Artículo de Manuel Vicente
La publicación en una semana de dos encuestas
que colocan a Ciudadanos como partido más votado supone el inicio de la OPA
hostil lanzada contra el Partido Popular, a quien los poderes fácticos han
retirado su apoyo por variadas razones. Lo que algunos denominan “el Ibex35” ha
dictado sentencia condenatoria contra el PP y ha decidido redoblar su apuesta
por Albert Rivera como el hombre que debe dotar a España de la estabilidad que
hoy en día no tiene. Por mucho que desde el PP se apele al crecimiento
económico y a la creación de empleo, no puede considerarse estable a un país
que vive en riesgo permanente de desmembración y en el que miles de empresas
tienen que trasladar su sede social por temor a quedarse fuera del amparo del
euro. El dinero es muy miedoso y el PP no le tranquiliza.
La primera fase de la operación, desarrollada en
tiempo récord en 2015, fue todo un éxito al limitar el impacto de Podemos,
brazo político del 15-M; evitar una coalición de PSOE con Pablo Iglesias; y,
como efecto colateral y nunca como objetivo central, 'jubilar' a una dirigente
política molesta como Rosa Díez. Desde que el PP perdió la mayoría absoluta en
las elecciones de diciembre de 2015 todo ha sido inestabilidad política en
España, incluyendo la primera repetición electoral de esta etapa democrática,
el desafío catalán, la aplicación del artículo 155… y, para colmo, sin
perspectivas de finalización mientras el Partido Popular siga siendo el más
votado. El poder financiero, por tanto, ha decidido que el próximo inquilino de
La Moncloa tiene que ser Albert Rivera y ha empezado a desplegar todos sus
instrumentos para que los españoles de a pie, hastiados de la política y
cansados de tanta inestabilidad, asuman su liderazgo como algo naturalmente
inevitable.
En las dos encuestas publicadas en los
principales periódicos de referencia tanto de la izquierda (El País) como de la
derecha (ABC) se destaca a Ciudadanos como partido ganador y a Albert Rivera
como único dirigente político que recibe el aprobado de los encuestados,
recibiendo loas que le hacen protagonista de un acontecimiento histórico del
nivel de la aplastante victoria socialista de 1982. El hecho de que tanto el
artífice de aquel hito, Felipe González (PSOE), como su sucesor, José María
Aznar (PP) ensalcen la figura del líder de Ciudadanos es un aditamento más, y
no baladí, para configurar su carisma ante una sociedad que gusta de tener
destacados referentes en los que depositar sus esperanzas de futuro.
Una vez visto el primer capítulo de esta
película, y sin ánimo de hacer futurología, no resultaría extraño que viéramos
en el futuro inmediato determinados trasvases de dirigentes, más o menos
relevantes, desde el PP hacia Ciudadanos (un grupo menor de alcaldes jiennenses
ya lo han hecho), a la vez que periodistas de renombre y medios de comunicación
con mucho predicamento se deshacen en elogios hacia el nuevo salvador de la
patria. Salvo escándalo mayúsculo, todos los focos nacionales van a girar hacia
Albert Rivera mientras en el PSOE y en Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias,
continúan desnortados; y en el PP, Mariano Rajoy duda, como siempre, entre
abrir el melón sucesorio o permanecer al frente de su partido. Y en este caso,
si adelantar las elecciones al no poder aprobar los Presupuestos Generales del
Estado, o bien mantener la atonía hasta agotar la legislatura.
En cualquier caso, no será Mariano Rajoy el
dueño de los tiempos. En este caso, la legislatura quedará agotada cuando
Albert Rivera decida que es momento de precipitar acontecimientos. Quizá sea
cuando Ciudadanos vuelva a desplegar aquella monumentalmente exagerada foto de
su líder en la fachada de su sede.
Rivera la gran esperanza blanca?
ResponderEliminarJajajajajajajajuasjuas