lunes, 28 de agosto de 2017

¿Las nuevas guerras de religión?


Artículo de Antonio Barreda


En 1922 el historiador belga Henri Pirenne publicó su conocido trabajo titulado Mahoma y Carlomagno, en el que recogía la tesis de que las invasiones germanas no habían trastocado profundamente el orden establecido por los romanos en el mundo mediterráneo, ya que este mar siguió manteniendo su unidad económica, cultural y religiosa. Para Pirenne serían los árabes los que, tras su expansión por todo el próximo oriente, por el norte de África hasta los Pirineos, los que convertirían el mar Mediterráneo en un foso entre dos culturas.

Pirenne situaba los comienzos de la Edad Media en estos momentos de irrupción violenta de los árabes y no en la caída del último de los emperadores de occidente Rómulo Augústulo en el 476. Pirenne concluía su trabajo con una frase ya célebre. “Sin los musulmanes, el Imperio carolingio no hubiese existido, y Carlomagno, sin Mahoma, hubiese sido un absurdo”. Así, para Pirenne, la verdadera razón de ser de la incipiente Europa carolingia venía dada por su oposición a otra civilización. La islámica.

El islam.

El mundo musulmán se unificó mediante la predicación de Mahoma tras la revelación por parte del Arcángel Gabriel en el monte Hira, con una fecha clave en el año 622 de su famosa hégira de la Meca a Medina que marca el principio del calendario musulmán. Mahoma fue quien creó la Umma, capital en el mundo musulmán, ya que es una comunidad de fe, no de sangre. La doctrina de Mahoma quedó recogida en El Corán, cuya redacción definitiva se dio 20 años después de su muerte. De él se entresacan los 6 preceptos básicos a cumplir por todo buen musulmán. 1) Profesión de fe a través de la creencia en Dios y en su profeta. 2) Oración 5 veces al día orientados hacia la Meca. 3) Ayuno en el mes de Ramadán. 4) Limosna como deber fijo, institucionalizada luego a través de un tributo, el zakât. 5) Peregrinación al santuario de la Kaaba de la Meca para resaltar la prioridad del islam sobre judaísmo y cristianismo. 6) la guerra santa contra los infieles. Destacando dos categorías de enemigos: los paganos a los que hay que convertir por la fuerza o aniquilar, y, por otro lado, los Pueblos del Libro Revelado, judíos, cristianos y persas mazdeos, a los que se les permite el uso de su religión en calidad de dimmies, protegidos, hasta que sean convencidos de la realidad de la nueva fe.

Desde temprana hora el mundo musulmán se dividió entre sunnitas y chiítas. Los suníes, que representan el 85% o en 90% de los musulmanes (sobre 1.100 millones de personas), consideran que la sucesión de Mahoma corresponde a un árabe miembro de la tribu de Quraish, de la que procedía Mahoma. Los suníes reciben su nombre debido a la importancia que dan a la Sunna, colección de dichos y hechos atribuidos a Mahoma y transmitidos en forma oral. Los chiítas iniciaron como una facción política: literalmente "Shiat Ali" o el partido de Ali, yerno del profeta Mahoma y los chiítas reclaman su derecho, y el de sus descendientes, a liderar a los musulmanes.

Si bien ambas ramas han coexistido durante siglos, compartiendo muchas creencias y prácticas, sunitas y chiítas mantienen importantes diferencias en materia de doctrina, rituales, leyes, teologías y organización. Los sunitas son mayoritarios en Arabia Saudita, Afganistán, Pakistán, Jordania, Kuwait, Yemen, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Túnez, Catar, Libia, Turquía, Siria. Los chiítas en cambio en Irán, Azerbaiyán, Baréin, parte de Irak y parte del actual Líbano. En los países gobernados por sunitas, los chiítas por lo general se cuentan entre los más pobres de la sociedad y se ven a sí mismos como víctimas de opresión y discriminación.

