Artículo de Antonio Robles
La mayoría
silenciosa se ha citado a las 12 de la mañana del domingo, 8 de octubre de 2017.
En Barcelona. La rebelión espontánea de miles de adolescentes y jóvenes en las
últimas horas enarbolando banderas españolas sin miedo, con alegría y
desenfados por las calles de Barcelona y de otras ciudades del cinturón industrial
como respuesta a la amenaza de la declaración unilateral de independencia es el
símbolo de una nueva época: la gente no aguanta más y se hecha a la calle para
defender su nación y su libertad. Saben lo que está en juego, saben que esto no
es un juego, y saben que, en ciertos momentos de la historia, o sales a
defender la libertad, o te lo arrebatan los bárbaros.
Para aquellos que no se hayan enterado, esto es una guerra. Una guerra que se ha estado larvando durante
años, a espaldas del Estado Social y Democrático de Derecho que nos hemos dado
y que nos ampara a todos. Pero no es una
guerra de armas y militares, sino de medios de comunicación y mentiras; de
madrazas y adoctrinamiento mental, de subvenciones millonarias del dinero
público para subvertir el orden de las cosas y la verdad. Es una guerra para
imponer un relato interesado del pasado y la imposición de una cosmovisión
excluyente del presente para ganar el favor de los tuyos a fuerza de engañar a
las instituciones internacionales democráticas y a los defensores de los
derechos humanos en el mundo.
Y esa guerra la
vamos perdiendo. No importa ahora por culpa de quién, sino por culpa de
qué. Básicamente porque los golpistas han estado creando e instruyendo un
ejército mediático durante los últimos 37 años, mientras el Estado y nuestros
intelectuales ni han querido verlo ni contrarrestarlo. Ha llegado la hora de
hacerlo nosotros, los ciudadanos de a pie, con lo primero que tenemos a mano, y
tenemos a mano la organización y asistencia a la manifestación convocado por
SCC , bajo el lema: “Danvant la Rauxa,
posa-hi Seny” (Ante el arrebato, pongamos cordura).
Saber contra qué armas estamos luchando y prever las que debemos esgrimir
para neutralizarlos, es capital. Veamos. Durante
estas cuatro décadas han vendido victimismo y nos han acusado de opresores.
Su jugada maestra la llevaron a cabo el
pasado domingo, el día de la estafa. Neutralizaron a los Mozos de Escuadra,
los vistieron de ángeles y los mandaron a los colegios electorales para filmar
su tolerancia con “las urnas”, con “el derecho a decidir” de la gente, para
ponerlos al servicio del pueblo. Y a continuación pidieron por escrito ayuda a
la Guardia Civil y a la Policía Nacional armados de antidisturbios para abrirse
camino por la fuerza. Era preciso sacar la foto, filmar una agresión, a ser
posible, con sangre de ancianas, de niños, de discapacitados, mostrar su
brutalidad, contrastarla con su empalagosa revolución de las sonrisas y
claveles. Habían mandado a padres con
niños pequeños, a venerables ancianos y a indefensos discapacitados. Como
escudos humanos. ¿Para qué? ¿Para hacer reflexionar a las fuerzas
judiciales cuya misión última es el uso de la fuerza democrática? ¿No pensaban que una simple avalancha
provocada por el caos podría haber aplastado a un niño, o a una indefensa
anciana? ¿o buscaban eso? ¿Qué padre, qué hijo puede utilizar así a sus
seres queridos?
Todo estaba en el
guion. Era preciso mostrarse como corderos degollados, sonreír, repartir
claveles y hacer como si estuvieran ante unas fuerzas horribles capaces de
degollar a pobres ciudadanos indefensos, cuando en realidad estaban seguros que
estaban a salvo de todo porque lo que tenían delante no eran fuerzas represoras
de una dictadura, sino policías de una España con un Estado Democrático
escrupuloso con los derechos de sus ciudadanos. Si no de qué iba a
ir un padre con un niño de tres años a hombros, a meterlo en un tumulto. Y no contentos con la realidad forzada,
inventaron cientos de heridos y difundieron sangre de cargas de años anteriores
que ni siquiera eran de esas actuaciones, sino de los Mozos de Escuadra en el
desalojo de la Plaza de Cataluña por el 15-M. El colmo de malicia y de la
violencia.
