Artículo de Antonio Barreda
La
manifestación del próximo 10 de junio en Sevilla, en defensa de la sanidad
pública, convocada por la Asociación Justicia por la Sanidad ya ha dejado de
ser una manifestación más de las que se hacen en Andalucía, porque está
generando en la ciudadanía andaluza la conciencia de que no solo está en juego
la sanidad pública en Andalucía, está en juego ahora el propio gobierno de la
Junta de Andalucía de la que Susana Díaz es la presidenta.
Desde
la sala de máquinas del Palacio de San Telmo han hecho todo lo posible y lo
imposible para explosionar la manifestación en defensa de la sanidad pública en
los medios controlados por el régimen que nos gobierna inmisericorde desde hace
ya casi 40 años. Un régimen que nos ha llenado de sufrimiento y que paga con
dinero público abundantes campañas publicitarias encabezadas por el slogan de la sanidad pública en Andalucía: en las
mejores manos.
Los
datos de los recortes sanitarios.
Pues
en buenas manos tenemos aquí la sanidad pública. Sobre todo porque los datos no
engañan. Andalucía es la comunidad
autónoma que menos invierte en sanidad por habitante, tan solo 1.110 euros,
mientras la media nacional es de 1.332 euros, según últimos datos publicados.
Datos, que por cierto, ponen cifras también a los recortes de la Junta de
Andalucía. En 2008 el año de la crisis, el gasto sanitario en Andalucía
alcanzaba los 10.307 millones de euros mientras que en el año 2014 alcanzó tan
solo los 8.737 millones de euros. Estas cifras nos indican que se recortaron o se dejaron de invertir
en sanidad durante estos 6 años 1.570 millones de euros. (Recuerden que
el dinero defraudado con los ERE fue de 844 millones de euros).
A lo
que hay que añadir el brutal recorte perpetrado en materia de personal, con
7.500 puestos de trabajo amortizados por los responsables sanitarios de la
Junta de Andalucía. El gasto ahorrado en remuneración de personal de los
servicios hospitalarios y de la atención primaria, se eleva nada más y nada
menos que a 808 millones de euros (algo más de 133 mil millones de pesetas).
Desde 2009 a
2014 la Junta dejó de gastar 474 millones de euros gracias a prescindir
de personal que prestaba servicios en hospitales. Ahorro en sueldos y contratos
que se extendió a la atención primaria en la que dejó de gastar en contratos
desde 2009 el a 2014 la cifra de 334 millones de euros.
Con
estos datos se demuestra la enorme sangría a la que ha estado sometida la
sanidad en Andalucía.
El
costo de los recortes sanitarios.
Tanto
el gobierno nacional como el regional de Susana Díaz han estado obsesionados
los años de la crisis económica con los recortes de la sanidad, con el objetivo
final claro de quien pueda pagarse la
sanidad privada que se vaya de la pública. El deterioro sistemático de la
sanidad pública aprovechando la crisis de 2008 ha sido una constante.
Por mucha publicidad engañosa que nos cuenten en los medios afines al régimen.
La propia dotación de medios materiales en la sanidad se resiente desde
entonces.
En
Andalucía la fusión hospitalaria que
nos vendieron desde la Junta de Andalucía no era más que una forma de ahorrar,
pero no era una forma de gestionar la salud de los andaluces. Gracias a las
fusiones las listas de espera se
dispararon por toda la región, mientras los responsables sanitarios no eran
capaces de dar solución alguna, y se repartían jugosas productividades entre ellos.
Y no
se nos olvide que los mismos que nos siguen gobernando son los mismos que
crearon el problema y son los mismos que nos abandonaron a nuestra suerte. Todo
ello al tiempo que la sanidad privada se
ofrecía para aliviar las listas de espera a cambio de hacer caja con la
sanidad pública.
El
sistema sanitario público está en grave peligro.
Nuestro
sistema sanitario está en grave peligro. Están dándose los todos elementos para
la tormenta perfecta. Los recortes y la
falta de inversiones dejan muy tocada a la sanidad pública y va a provocar
un quebranto a corto plazo del sistema sanitario público ya que al tener menos
recursos, unido al envejecimiento de la población, el sistema dentro de unos
años entrará en quiebra, y lo peor de todo esto es que se lo lleva a la quiebra
de manera intencionada por la falta de liquidez y de inversiones necesarias.
