Artículo de José Luis Roldán (Max Estrella)
Como aquí hoy, cuarenta años de los mismos y de lo mismo: atraso, sumisión, limosneo… Entonces, como ahora, en el vagón de cola de una Europa próspera y lejana, cada vez más lejana. Y un régimen omnipresente y opresor.
Recuerdo aquellos años sin nostalgia alguna. Al contrario. De aquello sólo quedó el sabor amargo de la frustración. Y el tiempo perdido.
Éramos jóvenes, y ya se sabe cómo son los jóvenes. Aristóteles, ¡cómo no!, lo clavó: “…todo lo hacen en exceso: aman en exceso, odian en exceso y en todo lo demás por el estilo. Creen saberlo todo y están absolutamente seguros…
Son confiados porque aún no les han engañado muchas veces, y esperanzados…También son engañadizos, pues se esperanzan con facilidad…”
Éramos jóvenes, y fuimos háb(v)ilmente utilizados. Tontos útiles, nos advertían los señores mayores con bigote de lápiz.
No conservo ningún recuerdo material de aquello, salvo una casete que repartimos durante la campaña, con el himno de campaña del FDI (…a luchar, a vencer, con el Frente Democrático de Izquierdas…), el discurso grandilocuente del Líder Carismático (el camarada Eladio García, alias Ramón Lobato; que hoy –cómo no, como tantos otros de aquéllos- liba de la Gran Ubre) y unos tanguillos del camarada Manuel Gerena (…el martillito pa los de Industria y los derechos de la Mujer…).
No sé lo que dirán hoy los diarios ni las televisiones. O mejor dicho, lo que habrán dicho, pues escribo esto en los últimos minutos del día. Me lo imagino. Pero los que vivimos aquello sabemos que se trata de un cuento. Otro cuento más, de los que la gente gusta que les cuenten. La ansiada democracia. La fiesta cívica. El ejemplo al mundo…
La realidad fue otra. Franco murió en la cama y el franquismo también. Se agotó el régimen, porque el franquismo era Franco. No había detrás ningún proyecto político; inicialmente lo hubo –el falangismo, fundamentalmente-, pero Franco se encargó de liquidarlo tempranamente.
40 años. Si hacemos caso del tango, el doble de nada.
Yo fui candidato al Congreso de los Diputados. Como los partidos a la izquierda del PCE – junto con éste, la única oposición al franquismo- no habían sido legalizados, concurrimos (el Partido del Trabajo de España y Ezquerra Republicana de Cataluña) en una coalición electoral llamada Frente Democrático de Izquierdas. El programa electoral era similar a lo que hoy, cuarenta años más tarde, defienden los podemitas. O sea, contra todo: contra España, contra la Iglesia, contra el capital, contra los empresarios, contra los EE.UU…en fin, contra el género humano con la excusa de conducirlo –a la fuerza, quiera o no- a la Tierra Prometida.
No conservo ningún recuerdo material de aquello, salvo una casete que repartimos durante la campaña, con el himno de campaña del FDI (…a luchar, a vencer, con el Frente Democrático de Izquierdas…), el discurso grandilocuente del Líder Carismático (el camarada Eladio García, alias Ramón Lobato; que hoy –cómo no, como tantos otros de aquéllos- liba de la Gran Ubre) y unos tanguillos del camarada Manuel Gerena (…el martillito pa los de Industria y los derechos de la Mujer…).
Recuerdo la publicidad en uno de los diarios (creo que Córdoba) y me da risa. Parecía, más que la presentación de una candidatura, un reclamo policial. Wanted. La banda de los barbudos. Fulano, 23 años, profesor, tantos años de cárcel…Mengano, 23 años, abogado, dos detenciones…Zutano, 25 años, empleado, le piden tantos años en Consejo de Guerra y en el Tribunal de Orden Público…Y es que, por lo que se ve, el principal mérito o requisito era haber visitado las mazmorras del régimen, o estar en trance de hacerlo.
Ni que decir tiene que no sacamos ni un diputado.
Ni que decir tiene que no sacamos ni un diputado.
No sé lo que dirán hoy los diarios ni las televisiones. O mejor dicho, lo que habrán dicho, pues escribo esto en los últimos minutos del día. Me lo imagino. Pero los que vivimos aquello sabemos que se trata de un cuento. Otro cuento más, de los que la gente gusta que les cuenten. La ansiada democracia. La fiesta cívica. El ejemplo al mundo…
La realidad fue otra. Franco murió en la cama y el franquismo también. Se agotó el régimen, porque el franquismo era Franco. No había detrás ningún proyecto político; inicialmente lo hubo –el falangismo, fundamentalmente-, pero Franco se encargó de liquidarlo tempranamente.
Y entonces, en aquél 77, con el permiso de los que siempre mandan, surgieron como setas en otoño los amantes de la libertad y los antifranquistas sin Franco. El noble pueblo español. No es tan bonita esta historia, ¿verdad?
40 años. Si hacemos caso del tango, el doble de nada.
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