Artículo de Luis Escribano
Jesús Candel –Spiriman- forma parte ya de la Historia de Andalucía y, muy
especialmente, de Granada
El incremento de las reclamaciones en el ámbito
sanitario evidencia que los usuarios del SSPA no han percibido esas “prodigiosas”
mejoras que iban a producir las fusiones hospitalarias
Los buenos profesionales sanitarios son
los que realmente mantienen vivo el SSPA
En Andalucía, la
Sanidad pública se ha convertido en
la protagonista de muchas de las tertulias ciudadanas y mediáticas, así como de
las redes sociales. No hay día en el que los medios de comunicación no
publiquen alguna noticia relacionada con ella. Y si hay que agradecerle a
alguien que los ciudadanos hayan abierto los ojos ante la gravedad de lo que
está ocurriendo en esta tierra sureña y que, al unísono, hayan puesto el grito
en el cielo susanista, sin duda se lo debemos a Spiriman, el médico granadino Jesús Candel. Esta extraordinaria persona ya forma parte de la
Historia de Andalucía y, muy especialmente, de Granada. ¡Gracias, Jesús!
No obstante, dice
la Providencia andaluza, Susana Díaz, que nuestra Sanidad es la “joya de la corona” y un ejemplo a
seguir. Y efectivamente, debe serlo en el “reino
socialista”, pero sólo en lo que respecta a los negocios de unos cuantos, a los
estómagos agradecidos y a los útiles al régimen, algunos de los cuales, según
la Cámara de Cuentas, encima cobran más de lo previsto legalmente.
Si se evaluara la
gestión realizada por el grueso de “angelitos” que revolotean y dan coba a
la Providencia andaluza, con arreglo a los principios de buena administración,
coordinación, lealtad institucional, buena fe, confianza legítima,
transparencia, colaboración y cooperación en su relación con otras
Administraciones Públicas, eficiencia en su actuación y control de los
resultados, programación de sus objetivos, coordinación y planificación de la
actividad, racionalidad organizativa, racionalización y agilidad de los procedimientos,
imparcialidad, no discriminación, proximidad a la ciudadanía y responsabilidad
por la gestión pública, mucho me temo que, más que la “joya de la corona”, la Sanidad pública del “reino socialista” resultaría una simple baratija de mercadillo.
Pero,
obviamente, de este sombrío escenario deben salvarse los buenos profesionales sanitarios, que son los que realmente
mantienen vivo el sistema sanitario andaluz, aunque quizá algunos todavía no se
han dado cuenta de la trascendencia de lo que está ocurriendo. Y es que, política y asistencia sanitaria, no sólo no son miscibles, sino que emulsionan
terriblemente mal en Andalucía.
Los seductores
cantos de alabanzas a la sanidad andaluza de los querubines del “cielo
susanista” tienen cada vez menos recorrido entre los ciudadanos, pues a la
luz de los datos que una y otra vez ofrecemos sin cuartel, las angelicales
voces de esos seres se tornan en hirientes alaridos que, en su agonía, se
descomponen ante las evidencias.
Y hablando de
datos, como muestra del estado y situación real de la gestión de la Sanidad
andaluza, es decir, de la baratija del reino socialista, qué
mejor botón que utilizar los propios datos facilitados por la Junta de
Andalucía. ¡Zas, en toda la boca!
Para ello,
utilizaré las reclamaciones presentadas por los usuarios del SSPA (Sistema
Sanitario Público Andaluz), datos que pueden encontrarse publicados en la web
de la Consejería de Hacienda y Administración Pública...sí, sí, la que ahora
dirige María Jesús Montero, ex-Consejera de Salud, la que tantos datos oculta sobre
la Junta de Andalucía, como he ido mostrando en anteriores artículos y seguiré demostrando en
posteriores artículos y vídeos.
Los datos que se
ofrecen a continuación proceden de la Memoria 2013-2014 y del Informe
2015-2016 de la Inspección General de Servicios de la Consejería de
Hacienda y Administración Pública.
De acuerdo con
lo dispuesto en el Decreto 262/1988, de 2 de agosto, por el que se establece el
Libro
de Sugerencias y Reclamaciones de la Junta de Andalucía, corresponde a
la Inspección General de Servicios el control de las reclamaciones que se
formalicen a través del Libro de Sugerencias y Reclamaciones que los Registros
Oficiales y las Unidades de Atención al Público tienen a disposición de los
ciudadanos que se relacionen con las Consejerías, Agencias Administrativas y
demás Organismos públicos de la Junta de Andalucía. Igualmente, las
reclamaciones pueden presentarse de forma telemática.
Conforme a la
citada Memoria e Informe, los números de
reclamaciones presentadas desde 2013 hasta 2016 en el ámbito sanitario, así como los porcentaje que representan sobre el
total (sanitarias más no sanitarias), son los siguientes:
Al final del
artículo les dejo con las tablas completas publicadas, con los datos de las
reclamaciones presentadas por provincias y porcentajes sobre los totales.