Viven de transmitir
al mundo que Cataluña está bajo las botas de un Estado opresor, por eso, han de
forzar la estrategia de la no violencia, a la vez que enfatizar la simbología
opresora y franquista del enemigo, de España. Han vivido de Franco y de la
simbología franquista, y pretenden seguir haciéndolo a pesar de estos cuarenta
años de democracia, el más amplio y dichoso periodo de paz, riqueza y libertad
de la historia de España.
Pues bien, conciudadanos, mañana (hoy) cuando
vayamos a la manifestación de Barcelona, guardaros de cometer un solo error: Ni
un solo símbolo franquista; ni un solo grito agresivo, insulto o acto violento;
uno sólo es suficiente para que TV3 y los medios del régimen lo
individualizaran del resto para seguir engañando al mundo y mantener el rebaño
tabulado. No sólo porque así debe hacerse, sino porque evitándolos, impediremos
que sigan engañando a los suyos y auto engañándose.
Como han hecho todos esos jóvenes estas últimas horas por las calles de
Barcelona cantando eslóganes democráticos, agitando al viento banderas
constitucionales, riendo, animando, contagiándose de su propia voluntad y
alegría. Como han hecho tantos ciudadanos estos últimos días al poner
Mediterráneo de Joan Manuel Serrat frente a las caceroladas. Es preciso
demostrarles que no sólo tenemos razón, sino que somos mejores. Y no es
cuestión que así lo creamos, sino que lo mostremos. La mujer del César no sólo
debe serlo, sino parecerlo. Este es el
laberinto maldito en que nos ha metido el nacionalismo y del que hemos de salir
sin complejo alguno.
Llegará un día en
que Barcelona vuelva a ser una ciudad donde nadie preguntará a nadie en qué
idioma habla, si es de los nuestros o de los suyos. Y ese día sólo llegará si
lo construimos entre todos.
PD: A esta
manifestación contra el golpe de Estado vendrán muchos compatriotas del resto
de España. No nos vienen a ayudar, vienen a defender sus propios intereses, los
intereses de todos, porque somos una nación de ciudadanos libres e iguales.
PD 2: ÚLTIMA HORA: Se está propagando por
WhatsApp la siguiente información de los nacionalistas: Tallem les carreteres:
N-II, AP-7, N-340, AP-2, A-2. No passaran! 08 d’octubre, des de les 7:00 del
matí #NiUn FeixistaACatalunya.
Me temo que la guerra ya ha empezado a perderse. Al igual que los nacionalistas quieren que todo sea cuestión de demócratas y franquistas, ya estamos viendo como, a nivel nacional, nuestra maravillosa izquierda quiere convertirlo en una guerra entre el PP y el resto. Así vemos el nuevo movimiento de las banderas blancas apoyado por podemos y el PSOE (ya vimos a Iceta en la manifestación de ayer). Esta izquierda que solo está en contra de las banderas cuando aparece la bandera española, que según parece es la única bandera que no se debe ondear. Además tenemos un presidente pusilánime y cobarde que no se atreve a actuar. Para los estrategas de la izquierda (Y es lo que son los dirigentes de Podemos, son los que están marcando la estrategia, tanto la de Podemos como la de IU como la del PSOE), no es importante la verdad, y les da igual que pueda haber mucha gente de izquierdas ondeando la bandera española, lo importante es hacer creer que solo la derecha enarbola esa bandera, están creando su postverdad, que para algunos es verdad, y para otros incluso ya es historia real de España. Conclusión: todo se calmará, habrá pequeñas sanciones para algunos, el sistema seguirá igual o cambiarán la constitución para peor, seguirán con su adoctrinamiento en la educación (Los profesores de ahora ya fueron adoctrinados en los años ochenta, lo que enseñan es lo que han aprendido, no es mala voluntad, son el primer fruto del nacionalismo), TV3 seguirá dando mítines y nadie hará nada. Porque todo ha sido una cuestión de precipitación. Los nacionalistas, en su ansiedad, o arrastrados por la crisis y la corrupción que ha hecho surgir movimientos sociales descontentos, han creído que tenían la masa crítica para culminar la obra en la que llevan trabajando tantos años, pero no, se han precipitado. Pero, como en este país no pasará nada, seguirán igual, y la segunda vez, se asegurarán de que la masa crítica sea de verdad suficiente, y entonces sí, lo conseguirán.
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