Artículo de Rafa G. García de Cosío
Esta semana, en
el descanso del Real Madrid - Bayern, vi el sumario del telediario. Es normal
en Alemania que muestren un miniprograma de noticias en los 15 minutos de
descanso de un partido. La primera y principal noticia fue sobre la disputa
comercial en torno al acero entre Estados Unidos y Europa. Como era día
festivo, el telediario sacó lo que en jerga periodística se llama canutazo de un político portavoz llamado
Peter Altmeier, ministro de Agricultura del partido de Merkel. Este hombretón
calvo, afable y con un labio llamativo se dirigía a los medios con camisa rosa
y chaqueta azul abierta, en modo distendido, para criticar las medidas de
Donald Trump y aseverar que el Mundo no necesita más barreras al comercio, sino
menos. El comentario es de lo más esperable en un país cuya economía tanto
depende del acero, y en donde la prioridad reside en intentar solucionar un
problema -o al menos reducir al máximo su alcance- en vez de crear otros, para
así acabar siendo un país con pocos problemas.
El caso es que
no acabo de acostumbrarme a que en la política alemana se debatan siempre cosas
tan importantes; quizá aburridas para la mayoría, pero importantes al fin y al
cabo. Como español, en realidad gozo con el hecho de que un país se tome tan en
serio su futuro y no tenga tiempo para tonterías en las noticias. Podríamos
decir que el tema de actualidad mundial, las guerras comerciales de Trump con
el resto del planeta, entra dentro de lo que consideraríamos como típico
problema a resolver por uno o varios países. Así, Alemania sería el típico caso de un país con pocos problemas. Nada
que ver con España, donde los problemas se amontonan como trastos en un desván
al que habría que haberle metido mano hace años, y donde lamentablemente
problemas propios solo de nuestro país ganan terreno a otros muchos problemas
comunes que acaban siendo casi ignorados.
Australia, en las antípodas de España en
cuanto a problemas
Pero aparte de
países como Alemania y España, existen países enormemente aburridos como
Australia. Este es el clásico
ejemplo de un país donde apenas sucede nada, un país sin problemas. Y con
Australia me refiero al continente, incluyendo Nueva Zelanda y las islas del
Pacífico. Aún guardo en casa la portada de un número del New Zealand Herald que compré
durante mi etapa en Auckland en donde se veía a la madre de un empresario más o
menos conocido sosteniendo a un bebé en brazos, con el titular de que la
abuela en cuestión se había caído por las escaleras de casa el día anterior.
Traten de imaginarse una noticia así en El País: la hija de Amancio Ortega se
cae por las escaleras con un bebé en brazos. Y ahora imagínense leer noticias
así durante más de un año. Australia y Nueva Zelanda son, en resumen, países
con tan pocos problemas que todo se reduce a sacar noticias de vandalismo, sea
éste perpetrado por canguros, didélfidos o los mismos habitantes australianos.
Para un guión de cine
Pero España, ya
lo decía el eslogan, es muy diferente. España es un país con problemas graves, a los que se les suman
problemas mucho más graves, que a la vez son tapados por problemas más graves
aún que, de un momento a otro, serán de nuevo superados. Y lo que da
vértigo es pensar que, cuando aún estamos boquiabiertos por la gravedad de un
asunto, se nos aparece otro peor, con lo que no es posible tener un momento de
optimismo ni descanso para analizar. Quizá es el análisis de nuestro país cosa
ya para los científicos o para los extraterrestres. En qué otro país del Mundo,
o en qué serie de Netflix acaso, han visto ustedes a un juez emitiendo una
orden de detención contra un político golpista y ésta siendo rechazada por un
país amigo, con el resultado de los medios de comunicación del primer
país y su gobierno comprendiendo
y justificando la reacción del supuesto país amigo; en qué país del Mundo o en
qué película de Hollywood han visto ustedes que, en esas mismas semanas en las
que algo así ocurría, el fiscal general del Estado primero y una semana después
el fiscal jefe de Cataluña murieran sin haber antes noticias sobre un mal
estado de salud; cuándo y dónde han visto ustedes al ministro de Finanzas o
Hacienda del país de marras desmentir a un juez (el mismo al que le han hecho
la cobra con la orden de detención) sobre la malversación de fondos en la
región sublevada contra el Gobierno legítimo; y por último, en qué guión de los
hermanos Cohen han visto ustedes al ministro de Justicia del país en cuestión
criticando públicamente a un juez y dudando de su cordura tras una sentencia de
abuso sexual redactada tras la interpretación de la Ley?
El día de la marmETA
Porque a esto me
refería antes: a que el asunto de 'La Manada' ha solapado al gravísimo problema
del golpe en Cataluña, aún sin resolver y con sus actores libres por Europa; y
la falsa disolución de ETA, anunciada por enésima vez (de verdad que nadie
habla de este día de la marmota, o marmETA?), ha solapado a su vez el asunto de
la Manada y las declaraciones del juez; y quién sabe qué noticia rocambolesca
solapará la falsa disolución de ETA la semana que viene.
Magnífica visión de la dinámica social española. No son pequeños condicionantes la falta de mayorías absolutas y que en lugares como Cataluña y el País Vasco, ahora también Navarra, los partidos "españoles" anden casi desaparecidos
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