domingo, 26 de noviembre de 2017

Prefiero la corrupción de Uganda


Artículo de Rafa G. García de Cosío


Hace un año hice un viaje por Uganda. Aterricé en Entebbe y fui en taxi a Kampala, su capital, por una carretera en cuyo arcén quedamos varados miles de coches por el paso de un largo convoy de camiones con soldados armados con metralleta. ''It's our president'', me dijo el taxista. Era Museveni, dirigiéndose al aeropuerto.

Museveni es una especie de dictadorzuelo al puro estilo africano, apunto de relevar a Mugabe en la fama de político con periodo más largo en el Poder. El presidente de Uganda ha hecho famoso al país especialmente por sus leyes contra los homosexuales en 2009, con las que los famosos kuchus se enfrentan nada menos que a la pena capital. En 2014, Museveni “suavizó” la Ley e introdujo la cadena perpetua, invitando a los ciudadanos de Uganda de denunciar cualquier caso de homosexualidad.

Quitando este carácter retrógrado del gobierno dictatorial de Uganda, el país puede dar gracias de ser de los más seguros del centro de África y, sobre todo en comparación con sus vecinos, de los más prósperos. Pero, entre las cosas que más me sorprendieron en mi viaje de cuatro noches, estaba sin duda la libertad de prensa. La realidad de que los periódicos ugandeses fueran tan combativos contra la corrupción sin temer la persecución del autócrata régimen de Museveni.

En Andalucía estamos condenados a morirnos de vergüenza

Les cuento todo esto porque, aprovechando ahora que Cataluña, la muerte del fiscal Maza y hasta la lejana política de Zimbabue llevan robando titulares a noticias importantísimas de nuestras comunidades autónomas (en especial para usted, lector andaluz), hoy me he metido por casualidad en la sección Andalucía de El Mundo (hay que hacer un buen viaje de clicks para llegar a la sección de Andalucía) para leer las noticias sobre el estado judicial de los casos ERE y Cursos de Formación. Y he comparado los artículos, o, mejor dicho, las cantidades denunciadas en la prensa española (que en realidad no son denuncias, sino recopilaciones de sumarios, pues en el caso de los ERE hablamos de delitos cometidos allá por el 2003) con aquellas denunciadas en el Daily Monitor, uno de los periódicos más importantes de Uganda.

Si logran dar con la columna ''Ugandans should say no to their MPs' madness'', del 20 de septiembre de 2016, verán que el periodista Muniini K. Mulera hace una lista con supuestos gastos y dispendios no autorizados por ciertos diputados ugandeses. Por ejemplo, la compra de ataúdes estadounidenses por valor de 1.800 dólares, su transporte (430), servicios profesionales (120), y tienda para el sarcófago (74). Añade Muniini la construcción de “tumbas VIP” por valor de 441 dólares, y claveles por 1.265. Todas estas cantidades en dólares, aunque en chelines tienen muchos más ceros detrás. El coro de la iglesia llega a 120 dólares, 15 carpas para invitados a entierros (1.060) y 4.000 sillas (1.180 dólares). Si ustedes comparan como yo estas cantidades, que a uno le recuerdan más al típico desfalco de un político de Wensminster, con lo que hoy se narra en las noticias de El Mundo, como andaluces estamos condenados a morirnos de vergüenza.

En este artículo sobre la petición de la Fiscalía de evitar el archivo de una causa contra Javier Guerrero, se menciona el pago de 90.151 euros en 2003 (estamos hablando de una de muchas causas por las que Javier Guerrero ha sido noticia en los tímidos medios andaluces). Pero es que, si van a este artículo del mismo día, verán que una de las cantidades defraudadas asciende a 149 millones de euros, en más de 1.700 expedientes de reintegro de fondos que ''no se destinaron a fines previstos''. Y no quiero seguir leyendo.

Con esta comparativa, que es solo pura coincidencia, pues tenía aún sobre mi mesa el amarillento artículo del Daily Monitor, uno se pregunta cuál es la labor exacta de Ciudadanos como socio de un Gobierno de la Junta que deja a Museveni a la altura de un político nórdico.




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