El
propio gobernador del Banco de España el pasado día 17 de abril en el Congreso
de los Diputados ponía fecha de caducidad al sistema sanitario público
español. Indicó que el impacto del envejecimiento de la población sobre el
gasto público "a medio y largo plazo es un reto de primer orden", ya
que si se cumplen las actuales estimaciones el desembolso en pensiones, sanidad
y cuidados de larga duración aumentaría "entre 1,5 y 2 puntos porcentuales
del PIB anuales en las próximas tres décadas, alcanzando un máximo superior al 21 por ciento en torno a 2050.
Para
el gobernador del Banco de España los
recortes y las reformas deben continuar a toda costa para el crecimiento de
la economía. Habrá que decirle al gobernador que el crecimiento económico se hará a costa de que fabriquemos millones de
pensionistas pobres y millones de excluidos sociales en el sistema. Todo
ello unido a que muchos de los trabajadores de hoy a tiempo completo son ya
pobres. Y esa es la tendencia actual, no nos engañemos.
El
FMI advierte del elevado costo de la longevidad de los ancianos.
Conviene
recordar que el Fondo Monetario Internacional reclama, entre otras medidas, que
se recorten las prestaciones y se
retrase la edad de jubilación ante “el riesgo de que la gente viva más de lo
esperado”. Y también propone soluciones de mercado para mitigar ese
“riesgo”. Es lo que los economistas llaman “riesgo de longevidad”. Y dan una
cifra. “Si el promedio de vida aumenta tres años más de lo previsto para 2050,
el coste del envejecimiento - que ya es enorme para los Gobiernos, las
empresas, aseguradoras y particulares - aumentaría un
50%” en las economía avanzadas tomando como referencia el PIB de 2010.
Para
el FMI se disparará el coste previsto de
sostener esta longevidad de las personas en decenas de billones de dólares
a escala global. Para ellos esto supone una
amenaza para sostenibilidad de las finanzas públicas al disparar los
niveles de endeudamiento público en una proporción similar. En paralelo, es un
riesgo para la solvencia de las entidades privadas. Por lo que proponen que se aumente la edad de jubilación y recortar
los beneficios sociales.
Hacia una sociedad que
castiga el envejecimiento de la población.
Está
claro que las principales instituciones
económicas del mundo no quieren ancianos porque son un costo cada vez mayor
para la economía y el crecimiento económico. La Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó un informe el pasado año
en el que alerta a España sobre el envejecimiento de la población, que según
sus cálculos puede llegar a suponer que en
2050 haya 76 pensionistas por cada 100 habitantes en edad de trabajar,
estimada esta última por este organismo entre los 20 y los 64 años.
La OCDE asevera que la tasa de sustitución neta -
pensión que se recibe como porcentaje del último salario percibido - o “generosidad” de las pensiones en España es
demasiado alto, ya que se sitúa en el 82%, frente al 63% de la media de los países del
“club industrializado”. El envejecimiento de la población, que se
acelerará a un ritmo muy rápido en España, presiona sobre la sostenibilidad
financiera y la adecuación de los ingresos de los sistemas de pensiones
Así, la OCDE pronostica que el
envejecimiento de la población magnificará las desigualdades. Por ello, la
OCDE aboga por la adopción de medidas “urgentes” que, a su modo de ver, se
podrían encaminar en la dirección de facilitar
el acceso al mercado de trabajo de personas que cobran una pensión y, sobre
todo, facilitar la transición de los jóvenes desde el sistema educativo al
mercado de trabajo.
Hacia un mundo sin
ancianos.
Todo
esto me recuerda al famoso libro y película La Fuga de Logan en la que para mantener estable el número de
habitantes, la reproducción se realizaba por clonación, y para lograr un
difícil equilibrio entre los recursos disponibles y las personas, el dictador
electrónico disponía la eliminación
sistemática de los mayores de 21 años. Llegada dicha edad, había que
someterse a una ceremonia llamada el
Carrusel, para desaparecer flotando en el aire entre las aclamaciones de
los otros habitantes más jóvenes. En la ceremonia del Carrusel, existía la
esperanza del Renacimiento, la creencia de que si un ciudadano ha obedecido las
leyes se reencarnará en el clon que le sustituye.
Pero
todo era una inmensa mentira del sistema. Por eso el joven Logan, el
protagonista de la historia, impulsado por su amor a la vida, cuando llega a
los 21 años decide revolverse contra
esta sentencia cruel e inhumana. Acompañado de Jessica, la mujer a quien
ama, Logan emprende la búsqueda del legendario Anciano que vive una existencia
libre en un lugar ignorado del Mundo Antiguo.
Nota.- Toda la información sobre la manifestación podrán encontrarla en esta página web:
La sanidad publica es una basura corrupta y una estafa como todo lo publico en la dictadura sociata
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