Artículo de Enric Cabecerans
El mes de septiembre de 2017 se
recordará, en España, como el momento en que el Gobierno de Cataluña,
sustentado en una mayoría exigua de 72 diputados (representa el 36% del censo
electoral), lanzó el mayor desafío posible contra el conjunto de los ciudadanos
españoles. Saltándose la legalidad vigente y las normas éticas y de
procedimiento en las que se basa la democracia, promovió un referéndum con la
intención de declarar la independencia unilateral de Cataluña, en caso de que
el resultado fuera afirmativo.
Como
era de esperar, el referéndum fue suspendido por el Tribunal Constitucional; y
el Gobierno de España advirtió, reiteradamente, a las autoridades catalanas
para que no lo llevaran a cabo. Sin embargo, a pesar de todas las advertencias,
la votación tuvo lugar el día 1 de octubre. La jornada que se vivió ese domingo
será recordada como uno de los mayores esperpentos que jamás se haya visto en
nuestro país. Los pro independentistas se movilizaron como nunca, a sabiendas
de que existía una prohibición expresa de los tribunales. Mientras el
despliegue policial, que pretendía evitar la votación, fue desproporcionado y
no consiguió su fin. En definitiva, el pretendido referéndum se realizó sin
ninguna garantía, y sin la posibilidad de obtener datos veraces sobre la
opinión de la sociedad catalana.
Según la Generalitat, acudieron 2.262.424 personas a las urnas, el
42,6% del censo (no sabemos dónde lo obtuvieron, si era oficial, ni quién
figuraba en él) y el SÍ a la independencia fue del 89,3%. Cabe suponer que solo
los independentistas fueron a votar, y de ello se deduce lo más terrible: la
fractura social de la sociedad catalana.
Los
políticos independentistas repiten, una y otra vez, que este proceso viene de
abajo a arriba y que no está dirigido por las élites, que es un proceso que se
ha ido generando por el desencanto que los ciudadanos catalanes sienten hacia
un país que les trata mal. Desde mi experiencia me dispongo a examinar la
evolución de la sociedad catalana, así como la forma de proceder de los
distintos Gobiernos autonómicos desde los años 80 hasta la actualidad.
Tras la muerte de Franco, el Gobierno de
Adolfo Suárez restablece provisionalmente la Generalitat de Cataluña y nombra
Presidente de la Generalitat a Josep
Tarradellas, hasta entonces, en el exilio. En 1978 se aprueba la Constitución
española, y al año siguiente, el Estatuto por el que Cataluña accede a su
autogobierno y se constituye en comunidad autónoma dentro de España. En 1980 se
realizan las primeras elecciones al Parlament
que darán lugar al primer Gobierno de CiU, con el apoyo de ERC y los
centristas. El partido de Jordi Pujol, no dejará el poder hasta 2003.
La población, en ese preciso momento, era
plural y diversa, como refleja la composición del arco parlamentario.
|
1980
|
1984
|
1988
|
CiU
|
43
|
72
|
69
|
PSC
|
33
|
41
|
42
|
PSUC
|
25
|
6
|
|
UCD
|
18
|
|
|
ERC
|
14
|
5
|
6
|
PSA
|
2
|
|
|
AP
|
|
11
|
6
|
IC
|
|
|
9
|
CDS
|
|
|
3
|
Los flujos migratorios de los años 50, 60
y 70 convirtieron a Cataluña en tierra de acogida y oportunidades para
inmigrantes, que llegaban procedentes del resto de España, sobre todo, de
Andalucía y Extremadura (el 60% de la población actual de Cataluña tiene sus orígenes en otras regiones de España).
Si en 1930 vivían en suelo catalán unos 70.000 andaluces, en los años 70 esa
cifra superaba los 840.000. Ello se refleja en las elecciones de 1980, donde el
Partido Socialista Andaluz (PSA) obtiene 2 escaños. Esta afluencia masiva
generó rechazo en parte de la población de origen, que los etiquetó como “xarnegos” y los agrupo en “guetos” en
torno a las zonas industriales, como el cinturón de Barcelona (“aquí termina
Cataluña”, podía leerse en la entrada de algunos barrios).
