Artículo de Antonio Barreda
Cuenta Marco
Aurelio, que fue emperador de Roma, en sus Meditaciones, que la vida de un
hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella. Libro, que por cierto,
recomiendo a todos su lectura. Muchos de sus preceptos siguen vivos después de
casi dos milenios. Los problemas de los hombres y de los gobiernos parecen que
perviven en el tiempo. Hoy está en juego la esencia de la libertad de expresión
y de pensamiento que es uno de los bienes más preciados del hombre. Miles de
vidas se han perdido por ello por las calles de Europa en el pasado siglo.
Parece que se
nos ha olvidado aquella solemne ocasión donde se proclamaron en la Francia
revolucionaria los Derechos del Hombre y del Ciudadano, donde se recogía en su
artículo 11 que "la libre comunicación de pensamientos y opiniones es uno de
los derechos más valiosos del Hombre; por consiguiente, cualquier Ciudadano
puede hablar, escribir e imprimir libremente, siempre y cuando responda del
abuso de esta libertad en los casos determinados por la Ley".
Pero tras la
entrevista a la jueza Alaya es su artículo 16 de dichos Derechos del Hombre el
que de verdad está en juego, y con él toda la nuestra democracia. Recoge que "una
Sociedad en la que no esté establecida la garantía de los Derechos, ni
determinada la separación de los Poderes, carece de Constitución". La jueza,
en su entrevista a ABC, ya ha dado un aldabonazo de aviso sobre el peligro que
corre la separación de poderes, sobre todo por las presiones que se ejercen
sobre los poderes por parte de la clase política.
Y eso abre un
abismo de insondable caída a la sociedad española y andaluza. Ya que un miembro
de uno de los poderes del Estado nos describe un panorama desolador de
presiones e intereses políticos contra su investigación de los ERE falsos, la
mayor trama de corrupción pública de la historia democrática de España que
ahora se está juzgando en la Audiencia Provincial de Sevilla.
La magistrada
expone sus pensamientos y su libertad de expresión en una entrevista en la que
nos deja ver que PSOE y PP, a través de los vocales que designaron en el
Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), forzaron su apartamiento de las
causas que instruía. Alaya pidió la plaza que ahora ocupa en la Audiencia
sevillana, pero su intención era mantenerse en el juzgado de instrucción en
comisión de servicio para seguir instruyendo los sumarios que investigaba, lo
que el Poder Judicial no le permitió.
Apartarla de
esos caso nos hiere a todos los que queremos saber la verdad. Los que exigimos
conocer la verdad estamos sangrando por las heridas que han infringido a
nuestra libertad, a nuestro derecho a saber en libertad, a expresar lo que
sentimos ante la corrupción. Que nadie sepa nada es propio de los gobiernos que
ahogaron en sangre a su propio pueblo bajo el yugo del totalitarismo en la
Europa de entreguerras.
Por eso, aun así
hoy, consagrados los derechos del hombre por la todopoderosa institución de las
Naciones Unidas, aun hay quien tiene miedo en Andalucía, en Cataluña, en
Madrid, en Galicia…. de expresar sus ideas en libertad. Lo sentimos todos los
días. Y desde este día lo sentimos más. Ha vuelto el miedo. La voz baja y mirar
para todos lados. Parece que volvemos a estar en la España de la
clandestinidad. En la España del NODO y del blanco y negro. En la España donde
nunca salía el sol.
Aquí en la
Andalucía de los Caso ERE y Formación también ha caído ese largo telón de acero
sobre la democracia que un día definió aquel famoso estadista inglés que fue
Churchill. La voz de la independencia suele ser maltratada por todos los
estamentos. Pero duele especialmente si viene del llamado cuarto poder. De los
adictos al régimen subvencionado, de los apesebrados de todas las épocas de la
historia que sucumben a la mentira y esconden la verdad cuanto pueden entre
inmensas telas de araña tejidas en las redacciones cuando la noche es más
profunda.
Por eso, la voz con
la que clama la jueza Alaya es la voz profunda de toda Andalucía. Es la voz
insertada en la conciencia de todos nosotros. Es la voz que nos hablaba desde
la Pirenaica. Es la voz que venía por las noches a abrirnos los ojos, unos ojos
cansados de mirar para otro lado. Es la voz de los que sufren en silencio toda
la ignominia del régimen. Es la voz de los desclasados que nunca aparecerán en
los Boe o en los Boja. Es la voz de la madre que ve que sus hijos pasan hambre.
Es la voz del padre que ve que sus hijos pasan sed.
Y hoy no hay
nada ni nadie que nos consuele. Pero al menos teníamos la sensación de que
había una Justicia que nos acogía a todos. Y es ese engaño del que nos han
despertado con un atronador cañonazo de realidad. Nada es lo que es, pero
también nada es lo que parece. La mentira se apodera de todas las instituciones
y las secuestra. La deja sin voz y sin representados. Es la institución del
pueblo sin el pueblo. De los partidos y de sus funcionarios. Los intereses de
la mayoría desparecen por los desagües del estado mientras nadie hace nada.
Mientras todos callan.
Los derechos del
pueblo empiezan a ser borrados a golpe de decretos y de leyes en unos
parlamentos que empiezan a dejarnos huérfanos a todos. Unos parlamentos que nos
señalan como los perdedores de todos los males del estado. Unos parlamentos que
nos recolectan nóminas e impuestos para pagar la deuda que ellos generan desde los
gobiernos. Y cada vez que nos dicen que ya salimos de una crisis todos nosotros
somos más pobres, todos nosotros somos los que más sufrimos. Y nada cambia
desde que los legendarios tribunos de la plebe eran asesinados. Hoy nos
asesinan quitándonos derechos que no recuperamos.
Magnifico y real este artículo, necesitamos pensadores reales,que con su verbo nos abran la luz del entendimiento y generen en nosotros la necesidad de ser mas reales y críticos con la realidad que nos quieren imponer, para seguir con su mercadeo de voluntades.
ResponderEliminarQue triste! Cuanto hemos perdido de lo poco que ganamos
ResponderEliminarUna triste pero gran verdad por desgracia la justicia no nos ampara mas bien està al servicio de esa casta.Han olvidado para qué han sido elegidos demostrando a diario que la única preocupación y objetivo es llegar al poder desacreditando a sus adversarios que al fin y al cabo son también lobos con distinto pelaje con el mismo objetivo.El fin justifica los medios
ResponderEliminarCuanta razon
ResponderEliminarNunca mejor expresado, hay dos pueblos el llano, y el elegido para sentarse en el parlamento
ResponderEliminarQue razón tiene este articulo , pero ya se sabía que la habían apartado por hacerlo bien
ResponderEliminarUn Estado justo es en sí un oximorón. El Estado no es más que la mayor banda criminal que actúa en un territorio. Los empleados públicos, entre los que me encuentro, son como los judios que ayudaban a los nazis a incinerar a sus correligionarios, y los pagadores de impuestos son las víctimas. No hay otra.
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