La ortodoxia sunnita pronto se escindió en cuatro escuelas religioso-jurídicas (maliki, Koufi, Shafi y Hanbali) y en otras tantas corrientes doctrinales como el racionalismo mutazilita, el sufismo o el Kharijismo, siendo el principal éxito de esta última fue el reino Rustumí en la actual Argelia.  El chiísmo ha sido la secta musulmana con más evolución y número de familias y subfamilias.  Surgido a la muerte de Alí (yerno del profeta y cuarto califa, murió asesinado) sobre la base de la teoría del imanato, que reservó a Alí y sus sucesores el derecho a la dirección de la comunidad islámica. El imán es un doctor, portador de la inspiración divina e intérprete de la Ley. El chiísmo también mantiene unas peculiaridades exegéticas y teológicas, dudas sobre la validez del Corán oficial, introducción de elementos del racionalismo mutazilita y ciertos ritos particulares, como la peregrinación a la tumba de los imanes. Finalmente, en el chiísmo existe una esperanza mesiánica más fuerte en unas corrientes que en otras, Mahoma fue el último de los profetas (Sello de los Profetas). La revelación a él transmitida se irá renovando y perfeccionando hasta la llegada, al final de los tiempos, del Mahdí (El Mesías) cuya obra será superior a la de Mahoma.

La España musulmana.

La Edad Media conoció en España los episodios de conquista árabe con su llegada en el 711 y el hundimiento de la monarquía visigoda tras la batalla del Guadalete o también llamada de la laguna de la Janda. El morbo visigodo terminó por traer durante casi 8 siglos a los árabes y al islam a España. El mundo musulmán en España, llamado Al Andalus, trajo siglos de florecimiento y de cultura, empezando por el Emirato de Córdoba creado por Abderramán I a su llegada a España huyendo tras la matanza de su familia, los Omeyas, por los abbasies en Damasco. El momento de máximo esplendor se llega con el califato de Córdoba, creado por el emir Abderramán III quien rompe con el califato de Bagdad y se proclama califa en el año 929. La obra de este califa perdurará en la memoria de Al Andalus, cuando Córdoba alcanza su mayor esplendor universal, comparable a la entonces Constantinopla de los bizantinos. Obras como la mezquita o Medina Azahara conservan parte de este rico legado, a la vez que un mundo cultural brillante frente al oscurantismo de la edad media europea, cuyo exponente dependiente de esta cultura es la escuela de traductores de Toledo. Hundido el califato los reinos taifas solo fueron una triste sombra de los que fue el califato cordobés.

La Reconquista terminó con la rendición del último reino musulmán de España, el Reino de Granada. Las Capitulaciones para la entrega de Granada en 1492 contenían 7 artículos que fueron cumplidos solo hasta 1499 en que el Cardenal Cisneros que empezó a aplicar una dura política represiva para la cristianización de Granada. En 1500 quemó todos los libros en árabe que encontró en la ciudad salvo los de medicina y se decretó la Pragmática de Conversión Forzosa, un término que puede aplicarse a varias pragmáticas para la conversión obligatoria al cristianismo de los musulmanes del Reino de Granada (conocidos como mudéjares) al cristianismo (conocidos como moriscos), ya que la expulsión o el exilio de estos como se hizo con los judíos en 1492, no existía.
 
La Inquisición se encargaría de perseguir las falsas conversiones tanto de judíos como de musulmanes. Aunque finalmente, tras diversos levantamientos, siendo el más importante del de Aben Humeya, y tras el temor de una alianza con los turcos, Felipe III firmó la expulsión de los moriscos de España, siendo esta escalonada desde 1609 a 1613. Lo cálculos hablan que la expulsión afectó sobre 350.000 personas de un total de 8,5 millones de habitantes de la entonces España.

Las cruzadas.