A partir del primer Gobierno de Jordi
Pujol, se procede a recuperar la lengua y la cultura catalana que habían sido
postergadas durante la dictadura. De este modo, en 1982 la Generalitat impulsa
la primera campaña
de sensibilización para
promocionar el uso del catalán, y en 1983 se aprueba la primera Ley de
normalización lingüística, con el objetivo de recuperar el catalán en los usos
oficiales y, sobre todo, en el sistema educativo y en los medios de
comunicación. Ese mismo año, se pone en funcionamiento la televisión catalana y
la primera cadena de radio.
La confianza, que la mayor parte de los
votantes catalanes demostraron hacia CiU, tenía mucho que ver con el deseo de
la población por recuperar algo que les había sido arrebatado por la dictadura
de Franco: sus tradiciones, su cultura y su lengua. Pero, sobre todo, la
confianza depositada tenía que ver con la sensatez de sus propuestas. Por citar
un ejemplo ilustrativo, Ramón Trias Fargas, en una
sesión en el Congreso de los Diputados del 24 de mayo de 1978, proponía la
enseñanza en la lengua materna, bien sea catalán o castellano, y la enseñanza
obligatoria de ambas lenguas para todos los que viven en Cataluña. Es obligado
recordar esta cita textual: «Creo que es justo decir que el derecho a
la lengua materna es un derecho del hombre, un requisito pedagógico de la
máxima importancia. Cambiar de lengua en la niñez dificulta extraordinariamente
la capacidad del niño. Nosotros nunca
vamos a obligar a ningún niño de ambiente familiar castellano a estudiar en
catalán».
La idea de integrar a la población
inmigrante e igualar, de hecho, a todos los ciudadanos en derechos y
oportunidades es muy positiva. Del mismo modo, parece del todo razonable
recuperar la pluralidad cultural que un gran número de ciudadanos reclamaban
como propias. Además, los sucesivos
cambios políticos, sociales y estructurales que se habían desarrollado en
España (el PSOE llega al poder en 1982; integración en la Unión Europea en
1986…), hacían concebir grandes esperanzas sobre el futuro de una de las
regiones con más proyección de nuestro país. La transformación de España
culminó en 1992, con la Expo de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona.
De todo lo dicho conviene
subrayar el esfuerzo del Gobierno autonómico para normalizar la lengua catalana
y regularizar su uso, especialmente en las escuelas y los medios de
comunicación. Sin embargo, una de las consecuencias de esta política será el
desplazamiento de unos 14.000 profesores fuera de Cataluña en la década de los
80. El espacio educativo e integrador se convertirá, en pocos años, en un
elemento que pretende influir en la población más joven, con la intención de
adoctrinar en favor de las tesis nacionalistas.
Estas políticas tendrán
respuestas desde parte de la sociedad civil que ve conculcados sus derechos
como castellanohablantes. De este modo se crean asociaciones que reivindican la
educación en castellano, especialmente en la década de los 90, la Asociación
por la Tolerancia, Foro Babel, CADECA… son algunas de ellas. Ya en 1981, 2300
intelectuales y profesionales firmaron un manifiesto mostrando su preocupación por la situación cultural y
lingüística de Cataluña y criticando la intención de convertir al catalán en la
única lengua oficial de Cataluña.
En 1996 el PP llega al
Gobierno de España con el apoyo de CiU, y en 1998, el Parlament aprueba una nueva ley de política lingüística con la que
se propone blindar la inmersión en catalán, por cierto, sin ningún recurso por
parte de Aznar, que, por aquel entonces, todavía hablaba catalán en la
intimidad. La inmersión
que se proclamaba como vía para lograr la cohesión de la sociedad, la
integración de los recién llegados y la mejor convivencia entre todos los
ciudadanos, se fue convirtiendo en un elemento distorsionador que pretendía
adoctrinar en favor de las tesis nacionalistas y conseguir una sociedad de
pensamiento único.
