En este capítulo se hace triste mención de los perseguidos por la Administración Pública a cuenta de sus denuncias sobre la corrupción. Triste porque muchas carreras, amistades y hasta vidas se han visto truncadas por el acecho de unos políticos que se han adueñado de las instituciones arrebatándoselas a los ciudadanos junto con todo el dinero que han podido. Son dignos de mención luchadores como aquél compañero de Luis Escribano que, debido a la presión en su trabajo, sufrió una enfermedad circulatoria y llegó a fallecer. Esta circunstancia fue la que llevó a nuestro compañero de El Demócrata Liberal a lanzarse a la acción en contra de la corrupción en la comunidad autónoma. Aquí se destacan funcionarios anónimos que son la avanzadilla del resto de andaluces pues detectan antes que nadie los desfalcos y abusos. Anónimos o con nombre falso, por ser testigo protegido, como Teodoro Montes. También con nombre y apellido, como Roberto Macías que sufre la persecución de la Junta y el sindicato UGT del cual denunció el escándalo de las facturas falsas que se emitían en su seno. También destacamos la labor de Rosa Muguerza en su lucha por una mejor sanidad pública y que también ha sufrido las consecuencias de alzar la voz frente al poder. A ellos va dedicado este recuerdo.
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