El primer encuentro formal entre el cristianismo europeo y el mundo musulmán fueron las cruzadas, elemento puesto en marcha por el papado cuando los turcos selyúcidas se establecieron en Asia Menor destruyendo el imperio de Bagdad e impidieron el acceso al Santo Sepulcro para los peregrinos cristianos.  Ideadas en un principio como auxilio al imperio Bizantino, las Cruzadas fueron una serie de guerras libradas entre los siglos XI hasta el XIII entre los ejércitos reunidos por los reinos cristianos de Europa y la mayor parte los ejércitos musulmanes del Asia menor y Mediterráneo oriental. Estas cruzadas de reconquista de Tierra Santa fueron bendecidas y, a menudo, invocadas por el papado romano.

Los historiadores las estudian desde tres puntos de vista. El primero como un fenómeno de profundo trasfondo material que se aprecia en dos esferas. La reapertura del Mediterráneo a los occidentales y la puesta en marcha del primer movimiento de colonización europeo. El segundo como expedientes de socorro al Imperio Bizantino, en la que los Papas vieron un instrumento de reensamblaje espiritual que superase las tensiones entre Roma y Constantinopla. Y por último las cruzadas como ingrediente de una peculiar psicología de los europeos, ligada con la vieja costumbre de signo penitencial de la peregrinación.

Las cruzadas tuvieron repercusiones políticas, económicas, sociales de gran alcance, algunas de los cuales han durado hasta tiempos contemporáneos. Debido a conflictos internos entre los reinos cristianos y sus poderes políticos, algunas de las expediciones de las Cruzadas fueron desviadas de su objetivo original, tales como la Cuarta Cruzada, que resultó en el saqueo de la Constantinopla cristiana y la partición del Imperio bizantino entre Venecia y los cruzados. La Sexta Cruzada fue la primera cruzada que zarpó sin la bendición oficial del Papa. La séptima, octava y novena Cruzada resultaron en derrotas de los reinos cristianos frente a los mamelucos en Egipto y bereberes en Túnez, en la octava ante la ciudad de Túnez murió de peste el famoso Rey San Luís de Francia. La Novena Cruzada marcó el final de las cruzadas en el Oriente, aunque por muchos es considerada una parte de la octava.

Las guerras de religión en Europa.

En la Europa de la Edad Moderna se vivieron las guerras de religión que asolaron el viejo continente desde 1524 hasta 1697 aproximadamente, provocadas por la llegada de la Reforma de Lutero y la Contrarreforma apoyada por la Iglesia Católica tras el Concilio de Trento. En Alemania, el enfrentamiento entre príncipes católicos y protestantes terminó en un conflicto militar abierto como fue la guerra de Esmalcalda que enfrentó al ejército del emperador Carlos V contra el ejército de la Liga de Esmalcalda, formada por la mayor parte de los Estados luteranos del Sacro imperio Romano Germánico. Escenas de estas guerras de religión son las guerras de los campesinos alemanes, la famosa matanza de hugonotes franceses en Paris la noche de San Bartolomé, la guerra de los ochenta años con la separación de los Países Bajos en las dos naciones actuales, o la famosa guerra de los treinta años (1618-1648) que inicialmente se trató de un conflicto político entre estados partidarios de la Reforma y la Contrarreforma en el Sacro Imperio Germánico que se hizo internacional con la entrada en la misma de Francia, España y las monarquías escandinavas. La Paz de Westfalia, y la Paz de los Pirineos entre España y Francia, devolvieron a España a la categoría de potencia de segundo rango en Europa. Estas guerras reforzaron el poder absoluto de las monarquías europeas dando lugar al absolutismo.

La primavera de los pueblos.

Tras la Revolución francesa y las guerras napoleónicas, hay que llegar hasta el siglo XIX y los movimientos revolucionarios contra las monarquías absolutas que nacieron aquí y que fueron conocidos como la Primavera de los Pueblos, comenzaron en 1820, continuaron en 1830 y llegaron hasta 1848 en Francia, el mimo año que Marx y Engels publicaron su famoso Manifiesto Comunista.