Para que una organización
política, como CiU, se mantenga 23 años en lo más alto, se necesitan un mensaje
ilusionante y una buena gestión, si esta última no es eficaz, se utilizan otros
métodos menos decorosos, como los que en la actualidad, utiliza el PSOE
andaluz: creación de una red clientelar que garantiza apoyos regulares en las
elecciones; subvenciones constantes para sindicatos, asociaciones impulsadas
por personas afines y medios de comunicación; y mordidas en las obras y
servicios públicos.
La burguesía catalana, decide
instrumentalizar la lengua e introducir el hecho diferencial como herramienta
política para conseguir sus propósitos en Madrid y construir un sentimiento de
país. El discurso nacionalista de
CiU acabó siendo asumido por otras formaciones que bebían de otras fuentes
ideológicas, como el PSC-PSOE, el partido que desplazará a los convergentes del
poder en 2003. Mientras empeoran los resultados electorales de CiU, como
consecuencia del cambio de liderazgo, el carismático ex alcalde de Barcelona,
Pascual Maragall, llega a la Generalitat con el apoyo de ERC e IC. Curiosamente el PSC había obtenido mejores resultados en 1999,
pero los pactos del Majestic mantuvieron a Jordi Pujol como Presidente de
Cataluña.
Con la llegada al poder del
PSC se desvanece la última esperanza de los castellanohablantes catalanes. Si
esperaban que las políticas identitarias cesasen, con el tripartito ocurre todo
lo contrario: se incrementa la presión catalanista y se empiezan a imponer
multas a los comercios que no rotulan en catalán. Incluso
el término despectivo para excluir del discurso a los que se oponen a al
pensamiento único nacionalista y no aceptan que se destierre el castellano de
la vida pública, se desplaza de “xarnego”
a “fatxa”.
En 2004, J.L. Rodríguez
Zapatero que, en campaña electoral había prometido aprobar el Estatuto de
autonomía que saliera del Parlament,
gana las elecciones generales y se proclama nuevo Presidente de España. Sin
embargo, su promesa se encontró con una ambiciosa propuesta catalanista, que sería el principal foco de las reivindicaciones
nacionalistas, a pesar de la indiferencia
de la mayor parte de la población (sólo lo refrendó el 48,85%).
A pesar de la reedición del tripartito en 2006, el PSC empieza a
perder apoyos de forma constante, dado que sus bases castellanohablantes no
perdonan la traición y, elección tras elección, pierden votos y escaños
|
1992
|
1995
|
1999
|
2003
|
2006
|
CiU
|
70
|
60
|
56
|
46
|
48
|
PSC
|
40
|
34
|
52
|
42
|
37
|
ERC
|
11
|
13
|
12
|
23
|
21
|
IU
|
7
|
11
|
3
|
9
|
12
|
PP
|
7
|
17
|
12
|
15
|
14
|
Cs
|
|
|
|
|
3
|
El sector antinacionalista,
y más crítico con el catalanismo, se une a Ciudadanos, partido de nueva
creación, que en esas elecciones consigue tres diputados en el Parlament. Por otro lado, en 2007 nace
UPyD, con ideas similares a las de Cs, pero con proyección nacional, que
señala, insistentemente, las carencias y las contradicciones del sistema
político español, su corrupción generalizada y la falta de cohesión de país. La
población española busca alternativas al bipartidismo.
Vuelve
la derecha, tras la nefasta gestión de la última crisis económica, por parte
del Gobierno socialista, en 2010
a Cataluña y en 2011 a España. Sin embargo, empiezan a hacerse
públicos los casos de corrupción que salpican a todas las formaciones políticas
que han ostentado el poder, creando un profundo malestar en la ciudadanía. Como
consecuencia aparece el movimiento 15M. En España, su secuela será Podemos y en
Cataluña las Candidaturas de Unidad Popular (CUP) y CSQP, cercanos a Pablo
Iglesias.
