martes, 24 de octubre de 2017

A cuatro francos la vara



Artículo de Enrique  Rodríquez

En 1542, el III duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo, tuvo que supervisar los preparativos en Cataluña para una posible invasión francesa. Ante la poca moral y el pobre entusiasmo mostrado por los soldados catalanes, el duque recomendó el envío de tropas de otros lugares de España. «He echado un vistazo aquí a algunos de los soldados reclutados, y estoy tan insatisfecho con ellos que casi no me atrevo a comentárselo a Su Majestad. Le ruego que ordene con la mayor urgencia se sirvan hombres procedentes de Castilla y de otras regiones donde se recluten», reclamó el general castellano a Felipe II.

Los fueros prohibían expresamente servir en el ejército fuera del principado.
La revuelta de los segadores la convirtieron en un episodio idealizado, cuando no fue más que un expolio realizado por algún que otro segador, acaudillados por delincuentes infiltrados y disfrazados de segadores, fugitivos de las cárceles.

Estos hechos acaecieron en tiempos de Felipe IV. La Diputación de Cataluña, otorgo al rey francés Luis XIII el título de conde de Barcelona, rememorando el antiguo vasallaje de los condados catalanes con el imperio Carolingio. Durante doce años, la región de Cataluña permaneció bajo control francés. Los territorios del Rosellón nunca fueron recuperados por España, gracias a la poca contribución catalana.

Los dirigentes catalanes han sometido al pueblo catalán a tensiones y conflictos continuos entre sus propios habitantes, y siempre en perjuicio de España.

Felipe IV, nunca tomo represalias contra los catalanes por estos sucesos, siguió manteniendo sus fueros y privilegios fiscales.

Ya en aquella época el mayor peso fiscal de la Monarquía lo soportaba Castilla, sistemáticamente exprimida, con desproporcionados impuestos de los que se verán libres los otros reinos, hecho que ocurrió hasta mediados del siglo XIX.

Felipe V juró las Constituciones catalanas el 4 de octubre de 1701 y pocos días después abrió las sesiones de las Cortes catalanas. Durante las mismas los diputados y las instituciones catalanas defendieron el pactismo y el constitucionalismo.

Después durante la guerra de sucesión los dirigentes catalanes se pusieron al lado de los ingleses, siendo más tarde, abandonados por estos. El abandono de los catalanes por Gran Bretaña quedó plasmado en el artículo 13 del tratado de paz entre Gran Bretaña y España firmado el 13 de Julio de 1713. En él Felipe V garantizaba vidas y bienes a los catalanes, pero en cuanto a sus leyes e instituciones propias sólo se comprometía a que tuvieran «todos aquellos privilegios que poseen los habitantes de las dos Castillas».

Y así una vez y otra a lo largo de la Historia. Por si no ha quedado claro…Felipe IV, 1640…Felipe V, 1718…Carlos III 1771…Carlos IV 1802…Fernando VII, 1816…y luego…

Luego El siglo XIX y sus medidas proteccionistas que favorecen una vez y otra a Cataluña con respecto al resto de España.

Decía Stendhal en sus Memoires d´un touriste: " los catalanes quieren leyes justas a excepción de la ley de aduanas, que debe de ser hecha a su medida. Quieren que cada español que necesite algodón, pague a cuatro francos la vara por el hecho de que Cataluña está en el mundo. El español de Granada, Málaga o de la Coruña no puede comprar paños de algodón ingleses que son excelentes y que cuestan un franco la vara."

La medida proteccionista que se lleva la palma de oro fue: ¨La Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas¨ 20 de Julio de 1882, creada para proteger a la industria textil catalana y otorgarle un “mercado en exclusiva sin competencia exterior”… Un monopolio dentro de España.

Constantes ventajas competitivas y privilegios comerciales, respecto a otras regiones españolas.

En un mitin en Bilbao, en el teatro Arriaga, en 1893, la burguesía catalana y vasca se reunieron a grito de “España para los Españoles”, solicitando nuevas medidas proteccionistas para sus productos. A partir de 1898 apoyaron y fueron fundamentales para el verdadero surgimiento del nacionalismo en ambas regiones.

Y de estos barros, nos llegan estos lodos. La historia es larga y llena de matices, en nuestros tiempos actuales se ha permitido por parte de muchos, bien por utilitarismo o por conveniencias, que la historia continúe, permitiendo a cierta clase política catalana, crear conflictos que rozan constantemente los límites de la paciencia, de la razón, de la ética y de la vergüenza,  ¨España nos roba¨ falacia tras falacia. Ya está bien, es hora de poner las cosas en su sitio. No más privilegios para Cataluña. Igualdad para todos los territorios españoles.



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