Artículo de Pepe Fernández
Foto: (de izquierda a derecha) Pepín Sánchez Maldonado, Aquilino Alonso, María del Carmen Ortiz Rivas, Martín Blanco García.
La tensión
política del último año y medio en Andalucía, con Susana Díaz como aspirante a
dirigir el PSOE, ha quedado diluida este verano entre la ausencia más que
notable de nuestra clase política de sus escenarios habituales, todo ello
ayudado por un cúmulo de desastres de diversa índole que hemos padecido en
carne propia. (Incendios, ahogamientos, muertes de ciclistas, caso Juana Rivas y
para reconducir la atención de la sociedad el atentado yihadista de Barcelona)
Fue clausurar el
congreso regional del PSOE andaluz y la Andalucía oficial, esto es la que
representan los socialistas e institucionalmente la oposición, hizo mutis por
el foro mientras Susana dejaba en manos de sus masters chefs más distinguidos
la tarea de cocinar los congresos regionales que llegarán en otoño. Esos
congresos que, a priori, vaticinan nuevos encontronazos entre el oficialmente
disuelto susanismo y el aparato de Ferraz controlado por la ejecutiva de
Sánchez. Habrá tensión, sin duda, pero es muy probable que Susana Díaz mantenga
el control de la mayoría de agrupaciones provinciales como hasta ahora ha
venido sucediendo. El sanchismo en Andalucía da la sensación de que se ha
desinflado, si alguna vez llegó a ser algo más que un globo rojo.
Sí, ahí están
más del 35% de las bases del partido en Andalucía que en mayo votaron contra
Susana en las primarias, pero cabe preguntarse si el nuevo Secretario General
ha sido capaz en estos tres meses de mantener aquellos apoyos e ilusiones a
cuenta de un proyecto que a muchos aquí les suena como algo exótico, diseñado
para ejecutar solo de Despeñaperros para arriba. Que Sánchez nos deje
tranquilos a los socialistas andaluces, se ha oído en alguna caseta de feria o
en chiringuitos de playa. Porque en Andalucía todo ha seguido igual o peor para
Pedro Sánchez y su autoridad, en tanto las hostilidades de Díaz contra él no
han parado ni un solo día, hasta que llegó el veraneo oficial. La percepción
reinante sigue siendo la misma, Susana Díaz es una dirigente que, sentada en su
palacio de San Telmo, está a la espera del descalabro de su secretario general
al que, con una deslealtad más que contrastada en el tiempo, sigue acosando, ahora
revestida con la bandera blanca y verde que recuerda a aquellos andalucistas
del PSA de los años 80 a
los que tanto ridiculizaba el PSOE de entonces, el mismo Psoe que ha
reivindicado Susana, el de Felipe y Alfonso.
LAS GIRATORIAS,
A TOPE.
En este contexto
lúdico de playa, sol y chiriguito de la clase dirigente, no han dejado de
funcionar las puertas giratorias, tan propia de la vieja política y que, por
vez primera, se han activado a manojitos en Andalucía con un desparpajo y un
descaro antes nunca visto. Excepto Emilio de Llera, ex consejero de Justicia
que ha vuelto a su puesto en la Carrera Fiscal, los demás relevados han sido
recolocados en canonjías muy selectas.
La presidenta de
la Junta, que personalmente ha dado el visto bueno a estas recolocaciones, no
se ha cortado un pelo a la hora de ofrecernos este espectáculo que viene a
confirmar una práctica éticamente impresentable, pero que confirma que la
estirpe de políticos que, pase lo que pase, siguen instalados en coche y sueldo
oficial, no se extingue, sino que como los linces de Doñana se reproducen en la
cautividad de una buena nómina pública mensual.
“Detrás de ese 35% de
militantes andaluces que no le votó en las primarias subyace demasiado
desencanto y frustración por culpa del gatopardismo andaluz que dura ya más de
tres décadas”
Este tipo de
prácticas, legales sin duda, irritan mucho socialmente, pero donde más daño
causa es en las propias filas del PSOE-A, entre una militancia joven, más que
preparada y formada, que observa como el ascenso en el partido se realiza con
criterios que nada tienen que ver con la capacidad, preparación y valía de cada
uno, y mucho con la sumisión al mando orgánico del partido. Ese es el problema
que Susana Díaz no ha querido ver y, ese, quizás sea uno de los principales
lastres a los que se enfrenta su liderazgo. Detrás de ese 35% de militantes
andaluces que no le votó en las primarias subyace demasiado desencanto y
frustración por culpa del gatopardismo andaluz que dura ya más de tres décadas.
