Artículo de Rafa G. García de Cosío
Hace un año hice
un viaje por Uganda. Aterricé en Entebbe y fui en taxi a Kampala, su capital,
por una carretera en cuyo arcén quedamos varados miles de coches por el paso de
un largo convoy de camiones con soldados armados con metralleta. ''It's our
president'', me dijo el taxista. Era Museveni, dirigiéndose al aeropuerto.
Museveni es una
especie de dictadorzuelo al puro estilo africano, apunto de relevar a Mugabe en
la fama de político con periodo más largo en el Poder. El presidente de Uganda
ha hecho famoso al país especialmente por sus leyes contra los homosexuales en
2009, con las que los famosos kuchus
se enfrentan nada menos que a la pena capital. En 2014, Museveni “suavizó” la
Ley e introdujo la cadena perpetua, invitando a los ciudadanos de Uganda de
denunciar cualquier caso de homosexualidad.
Quitando este
carácter retrógrado del gobierno dictatorial de Uganda, el país puede dar
gracias de ser de los más seguros del centro de África y, sobre todo en
comparación con sus vecinos, de los más prósperos. Pero, entre las cosas que
más me sorprendieron en mi viaje de cuatro noches, estaba sin duda la libertad
de prensa. La realidad de que los periódicos ugandeses fueran tan combativos
contra la corrupción sin temer la persecución del autócrata régimen de
Museveni.
En Andalucía estamos condenados a
morirnos de vergüenza
Les cuento todo
esto porque, aprovechando ahora que Cataluña, la muerte del fiscal Maza y hasta
la lejana política de Zimbabue llevan robando titulares a noticias
importantísimas de nuestras comunidades autónomas (en especial para usted,
lector andaluz), hoy me he metido por casualidad en la sección Andalucía de El
Mundo (hay que hacer un buen viaje de clicks para llegar a la sección de
Andalucía) para leer las noticias sobre el estado judicial de los casos ERE y
Cursos de Formación. Y he comparado los artículos, o, mejor dicho, las
cantidades denunciadas en la prensa española (que en realidad no son denuncias,
sino recopilaciones de sumarios, pues en el caso de los ERE hablamos de delitos
cometidos allá por el 2003) con aquellas denunciadas en el Daily Monitor, uno
de los periódicos más importantes de Uganda.
Si logran dar
con la columna ''Ugandans should say no to their MPs' madness'', del 20 de
septiembre de 2016, verán que el periodista Muniini K. Mulera hace una lista
con supuestos gastos y dispendios no autorizados por ciertos diputados
ugandeses. Por ejemplo, la compra de ataúdes estadounidenses por valor de 1.800
dólares, su transporte (430), servicios profesionales (120), y tienda para el
sarcófago (74). Añade Muniini la construcción de “tumbas VIP” por valor de 441
dólares, y claveles por 1.265. Todas estas cantidades en dólares, aunque en
chelines tienen muchos más ceros detrás. El coro de la iglesia llega a 120
dólares, 15 carpas para invitados a entierros (1.060) y 4.000 sillas (1.180
dólares). Si ustedes comparan como yo estas cantidades, que a uno le recuerdan
más al típico desfalco de un político de Wensminster, con lo que hoy se narra
en las noticias de El Mundo, como andaluces estamos condenados a morirnos de
vergüenza.
En este artículo sobre
la petición de la Fiscalía de evitar el archivo de una causa contra Javier
Guerrero, se menciona el pago de 90.151 euros en 2003 (estamos hablando de una
de muchas causas por las que Javier Guerrero ha sido noticia en los tímidos
medios andaluces). Pero es que, si van a este artículo
del mismo día, verán que una de las cantidades defraudadas asciende a 149
millones de euros, en más de 1.700 expedientes de reintegro de fondos que ''no
se destinaron a fines previstos''. Y no quiero seguir leyendo.
Con esta
comparativa, que es solo pura coincidencia, pues tenía aún sobre mi mesa el
amarillento artículo del Daily Monitor, uno se pregunta cuál es la labor exacta
de Ciudadanos como socio de un Gobierno de la Junta que deja a Museveni a la
altura de un político nórdico.
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