Artículo de Rafa G. García de Cosío
Habré tomado
cerca de mil vuelos en toda mi vida. No sé si ha sido por suerte, pero nunca he
tenido un problema ni retraso grave hasta hace un par de meses. Cosa buena para
alguien que cree fundamental reclamar sus derechos como consumidor, pero a
quien no le apetece perder el tiempo para ello. En noviembre de 2017, la
compañía turcoalemana de bajo coste Sunexpress me puso a prueba. El vuelo se
retrasó más de cuatro horas y diez minutos en salir a Fuerteventura desde Stuttgart.
Supongo que no me afectó tanto dado que el amigo con el que me encontraba allí
llegaba más tarde que yo en otro vuelo desde Dublín. Además, Sunexpress emitió
inmediatamente vales de comida en la misma puerta de embarque. No es que 10€
fueran suficientes en un aeropuerto donde la cerveza cuesta 6€, pero oye, menos
daba una piedra. El laberinto en el que me metí en Internet para averiguar la
manera de reclamar en Alemania resultó ser un auténtico berenjenal, así que me
rendí. Qué hace un país como este, Alemania, sin un Rubén Sánchez teutón
(ironía ON).
El caso es que
un mes más tarde, otra compañía de bandera, TAP Portugal, iba a subir el listón
de la incompetencia de manera astronómica. Iba a Sevilla por Navidad en el
vuelo TP527 del 23 de diciembre, un vuelo que salió puntual de Stuttgart a las
6 de la manaña. Cuando nos aproximábamos a Lisboa, mi escala hasta Sevilla, el
avión dio un giro inesperado y aceleró sin que el capitán ni la tripulación
explicaran nada. Me asomé y una azafata se encontraba hablando con dos
pasajeros y mencionando la palabra 'niebla'. Cómo es que yo no me había
enterado? Me asomé por la ventana y sabe Dios que aquella mañana no había una
sola nube en toda Lisboa. Mi madre me lo confirmó por SMS cuando aterrizamos en
Oporto, adonde nos desviaron: ''hijo mío, pero si mi móvil dice que en Lisboa
hace Sol''.
ESTAMOS EN
OPORTO??
Cuando
aterrizamos, el capitán dijo por vez primera que nos habíamos desviado por
razones metereológicas. Me resultó alucinante comprobar que, efectivamente,
nadie nos había avisado del cambio de rumbo en Lisboa, pues una alemana gritó
cuando nos encontrábamos rodando hacia el aparcamiento: ''Estamos en
Oporto??''. Ahí estábamos y ahí nos quedamos durante más de dos horas sin que
las azafatas supieran contestar a ninguna de las siguientes preguntas: ''Cuándo
despegamos? nos pueden dar otro vuelo? Hay vuelos desde Oporto? Podemos salir?
Qué ocurre en Lisboa?''. Lo único que nos ofrecieron esas dos horas fue un vaso
de agua. Mi vuelo de Lisboa a Sevilla iba a perderlo, estaba seguro, y me
acerqué a la cabina, donde el amable copiloto me buscó un vuelo en edreams.com
de Lisboa a Sevilla, para yo saber si TAP Portugal iba a poder ofrecerme uno.
Sí, había uno a las nueve de la noche pero... eso supondría volar con 12 horas
de retraso a Sevilla! Estaba flipando, aunque ya el hecho de poder meterme en
la cabina y coger el móvil privado de un copiloto ya me parecía suficiente
surrealista.
Llegamos a
Lisboa y una operaria de TAP Portugal nos mandó a aquellos pasajeros en
tránsito al mostrador de la compañía en la terminal. Cuál fue mi sorpresa y
desesperación al ver que ante ese mostrador, en el que solo había dos personas,
esperaban más de doscientas personas? Me puse a esperar a las 11:30 y acabé
obteniendo un billete para las 21:30 de la noche dos horas y media después. En
ese tiempo ocurrieron varias cosas interesantes. En primer lugar, el alemán que
tenía detrás de mí y que volaba a Brasil, vestido para la ocasión con sombrero
de cocodrilo Dandee y luciendo una mochila con la estelada catalana cosida
junto a otras banderas de países soberanos, le dijo a su hija ''estos Südländer
(hace falta traducir?), ven niebla y se creen que es una tormenta de nieve''.
Reconozco que, aunque el comentario me jodió bastante aquel día, hoy no me
queda otra que darle la razón. Si nos creemos, eso sí, la versión de TAP
Portugal de que el motivo era la niebla. Porque me sigue pareciendo algo muy
sospechoso. A continuación, entre dos y tres señoritas salieron de la nube de
gente que esperaba en la cola incierta y paralizada para asistir a los
pasajeros ''con niños'' y poder facilitarles un check-in más rápido.
Sé que usted,
querido lector con niños, no va a mostrar nada de empatía hacia mí por esta
observación, pero confío en que me entiendan aquellos que no tienen niños o al
menos aquellos que, teniéndolos, evitan viajar con ellos. De los más de
doscientos pasajeros que esperaban en la cola, créanme que el 80% eran miembros
de una familia con niños. Por cierto, cuatro de estos niños se pusieron a jugar
al fútbol en medio de la terminal sin que nadie dijera nada, y eso que el balón
daba constantemente en la pared, haciendo un ruido nada agradable y por
supuesto nada bueno para el estrés que muchos teníamos encima. En un momento
dado, un pelotazo al techo hizo que una placa se desplomara y éste es el
resultado que pude fotografiar:
Me molestó
particularmente la prioridad que se concedió a una familia de holandeses que
viajaba de vacaciones a Cabo Verde con una hija de al menos 18 años, y a la que
la operaria de TAP Portugal consideró ''niña'', cuando yo cuestioné esa forma
de dar prioridad para un caso tan subjetivo.
En torno a las
14:00 de la tarde, aún sin ningún vale de comida, un operario de TAP Portugal
recorrió la fila y me salvó de ese suplicio como si fuera un ángel cuando
pronunció mi nombre y el de otros pasajeros que venían de Stuttgart. Otros se
quedaron varados hasta el día siguiente, pero yo conseguí un asiento en el
pequeño avión de hélice que va de Lisboa a Sevilla. Durante todo el día, TAP no
me pagó ni una sola comida en el aeropuerto. Aún hoy espero una respuesta del
servicio de reclamaciones, de donde sospecho que no vendrá ni una sola
disculpa. Saben ustedes por qué?
Pues porque esto
que les he explicado es un caso clarísimo de corrupción y abuso por parte de
TAP Portugal. En un 23 de diciembre (fecha en la que reconozco que no volveré a
viajar nunca más por Europa), todas las compañías saben que la demanda de
vuelos es alta. Y cómo acomodar esta alta demanda? Pues desviando vuelos y
haciendo esperar a la gente para que viajen luego en otros vuelos con menos
pasajeros (quién quiere llegar a su casa a las 12 de la noche la víspera de
Nochebuena, pudiendo llegar a las 11:30 de la mañana por un buen precio?).
Espero que TAP
Portugal sea investigada, y si no se da contestación a mi queja, daré más
detalles del proceso en este diario.
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