Ni la Memoria ni
el Informe de la Inspección General aclaran si están incluidas las reclamaciones presentadas en las
Agencias y Empresas públicas sanitarias. No obstante, sólo con estos números,
es evidente que algo no funciona bien en la gestión de la Sanidad pública
andaluza.
Los gestores y
profesionales que estaban a favor de las fusiones hospitalarias justificaron las
mismas en la mejora que supondría para la asistencia sanitaria. Sin embargo, el número de reclamaciones ha ido creciendo
cada año, a pesar de que la
natalidad y el censo de población ha ido bajando en Andalucía desde 2013 a 2016. Sólo con
este dato del incremento de las reclamaciones queda en evidencia que los usuarios del SSPA no han percibido esas
“prodigiosas” mejoras que iban a producir las fusiones hospitalarias, junto
a los nuevos centros sanitarios inaugurados y la idílica gestión de los
recursos materiales y humanos.
Cualquier
experto en materia de calidad de los servicios (según tengo entendido, en el
SSPA hay muchos con unos currículos de vértigo) sabe que la evolución de este indicador de las reclamaciones está alertando de
que algo no funciona. Pero no se preocupen ustedes: para justificarlo, quizá
los gestores del SSPA nos acusen a los andaluces de quejarnos por vicio y no
porque realmente hayan existido problemas. O quizá la culpa la dirijan al Gobierno
de la nación, aunque la competencia exclusiva en la prestación de la asistencia
sanitaria la tenga la Junta de Andalucía. Pero ustedes y yo sabemos que esas y
otras evasivas ya no nos sirven. ¡Que busquen a otros tontos útiles, porque los
andaluces hemos aprendido bien la lección! No queremos más gestores inútiles ni
más listillos útiles al régimen.
Y volviendo a
los datos, los principales motivos de
las reclamaciones presentadas en el ámbito sanitario, de acuerdo con los
criterios de catalogación utilizados por el Servicio Andaluz de Salud, sólo se
han publicado para el año 2014. ¿Por qué la Consejería de Hacienda, que
actualmente dirige la ex-consejera de Salud, oculta ese dato para el resto de
años? ¿Qué revelarán los mismos? ¿Acaso evidencian el fracaso de las fusiones
hospitalarias, de su propia gestión y la de su equipo de querubines en la Consejería de Salud y en su brazo armado, el
Servicio Andaluz de Salud?
A continuación
se muestra la gráfica con los motivos principales de dichas reclamaciones,
aunque sólo del año 2014:
Dado que este
dato es muy revelador sobre el funcionamiento del SSPA, a todos ustedes les
aconsejo que no dejen nunca de presentar
la correspondiente reclamación cuando por algún motivo perciban que, en la
asistencia recibida, algo no ha ido bien: lista de espera, atención telefónica,
demora en la asistencia, trámites administrativos, calidad asistencial, y demás
posibles motivos, pues con el conjunto de las reclamaciones obtendremos una
fotografía más aproximada a la realidad de la asistencia sanitaria que
recibimos los andaluces, que nada tiene que ver con la que venden desde el
régimen.
No sé ustedes,
pero como andaluz exijo tener unos servicios públicos dignos de la Champions,
y no servicios de “tercera división”.
Con los impuestos que pagamos los contribuyentes, tanto directos como
indirectos, más las diversas tasas y cánones que nos clavan, no debemos pedir
menos. ¡Exíjanlo! ¡¡Nos merecemos una Andalucía con servicios gourmets!! En ello nos va nuestra salud
y nuestro futuro.
Y, para
terminar, como diría mi amigo Jesús.....¡¡Yeaaah!!
TABLAS
Y esto sin tener en cuenta aquellos profesionales que se han visto sancionados o amenazados de sanción por "invitar a poner una reclamación"
ResponderEliminarSi miráis las cifras totales, Cádiz 2013 2º puesto tras Sevilla, 14 igual pero más cerca, 15 primer puesto a poca distancia de Sevilla y 16 primer puesto a miles de reclamaciones. Todo esto con menos población. ¿Por qué? ¿Quizás por ser el invernadero de ideas de "Gestión" y donde las aplican primero?¿O a causa de los dirigentes locales menos aptos o más "complacientes"? ¿ U otra causa?
ResponderEliminarY es más, la gente haría más reclamaciones si supiesen que sirven para algo, quiero decir que ven solucionado su problema, pero como dice el dicho nadie tira piedras en su propio tejado por lo que una reclamación hecha a la administración nunca va a ser objeto de sanción por ella misma.
ResponderEliminarQue verguenza, no se si es mejor no saber nada o estar informado
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