En España se conoció en 1820 el Trienio Liberal tras el triunfo el pronunciamiento del General Riego en España y el acatamiento de la monarquía absolutista de Fernando VII a la Constitución de Cádiz y al liberalismo. Recordemos que la Constitución de Cádiz abolía la institución de la Inquisición en España, aunque luego repuesta por Fernando VII terminó por desaparecer en el siglo XIX. Finalmente, la Santa Alianza formada por los estados absolutistas tras el Congreso de Viena enviaron a los 100.000 hijos de San Luís para acabar con el liberalismo en España.

Las revoluciones burguesas en Europa trajeron un nuevo modelo social y económico a Europa, con constituciones que acotaban el poder de las monarquías, pero que aún dejaban una inmensa fosa entre las nuevas clases sociales que se conformaban en Europa, creando una masa de asalariados y desclasados que fueron al caldo de cultivo de los nuevos movimientos revolucionarios y de pensamientos de finales del siglo XIX donde el comunismo y el anarquismo llegaron a expandirse poderosamente por toda Europa.

La lucha de clases en Europa.

El proletariado urbano, como nueva clase social, será la que detente la idea marxista de la lucha de clases y que llenará de barricadas las calles de toda Europa. Los obreros se asocian en sindicatos, culminando el proceso cuando en 1867 tiene lugar en Londres la primera reunión de la Asociación Internacional de Trabajadores – conocida desde entonces como la I Internacional – finalmente rota por dos de las figuras más sugerentes de esta época: Max y Bakunin.

Los obreros intentan tomar por la fuerza el poder por primera vez tras la revuelta de la Comuna de París, cuya represión y dramático final llevó a los obreros a un profundo análisis sobre la participación en el poder a través de los Parlamentos. Para ello, su primer objetivo fue el sufragio universal, el segundo la creación de los partidos socialistas por toda Europa. Esto significaba que los verdaderos trabajadores y sus sindicatos pasaban el testigo de la lucha contra la burguesía y el capitalismo a los partidos socialistas que se van instalando por todos los parlamentos europeos.

Frente al comunismo triunfante en la Revolución Rusa, la instalación parlamentaria hace que estos partidos conviertan su marxismo original en un socialismo parlamentario, produciéndose una revisión total del socialismo del que surge la socialdemocracia. Ésta sostiene que la lucha de clases puede no ser inevitable, que el capitalismo podría transformarse gradualmente a favor, ya que ahora no tenían solo el voto de las clases obreras, sino también un partido propio con el que podrían alcanzar sus fines a través de la Democracia y los parlamentos, sin ninguna revolución y, sobre todo, sin ninguna dictadura del proletariado.

Tras la segunda guerra mundial, en Europa, los gobiernos llevan a la práctica las ideas de una Sanidad y Educación gratuitas, poderosos servicios públicos, amplias y solidarias prestaciones sociales, legislaciones favorables a los trabajadores, con lo que fueron construyendo poco a poco lo que se conoce como el Estado del Bienestar en Europa. Y derivado de esto desaparece el concepto de proletariado y se anestesia la lucha de clases a favor de una nueva acuñación del concepto: la clase media.

La primavera árabe.

Muchos historiadores achacan al mundo musulmán o árabe la inexistencia de una revolución francesa o de un ciclo como el de las revoluciones de la primavera de los pueblos para que la sociedad musulmana fuera fuertemente sacudida. Las potencias occidentales tras la I Guerra Mundial solo se limitaron a despojar al imperio otomano de enormes trozos de territorios y repartírselos entre la influencia inglesa y francesa. Estos hechos dieron lugar, años después, a la creación de países de forma totalmente artificial como ocurrió con la actual Irak, y que serán fuente de futuros problemas territoriales.

