Artículo de Federico Relimpio
A ver, y por
partes. Circula por ahí la idea de que el Servicio Andaluz de Salud nos quita
dinero a los médicos si no hacemos esto o lo otro. Por tanto, me ha parecido
conveniente hacer algunas aclaraciones al respecto:
Los incentivos:
a los médicos no nos quitan parte del sueldo por esto o por lo otro. Se trata
de un dinero que te dan o no, en función de que cumplas o no ciertas
condiciones – luego habrá que ver si las condiciones son éticas -. Parece un
sofisma, y no lo es. Y me explico.
El sueldo del
médico de la pública es un constructo difícil de entender. A ver quién es el
guapo que sabe bien en qué consiste un “complemento de destino”, por ejemplo.
Otro ejemplo:
incentivo para que no trabajes fuera del Servicio Andaluz de Salud. Puedes ser
el tío más trabajador del mundo en la pública, el mejor médico, el más humano y
el más reputado pero, si se te ocurre poner un pie en la privada, ¡ay!, pierdes
el complemento por dedicación exclusiva – pasa solo en tres CCAA, por supuesto
en Andalucía -. Es un dinero que te pagan si no haces. Si no trabajas en la
privada, en tus horas libres. A mí me parece el dinero del contribuyente peor
invertido – y lo cobro, oigan -.
Sigo: incentivo
para que no pongas medicamentos caros o para que derives poco al especialista –
esto último, para los de Atención Primaria -. O que pongas los genéricos de la
subasta de medicamentos andaluza – otro tema de debate -. Lo puedes hacer o no,
según tus criterios científicos o tu conciencia profesional. Que te pones
farruco y aplicas tu criterio personal: pierdes ese dinero. Ole tus narices.
Pero ahí le funcionan a la administración otros resortes que pocos conocen
fuera del mundillo. Al menos, en Andalucía.
A los de
Atención Primaria les ha funcionado bien la presión colectiva. Porque el
objetivo lo cumplía el Centro de Salud colectivamente o no. Quiero decir, que
si tal o cual centro no cumplía tal objetivo en cuanto a tal medicamento caro,
reunión al canto, en la que se exponía negro sobre blanco que ese dinero que
TODOS dejan de ganar, se debe a aquel que no cumple y que nos chafa la media
global. Como lo oyen. Entre compañeros – técnica estudiada, por cierto -. ¿Que
miento? Pregunten, y me desmienten, aquí abajo. No elimino ningún comentario. Y
además, así aprendo.
A los
hospitalarios, además, les funcionan otras presiones. Distingamos entre
clínicos y quirúrgicos. Los últimos, blanco fácil: los echas del parte de
quirófano y, en dos años, “pierden las manos” (pierden práctica). A pasar por
el aro. Los clínicos, les quitas sus monográficas (áreas de interés), donde han
estado décadas concentrando experiencia y dedicación, y donde se han labrado un
prestigio locorregional, nacional o internacional. A pasar por el aro. Es tan
simple, que da risa.
Y todos,
distinguidos en dos categorías: con plaza en propiedad o sin ella. Con plaza en
propiedad, aplíquese lo dicho en los párrafos precedentes. Sin plaza –
interinatos y precariedades diversas –, aplíquese sonrisa beatífica y “ya nos
veremos”. Por ejemplo, la historia de César Ramírez. “Y no lo cuentes, que te
tengo vigilado”. No es un caso, ni dos. Es un concepto peculiar de los Recursos
Humanos, aplicado a la medicina pública.
Un sistema para
tenerlos a todos callados y obedientes, para ocultar deficiencias, ahorrar, y
mirar hacia otro lado. Un ejército articulado de mandos intermedios elegidos
bajo la condición inexcusable de la lealtad a la causa – por cierto, ¿qué
causa? – y la destreza en el manejo de “situaciones difíciles”. Y, en breve,
una Ley de alcance autonómico que blinda y santifica todos estos procedimientos
bajo un lenguaje élfico y seráfico, cuyos dobles sentidos son cuchillas
mortales para los no avezados.
Es un tercio del
presupuesto autonómico, la Sanidad Pública. Demasiado cara, para estar en manos
independientes. Enteraos ya, niñas y niños del catorce en selectividad: las
cosas NO van a cambiar en Andalucía. Bienvenidos a una forma de ¿dictadura?
particularmente refinada. E inamovible. ¿Queréis ejercer aquí, en vuestra
tierra, junto a los vuestros? Preparaos para pasar por el aro. No digáis luego
que nadie os advirtió. Ni os justifiquéis inútilmente diciéndoos que pensasteis
como yo – iluso -, que las cosas podían cambiar. Cambiaron sí, pero a peor.
Jamás pensé en verme escribiendo esto. Ni lo que sigue.
Excelente. En cuantos trabajos pagan de mas por hacer tu trabajo.? No es esta una forma de control de sectores de poblacion? No se parece en algo..a ¿dictadura? Sanidad, Educacion, Hacienda, judicatura...y lo que te rondare morena.
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