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jueves, 14 de diciembre de 2017

El Régimen contra Spiriman






Artículo de José Luis Roldán (Max Estrella)


El régimen despótico que gobierna esta Andalucía mansa ha desatado una feroz persecución contra el doctor Jesús Candel, alias Spiriman. No tolera el Régimen la menor disidencia y, mucho menos, que se desacrediten sus mentiras, se airee su corrupción en los medios y se incite a la gente a la protesta callejera. ¡Hasta ahí podíamos llegar!
Quienes nos hemos atrevido a hacerle frente sabemos en carne propia cómo las gasta. Y aunque, ciertamente, en un régimen totalitario como éste nada ni nadie queda fuera del alcance de sus tentáculos, su reacción es mucho más terrible y despiadada cuando la amenaza viene desde dentro, es decir, de aquellos que conocen bien sus entrañas.

Por tal motivo el Régimen ha puesto precio a la cabeza de Spiriman. Ha clavado el Wanted –vivo o muerto- en las cabeceras de sus medios afines –que son numerosos- del mismo modo en que Lutero clavó sus 95 tesis en las puertas de la Iglesia de Wittemberg. Ha abierto de par en par las perreras del Palacio de San Telmo, dando suelta a la feroz y babeante jauría. Objetivo: la aniquilación civil del señalado; su estigmatización como persona y su desacreditación pública como profesional. Una persecución de manual. De manual nazi-mafioso.

Resulta indignante y paradójicamente hilarante contemplar cómo desde la Junta se mueven los hilos de este retablillo. Qué ridículo espectáculo el de estas marionetas del Régimen dando cachiporrazos a diestro y siniestro.

Lo acusan estos esbirros –y esbirras, conforme a su lenguaje y sus dogmas- de machismo y violencia verbal.

Recuerdo los primeros años de la democracia, cuando en los mítines del Psoe la clientela enfervorizada jaleaba a Alfonso Guerra: “Arfonso dáles caña” y éste –con menos gracia que mala leche- repartía insultos a troche y moche para satisfacción y regodeo del público. Arfonso fue un adelantado del género, un precursor. Ahí quedan ese “tahúr del Mississippi” con que motejó al entonces presidente del Gobierno, o “Monja Alferéz” con el que zahirió a una de las ministras de Aznar. Destacados dirigentes del régimen andaluz han seguido su estela, por no decir todos. Sólo a título de ejemplo, ahí tenemos al que fuera jefe del clan socialista de Alcalá de los Gazules -¡¡¡consejero de Justicia!!!- que llamó a Javier Arenas “matón de discoteca”; o al actual portacozsocialista y miembro de la ejecutiva federal del Psoe Marito Jiménez que insultó a todos los funcionarios andaluces, tildándolos de fascistas por oponerse a la famosa ley del enchufismo. Y qué decir del inefable y lenguaraz Emilio de Llera y sus insultos-amenazas machistas a la ebúrnea Alaya, o de aquél butanero que fue vicepresidente de la Junta que se refería a una alta carga como “la de las tetas gordas”. En fin, sólo hay que tener un poco de memoria.

¿A qué, pues, este rasgarse ahora las vestiduras? Sería gracioso este derroche de hipocresía y cinismo si no diera ganas de vomitar. ¿Dónde estaban entonces estas- y estos- almas sensibles que tanto sufren con el machismo de Spiriman y se acongojan con los insultos que les dedica a sus gerifaltes -y gerifaltas-? ¿Dónde estaban esas Comisiones de Igualdad cuando los sindicalistas del pesebre –CC.OO y UGT- acosaban a la ebúrnea diosa de la Justicia en las mismísimas puertas de su juzgado, o cuandoArfonso insinuaba que ésta tenía un affaire con cierto alto cargo del PP, hoy ministro?

Vaya por delante que prefiero sin lugar a dudas la socarronería, la ironía elegante, la caricatura refinada, la metáfora ácida o cualquier otra forma inteligente de crítica antes que la vulgaridad y ordinariez del insulto soez. Sin embargo, comprendo que ante una situación de hostigamiento implacable, de opresión inclemente, de injusticia despiadada, quien la sufre pueda cometer algún exceso en su desahogo. Y, aunque preferiría que la verdad fuese acompañada de la belleza poética, en cualquier caso, si hubiese que contraponer en la balanza la verdad frente a las buenas maneras, está claro que desearía que aquélla se impusiera; pues, como dijo el gran Machado, la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.¡¡¡Ánimo Spiriman, no estás solo!!!


(Publicado en el blog Ídolos y Llantos, noviembre de 2017)


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