La división del mundo musulmán entre sunitas y chiítas está fuertemente arraigada. Irán representa al mundo chiíta cuyo exponente principal fue la llegada de los imanes al poder – con la ayuda de occidente – tras la expulsión del Sha, convirtiéndola en una teocracia, en el que se privilegia como ley suprema del país la Sharia o ley islámica fundada en el Corán. Toda la organización del Estado tiene por finalidad velar por el estricto cumplimiento de los principios religiosos consagrados en el Corán. En el Estado iraní, la búsqueda del bienestar general solo es posible a través del Corán y ese es su propósito central donde, además, el ayatolá, se encuentra en una posición superior a la que ostenta el propio presidente del Irán, como es el caso del actual, elegido por la vía del sufragio universal. Este sistema teocrático fundado en el Velayatal Faquih o gobierno de los clérigos, controla todo el aparato político del país.

Frente a Irán se enfrenta el exponente suní de la monarquía de Arabia Saudí, país que detenta los principales hechos y actores del mundo musulmán. La corriente wahabí fue creada por el extremista religioso Muhammad ibn 'Abd al-Wahhab en el siglo XVII. S​u auge se debe a la pronta relación de éste con la Casa de Saud y al apoyo mutuo que se brindaron. El fundador de la dinastía de los Saud se convirtió al wahabismo, a mediados del siglo XVIII. Una de sus características fundamentales es el takfirismo, el no reconocimiento del otro, ni de los musulmanes de cualquier otra rama del islam, ni de los practicantes de otras religiones, todos son impuros, apóstatas, infieles, takfires. En sus versiones más radicales, ni siquiera se le reconoce el derecho a la vida, deben ser necesariamente esclavizados o eliminados. Primero es necesario acabar con lo que consideran malos musulmanes para después terminar con los cristianos y el mundo occidental.

Las primeras revueltas.

El fenómeno comenzó con la llamada revolución tunecina, cuya fecha de inicio suele contarse desde la inmolación de Mohamed Bouazizi, un joven de 26 años que protestó contra la policía, el cuatro de enero de 2011. Las protestas en su inicio reclamaban el aumento de los salarios y mayores medidas por parte del gobierno para enfrentar la creciente carencia que se sumía el país norafricano. Poco a poco y condicionado por la falta de implicación del propio Ben Ali en la solución de los problemas, las manifestaciones tomaron un giro sorprendente hasta comenzar a exigir la salida del dictador y su familia del poder.

Las revueltas tunecinas se expandieron por Egipto tras el asesinato de Kalehid Said a manos de la policía del país y fueron impulsadas a través de las redes sociales por Wael Ghomin, director para Oriente Próximo y Norte de África de Google.  La mayoría de los reclamos iban en contra del deterioro de la situación social y favor de mayores medidas del gobierno para detener el impacto de la crisis y el ascenso de los precios de los alimentos en la población. A principios del año, focos de manifestaciones se sucedieron en varios espacios del país, principalmente en El Cairo la capital y la ciudad de Alejandría donde el 28 de enero, casi medio millón de personas provocaron una inmensa manifestación que provocó la salida de las fuerzas policiales. Tras estos hechos, Mubarak convocó a los manifestantes a regresar a sus casas e hizo la propuesta para iniciar un proceso de reconciliación nacional proponiendo cambios sustanciales en la nómina del gobierno, aunque sin tocar para nada su permanencia como presidente de la nación.

Estos anuncios no pudieron detener la revuelta que ya estaba encabezada por líderes opositores tanto de Egipto como exiliados en el extranjero, entre ellos el premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei que iniciaron la convocatoria de movilizaciones populares en las que se pedía la renuncia de Mubarak. Uno de sus ejemplos fue la realizada el 1 de febrero en el centro de El Cairo conocida hoy por La Marcha del Millón que marcaría la Plaza Tahir como símbolo de la Revolución y la caída de Mubarak.

A la caída de Mubarak le siguió el mandato del presidente Mohamed Mursi, el primer presidente elegido de forma democrática, pero también era el líder de los Hermanos Musulmanes que dio un giro al país para islamizarlo, pero cuyo mandato apenas duró un año. Un golpe militar del general Al Sisi acabó con su corto mandato. 

