podrá hacerse el secuestrado y pedir el apoyo de Ciudadanos o un PP grogui para seguir en el poder y -no lo duden ni un minuto- sin cumplir ni una sola de las contrapartidas, como siempre ha hecho el PSOE con sus socios en Andalucía.




2 comentarios:

  1. Espero que te equivoques!! Es decir, si en 2020 aún existe España...

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  2. NB: Cuando hablo del hundimiento en las elecciones de 2018, me refiero a las de 1918.

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