domingo, 24 de septiembre de 2017

La herencia de Oberursel


Artículo de Rafa G. García de Cosío


Esta noche y los días que se aproximan, tendrán que acostumbrarse al siguiente titular: ''la extrema derecha avanza en Alemania'', ''auge de la ultraderecha en Alemania'', o ''Alemania es la nueva pesadilla de Europa''. No quiero robarle titulares a la creme de la creme periodística. No sigo. Hagamos como que no han perdido originalidad.

Pero en realidad, no solo han perdido originalidad, sino también dos dedos de frente. Ayer sábado paseaba por las calles de Ludwigsburg y me dieron propaganda electoral en un puesto del FDP (el partido liberal) y el AfD, Alternativa para Alemania, nuevo partido con grandes probabilidades de quedar cuarto en las elecciones generales de hoy. Por cierto, sí, han leído bien, la ley alemana no establece algo tan estúpido como la jornada de reflexión. Los alemanes son un pueblo que reflexiona todos los días y a todas horas. Paso a traducirles algunos de los puntos del programa electoral del AfD, partido denominado 'xenófobo' y 'neoliberal':

- Tolerancia cero ante el terror, la violencia y la criminalidad.
- Reforzar a la policía.
- Lucha contra el extremismo de derecha y de izquierda, así como el islamismo.
- Sí a la inmigración cualificada y controlada.
- La base de la inmigración debe ser la Constitución y nuestros valores liberales.
- Nacionalización solo tras una integración lograda.
- Rescate de vidas - centros de acogida en los países de origen.
- Ayudas en los países de origen, con refuerzo de la UNHCR (Secretaría de refugiados de la ONU).
- Control de fronteras alemanas y europeas.
- Deportación de demandantes de asilo sin autorización para quedarse (200.000 según la propia Merkel en el debate con Martin Schulz en televisión).

Podría seguir con más puntos, pero es inútil. No hay xenofobia en ninguno de estos puntos, sino más bien lo contrario. No se habla de una salida de la Unión Europea. Una comparación con partidos claramente fascistas, como el Frente Nacional de Le Pen, es un disparate. Tampoco es tan liberal como piensan, pues es cierto que el AfD ha conseguido apoyo en los últimos años especialmente en las regiones de Alemania del este, para las que aún existe un Fondo de Solidaridad sufragado por el resto de Alemania, y que ningún partido pide abolir! Tampoco el FDP.

Por si no lo saben, la AfD, desde su nacimiento en 2013, siempre ha hecho campaña electoral junto a un puesto del FDP. Por qué? Pues por la misma razón que Burger King y McDonalds suelen abrir a poca distancia uno de otro: por pura competencia entre sus votantes. Ya en 2014, el periódico Die Zeit, que entonces, sin la oleada de terrorismo ni refugiados que vivimos ahora, era mucho más neutral hacia el AfD, publicaba un largo reportaje sobre el nacimiento del AfD en Oberursel, un pueblo de la rica región de Hessen con pleno empleo y gobernada por un alcalde liberal. Para ponerle en perspectiva, querido lector, imagínese una ciudad como Andújar gobernada no por un alcalde del PP, sino por un liberal de verdad. Y con pleno empleo. Un pensamiento a años luz de la realidad, cierto?

El caso es que la AfD nació allí porque allí es donde 1000 ciudadanos de todo tipo de profesiones se acabó reuniendo para resucitar al Fénix que renaciera de las cenizas del FDP. Un partido clave en muchos gobiernos de las últimas décadas que, por primera vez desde 1945, desapareció del Parlamento en septiembre de 2013 (y que ahora parece también volver de la mano del coqueto Christian Lindner). La sombra del fallecido Guido Westerwelle sigue planeando sobre la política alemana. Macron, Abert Rivera... parece que solo aquellos liberales bien vestidos y menores de 40 años ganan algo de credibilidad ante las elecciones. Sin importar el programa.

Porque el programa de los liberales apenas se cumplió durante la coalición de 2009 a 2013. El gobierno alemán desenchufó las centrales nucleares, dio un giro verde inesperado, eliminó el servicio militar obligatorio, aceptó rescatar a Grecia en dos ocasiones y no redujo los impuestos como Westerwelle había reclamado en sus largos años de oposición. Estas traiciones, en principio económicas, movieron de la silla a los fundadores de Oberursel para crear al AfD. Y después de 2013, hasta hoy, otros argumentos (de seguridad, inmigración masiva y terrorismo) se suman a los económicos para, como señalan las encuestas, convencer a más del 10% de los electores alemanes. Y se siguen escandalizando desde los grandes periódicos?

Lean a Evelyn Finger, la semana pasada en el editorial de Die Zeit. En dos columnas de la página principal, achacaba el triunfo de la AfD (solo en Alemania del este, sin esperar a los resultados del oeste, como si no fuera a triunfar aquí) a la obsesión de la Alemania comunista por la 'identidad' y la protección de las fronteras. Por increíble que parezca, no hizo mención en ninguna de las dos columnas al terrorismo islámico. Tampoco apareció la palabra refugiado.

Quizá hizo bien! El programa de la AfD no pide expulsar a los refugiados. Solo a aquellos sin permiso. Pero es igual. Los titulares de esta noche y la semana que viene ya se los he revelado con antelación.



No hay comentarios:

Publicar un comentario