En Libia a finales de febrero de 2011 la situación política se deterioró rápidamente. Numerosas manifestaciones contra el coronel Gadafi se sucedieron por todo el país, alentadas por los gobiernos occidentales. Varios funcionarios de alto rango decidieron desconocer la autoridad del gobierno y sumarse a la insurrección. Los alzados anunciaron la formación de un gobierno paralelo en Bengasi bajo el nombre de Consejo Nacional de Transición. En los dos primeros meses del conflicto los grupos armados dominaron el este del país, basificándose en Bengazi, y algunos puntos aislados del resto del país. La ofensiva del ejército libio, apoyado por la aviación estaba a punto de aniquilarlos cuando se produjo la intervención armada de la OTAN, amparada en una resolución de las Naciones Unidas que les permitía la creación de una zona de exclusión aérea.

Gadafi fue sorprendido por un bombardeo de la OTAN mientras abandonaba Sirte en una caravana de vehículos. Capturado herido por los milicianos fue vejado y brutalmente asesinado por estos y su cadáver exhibido públicamente. Tras la muerte del líder libio y la caída de Bani Walid terminó la guerra con la victoria de las bandas armadas que sumieron al país en la inestabilidad e ingobernabilidad. Entre tanto el ISIS en 2014 se estableció en Sirtre aprovechando la ingobernabilidad del país, hasta que las milicias libias logran reconquistar Sirtre en diciembre de 2016, en lo que es la primera gran derrota del ISIS.

En Siria el conflicto inició en el año 2011 con una serie de protestas pacíficas en contra del gobierno y en especial del presidente Bashar el Assad, las cuales se fueron intensificando a lo largo del mismo año. La represión violenta de las manifestaciones provocó que una parte de la sociedad civil y sectores del ejército se alzaran en armas formando el llamado Ejército Libre de Siria. Para finales de año, los rebeldes —como se comenzó a denominar en los medios internacionales a quienes se enfrentan con el gobierno—, habían formado una guerrilla en el norte del país en donde intentaban tomar o minar localidades y que posteriormente se extendería a lo largo del territorio sirio como una guerra civil donde las grandes potencias están jugando un papel predominante, dejando una hilera constante de millones de refugiados que huyen de la guerra.

El ISIS.

El ISIS está formado por fundamentalistas sunitas. La primera etapa de la creación del llamado Estado Islámico se produjo durante la guerra de Irak, el derrocamiento del gobierno secular de Sadam Husein y el hundimiento de Irak como país. EE.UU. dejó el poder en Irak –la mitad de la población del país es sunita– en manos de un Gobierno chiíta. En poco tiempo Irak, que había sido un país donde muchos chiíes y suníes convivían juntos, donde un elevado porcentaje de los matrimonios eran mixtos, donde no había grandes tensiones sectarias, se convirtió en un infierno.

Abu Baker Al Bagdadi, quien luego se autoproclamó califa en la ciudad iraquí de Mosul, fue arrestado por los estadounidenses en 2004 en la ciudad de Faluya y fue enviado a la cárcel de Camp Bucca. Algunos se empaparon allí de las doctrinas más extremistas y desvirtuadas del Islam, como el wahabismo. De aquella prisión saldrían muchos hombres listos para integrar las filas del Estado Islámico. Cuando se proclamó califa en la ciudad de Mosul indicó que se dirigía a la Umma, la comunidad de fe musulmana y anunciaba sus planes para crear y expandir el Estado Islámico desde China a España.

En 2013 Abu Bakr al-Baghdadi tomó una decisión estratégica como era la de construir un nuevo Califato sobre las tierras de Irak y Siria. Tras la salida precipitada de las tropas americanas de Irak y el revanchismo político de su presidente chií, Al-Maliki, la violencia había vuelto a las calles de las ciudades y el ISIS lideraba los ataques sectarios; paralelamente, la vecina Siria se hundía en el caos de la guerra civil y, precisamente, esa situación conllevaba un vacío de poder que Al-Baghdadi explotó en su beneficio.