Es
a partir del 2010, con la sentencia del Tribunal Constitucional que recorta 14
artículos del Estatuto, cuando el discurso de las formaciones nacionalistas se
radicaliza. ERC empieza a incluir en su discurso el “España nos roba”, aumenta
la presión en los temas relacionados con la lengua y se traslada otra forma de
entender el catalanismo para enfrentarse, con más fuerza, a las posiciones de
los constitucionalistas. En palabras de Oriol Junqueras, “Catalán no es quien
vive y trabaja en Cataluña, sino quien tiene voluntad de serlo”.
En 2015, año clave y de mucha tensión
política, los cambios se suceden y las crisis internas y externas provocan la
mayor fractura social que haya conocido una comunidad autónoma desde el inicio
de la democracia. Las posiciones soberanistas crecen en el entorno de
Convergencia y la coalición CiU, se disuelve. Unió democrática de Cataluña
acaba siendo un partido irrelevante, mientras que amplios sectores de
Convergencia democrática de Cataluña apuestan por la independencia y llegan a
un pacto con ERC para concurrir juntos a unas elecciones proclamadas
plebiscitarias. Los casos de corrupción que afectan a toda la familia del molt honorable Jordi Pujol hacen que CDC
desaparezca y se constituya, en 2016, un nuevo partido, el PDCAT.
CDC y ERC se agrupan bajo un mismo
paraguas (Junts pel Si), mientras que
las CUP se presentan en solitario, pero entre ambas formaciones, el
independentismo obtienen el mejor resultado de su historia, el 49% de los votos
emitidos. Sin embargo, lo más trascendente es el incremento, tanto en votos
como en escaños, de Ciudadanos que obtiene el mejor resultado de su corta
existencia.
|
2010
|
2012
|
2015
|
CiU
|
62
|
50
|
|
PSC
|
28
|
20
|
16
|
ERC
|
10
|
21
|
|
IU
|
10
|
13
|
|
PP
|
18
|
19
|
11
|
Cs
|
3
|
9
|
25
|
SI
|
4
|
|
|
CUP
|
|
3
|
10
|
JxSI
|
|
|
62
|
CSQP
|
|
|
11
|
Estos dos últimos años, el Gobierno de
Cataluña ha estado en manos de Junts pel
Si con el apoyo de las CUP, y podemos decir que su único objetivo ha sido
buscar el modo de conseguir la independencia. Desde el Gobierno, con la ayuda
inestimable de los 72 diputados que le dan apoyo, y con la colaboración de
entidades subvencionadas como la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC) y Omnium
Cultural, han conseguido enfrentar a la sociedad, han perseguido y señalado a
los que no piensan como ellos y han defendido posiciones totalitarias, aunque
luego pretendan mostrarse como víctimas de un sistema opresor, o como
demócratas que solo quieren votar.
Visto en perspectiva, se ha llegado al
escenario actual, en gran medida, por la gestión de dos competencias que tienen
las comunidades autónomas y que han conseguido atraer a gran parte de la
población hacia las tesis nacionalistas: la educación, cuyas gestión ha sido
usada por la Generalitat para
adoctrinar a los niños en las escuelas públicas, cultivando la animadversión
contra un gobierno “opresor” y atribuyendo todo lo favorable a los catalanes, a
nosotros, que somos los buenos; y los medios de comunicación que se han
utilizado para repetir hasta la saciedad el pensamiento único que se quiere
implementar, somos una nación, somos diferentes, el que no está con nosotros
está contra nosotros.
Otro de los factores que contribuye a
generar tensión es el discurso político que lanza mensajes incendiarios, como estas
palabras de la ex líder de la ANC y actual presidenta del Parlamento catalán. Desde las propias instituciones, hay personas
que enfrentan a unos ciudadanos contra otros, disponiendo quiénes son buenos
catalanes y quiénes no. Dirigentes que enarbolan un discurso sectario y
excluyente, que busca culpables en el resto de España para justificar su mala
gestión, o incluso, para evitar sentarse delante de un juez. No es cierto que
todo este proceso haya nacido de abajo a arriba, este camino está dirigido por
personas vinculadas a un determinado modo de pensar. Si estas personas
mantienen su actitud pueden llevar a toda nuestra sociedad a una crisis sin
precedentes. Seguir por esta senda nos conduce al abismo.
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