AQUILINO ALONSO
El ex consejero
de Sanidad Aquilino Alonso, protagonista principal de la crisis de las mareas
blancas, siendo la movida de Granada la más mortífera para su currículo
político, le han colocado como nuevo responsable de la Agencia Andaluza de la
Energía, presupuestado su sueldo en más de 60.000 euros anuales, prácticamente
el mismo que tenía como consejero de Salud. De paso ha asumido
responsabilidades orgánicas en la Ejecutiva Regional de Susana Díaz al frente
de Organizaciones Sectoriales.
MARTÍN BLANCO
Su mano derecha
en la Consejería de Salud, Martin Blanco, que abandonó el cargo en enero con
motivo del estallido de la crisis de Granada, también ha sido recolocado, pero
a este con agosticidad. El 16 de agosto, sin ni siquiera una nota de prensa, la
Junta le nombraba Director General del Parque Tecnológico Cartuja 93. Resulta
muy curioso comprobar como la Junta opta por una persona con larga experiencia
desde al año 2000 en el sector sanitario andaluz, para ponerle, bien
remunerado, al frente de una entidad convertida en un mero ente de conservación
– limpieza, asfaltado y jardinería – de lo que heredamos de la Expo92. (Por cierto, es opinión generalizada que la
persona a la que desplaza el nombramiento de Martín Blanco en Cartuja 93,
Teresa Saéz, es una profesional solvente que llevaba casi cuatro años en su
puesto).
MARIA DEL CARMEN
ORTIZ
Mari Carmen
Ortiz, ex consejera de Agricultura, también ha sido agraciada con uno de esos
sillones que, históricamente, el PSOE tenía reservados a sus elefantes en retirada:
Presidenta de la Autoridad Portuaria de Almería. Fue inicialmente los puertos,
recordarán, el cementerio de grandes cetáceos de aquello que se llamó el
guerrismo y a donde fueron a parar algunos de sus líderes. Carlos Navarrete en
Huelva, Nono Amate en Almería o Enrique Linde en Málaga, donde también acabó
Paulino Plata; Manuel Fernández y Manolo Gracia en Sevilla, Javier Barrero en
Huelva, Fernández de la Chica en Motril o José Luis Blanco en Cádiz. Como se
puede constatar siempre prevaleció, en estos nombramientos marineros de la
Junta, la confianza política, el ADN socialista, sobre la capacidad y eficacia
del gestor elegido en cada momento para el cargo. Eso no es necesariamente un
indicador de que algunas de sus gestiones fuesen valoradas positivamente con el
paso de los años. Muchos, desde fuera, también creyeron que se trataba de un
retiro dorado con el que se premiaban los servicios prestados al partido por
todos ellos.
La Sra. Ortiz
percibirá en Almería el mismo sueldo que disfrutan el resto de colegas en los
puertos andaluces, unos 80.000 euros al año. En este punto Almería no está
discriminada.
PEPÍN SÁNCHEZ
MALDONADO
A Pepín Sánchez
Maldonado, el ex responsable de Empleo que tuvo que lidiar con los cursos de
formación y con las cosas raras que parece que han sucedido en el sector de la
minería andaluza, catedrático de la Universidad de Málaga, le han buscado un
destino que no chirría excesivamente, el de Rector de la Universidad
Internacional de Andalucía, el único ente universitario andaluz donde la Junta
nombra directamente al Rector.
ADELAIDA DE LA
CALLE
A la también
malagueña Adelaida de la Calle, ex consejera de Educación, catedrática en la
UMA, se le ha puesto a presidir la Corporación Tecnológica de Andalucía,
fundación privada donde por lo que se ha visto manda la Junta y que agrupa a
163 empresas.
Estos
nombramientos de este verano no son ilegales, pero carecen de la ética y la
estética política que la sociedad, en general, reclama hoy día a nuestros
gobernantes.
Y ese es uno de
los hándicaps que Susana Díaz tiene ante sí, trasladar con hechos en el Boja y
no palabras, que ella se rodea de “los mejores” según proclamó tras el 13
Congreso del PSOE-A. Estas recolocaciones de sus ex consejeros, gentes de su
absoluta confianza política, no confirman esa pauta de que opta por los
mejores, sencillamente porque han colocado en puestos de responsabilidad a
algunas personas cuya trayectoria profesional nada tiene que ver con las
funciones y el nivel de eficacia que requiere el nuevo destino público.
Claro que este
tipo de operaciones se hacen por una sola razón, mantener unida y compacta esa
red clientelar que le permite al PSOE controlar la Junta desde los años de la
preautonomía. Pero en este caso con un añadido más, la red es más susanista que
socialista. Con cosas como esta se juega el PSOE-A y Susana Díaz las próximas
elecciones autonómicas y, de momento, siempre le fue bien.
Pepe Fernández es Periodista. Editor y
Director de Confidencial Andaluz
(Publicado en Confidencial Andaluz, el 29 de agosto de 2017)
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