Artículo de Ángel Campos
Atacar al turismo, ahora es lo que está de moda. Estar en
contra de la primera industria de este País, la que más empleo ha creado y está
ayudando a que la crisis pase a la historia. Y la izquierda ya se ha hecho con
la bandera de eso del anti turismo, y si los más radicales mueven el árbol los
moderados son los que recogen las nueces y proponen el cambio de modelo.
Sí, es la izquierda la que quiere vetar el turismo, los que
se supone ayudan y piensan en los más necesitados son los que quieren poner
coto a los que nos visitan y, lógicamente, los más perjudicados serán los que
menos medios tienen.
Y es que gracias al turismo “low cost” muchos son los que
pueden (podemos) viajar y precisamente
es ese turismo más económico el que la izquierda quiere limitar, impidiendo que
las personas con menos recursos viajen y hagan turismo. Sí, ¡la izquierda!
Es decir, las personas con más capacidad económica, que
viajan en líneas regulares y que se hospedan en hoteles caros no están en el
punto de mira de la izquierda, la izquierda está en contra y acosa a las clases
populares, las que ahorran durante todo el año para darse una escapada, las que
tienen que hacer turismo en grupos organizados y acudir a establecimientos económicos.
Y quieren acabar con este tipo de turismo, y de paso con el futuro de de tantas
personas humildes y normales que trabajan en este sector.
Esta es la deriva de la izquierda, una izquierda que ha
perdido su sentimiento de clase y su vocación internacionalista para acabar
mirándose el ombligo y que no duda en atacar y perseguir a las personas de su
misma “clase social” que se limitan a hacer turismo y pretenden conocer sus
ciudades.
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