Para reforzar su proyecto en Irak, el ISIS lanzó lo que se vino a conocer como campaña para "Romper los muros". Esta ofensiva del ISIS tenía varios objetivos como irrumpir en las cárceles para liberar a yihadistas detenidos y que éstos pasaran a engrosar sus filas. La primera de una serie de acciones fue el asalto en septiembre de 2012 a cuatro prisiones, incluida la de Tikrit, y la más impactante fue el asalto a la cárcel de Abu Ghraib en 2013. Otro de los objetivos era aumentar la actividad terrorista alrededor de Bagdad y aterrorizar a la población civil chií. Las cifras en 2013 ya hablan de que el ISIS era responsable de, al menos, 1.000 víctimas mensuales.

Pero si el ISIS empezaba a tener éxito en Irak, también se iba imponiendo, aprovechando el vacío de poder y la guerra civil, en Siria. Al Baghdadi envió a 8 de sus hombres a Siria bajo el liderazgo de Abu Mohamed Al-Jawlani, un joven sirio para establecer lo que se conoció con Al Nusra. LA experiencia de Irak como el escaso interés de Bashar el Assad de combatir a los extremistas y concentrar sus fuerzas contra los rebeldes favorecieron el crecimiento espectacular de Al Nusra en Siria que pasó a ser la principal fuerza de oposición al gobierno sirio.

En 2013 los miembros de Al Nusra toman el control de la ciudad Siria de Raqa tras lo que Al Baghdadi declarará la abolición de Al Nusra y la creación del Estado Islámico de Irak y el Levante, nacía así el ISIS.

Los atentados del ISIS en Europa.

Muchos yihadistas, tanto hombres como mujeres, de diferentes países europeos salieron para luchar con el ISIS en Irak y en Siria. Muchos de ellos volvieron a sus países para expandir el califato del ISIS por Europa basándose en el terror por medio de atentados terroristas hacia la población civil. La potente propaganda en redes sociales e internet del ISIS atrajo también a muchos radicales musulmanes a creerse lo que el ISIS exponía en sus videos y revistas.

Desde el 24 mayo de 2014 con cuatro muertos en un tiroteo el Museo Judío de Bruselas hasta este jueves 17 de agosto que marca el primer ataque terrorista del ISIS en España, van 481 víctimas mortales en Europa, en 42 diferentes atentados que han golpeado París, Londres, Estambul, Moscú o Barcelona.

Se han producido atentados en 2015 a la sede de la revista Charlie Hebdo y rehenes en el supermercado kosher de París, las masacres de la sala Bataclán y los ataques en los distritos 10 y 11 de París con ataques al estadio de fútbol donde se jugaba un amistoso entre Francis y Alemania. Luego, en marzo de 2016 se produjeron los atentados en Bruselas, donde dos hombres se inmolaron en el Aeropuerto internacional de Zaventen y un tercero en el metro de Maalbeek. En junio de 2016 tres hombres del ISIS perpetraron una matanza en el aeropuerto de Estambul. En junio de 2016 mientras miles de franceses celebraban la fiesta Nacional en el Paseo de los Ingleses de la ciudad de Niza, un camión conducido por un miembro del ISIS arrolló a una multitud antes de morir abatido por la acción de los gendarmes. En la primavera de 2017 una serie de atentados sacudió Gran Bretaña, empezando cuando una furgoneta arrolló y mató a 4 transeúntes en el Puente de Westmister, asesinando luego a cuchilladas a un policía antes de ser abatido. El 22 de mayo una explosión en el Manchester Arena acabó con la vida de decenas de personas. El pasado 3 de junio ocho personas fueron asesinadas en el Puente de Londres y acuchillaron a cuantos se encontraban a su paso.

Finalmente, el pasado 17 de agosto miembros del ISIS atentaban en Barcelona y Cambrils dejando 15 muertos y un centenar de heridos. Días más tarde un video del ISIS en español reivindicaba el atentado donde alguien que se identifica como Abu Laiz el Qurtubi, el cordobés, reivindica el atentado en nombre del ISIS y amenaza a España.





1 comentario: