Artículo de Manuel Ramos
¿Por qué Chaves y Griñan, así como cualquier miembro acomodado
de la partidocracia, no va a pagar nunca judicialmente por su corrupción? En los
diagramas que presentaremos a continuación está la respuesta. Este es el
verdadero funcionamiento de los poderes en España. No hay ni separación ni
división de poderes. Todo lo controla el ejecutivo y el partido que esté en el
poder controla todos los órganos. Algunos siguen llamando a esto democracia yo
lo llamo por su nombre: Estado de partidos.
Empezando por el principio, en las “elecciones generales” no
se eligen personas sino listas, es decir, partidos enteros. En bloque. Hay una
persona bajo la que se extiende la lista, confeccionada por dicha persona/jefe.
Todos le deben el puesto al confeccionador de la lista y si no acatan lo que
dice, la próxima vez no estarán en la lista. ¿Alguien duda de esto?
Los diputados del partido que saca más votos eligen al
presidente que es ¡qué sorpresa! el jefe del partido que más votos ha sacado.
Si no gana por mayoría absoluta se amaña el resultado con quien sea para sacar
el número de votos suficiente. Esa es lo que llaman “proporcionalidad”, pacto
de gobierno o simple pacto de investidura.
Si se votan listas y el jefe manda ¿para qué hacen falta
tantos diputados y senadores si van a votar lo que diga el jefe? Efectivamente,
para nada. Podrían reunirse en un cuarto sólo los jefes de los partidos y votar
proporcionalmente. Lo demás es teatro y del caro. Hoy día tanto los diputados
como los senadores no sirven a la ciudadanía sino a los partidos. Sus puestos
dependen siempre del jefe así que harán lo que les diga en cada momento.
Esto es importante tenerlo claro puesto que el “Poder
Judicial” depende de los votos de dichos diputados. Sí, estimado lector, el
gobierno de los jueces, así como la interpretación de lo que llaman
constitución, siempre va a depender de los partidos, es decir, de sus jefes. Primero:
el Tribunal Constitucional, que no
pertenece siquiera al orden jurídico es, quizá, el más politizado de todos. Individuos
que ni siquiera provienen algunos del ámbito del derecho, designados a dedo por
los partidos, interpretan desde este tribunal la norma máxima que rige las
demás normas. No ocurre como en EEUU que cualquier juez puede interpretar la
constitución y que sólo tiene una sala especial dentro del Supremo para tratar
estos temas. ¡Cuánta madurez y ventaja nos llevan por delante!
Luego está el Consejo
General del Poder Judicial (CGPJ), un órgano compuesto de 20 miembros más el presidente que se reparten los partidos
de poder y entre los que esta última vez (2013) entró la cadavérica Izquierda
Unida (IU) para colocar a un adepto a su partido. Esto es para que comprendan
cuan controlados están los órganos de la Justicia en sus más altas instancias.
El reparto es detestable y sin embargo los periódicos celebran siempre el consenso
y el pacto entre los partidos cuando llegan al acuerdo para repartirse el botín
de los puestos.
El presidente (actualmente Carlos Lesmes) fue designado por
el PP. El reparto posterior, llevado por la equiparación proporcional de los
votos y de los repartos de favores, ha quedado en la última mano del juego tal
y como se muestra en el diagrama. ¿Dónde está la independencia del Poder
Judicial?
Todo estado de derecho tiene un tribunal superior hasta el
que ya no se puede subir más instancias para apelar una sentencia. En España
hemos tenido desde 1812 el Tribunal
Supremo (TS). Nunca ha sido independiente. Hoy día sus miembros están propuestos
por el CGPJ y, como ya hemos visto que dicho consejo está contaminado por la
política, la designación de los miembros de las distintas salas que componen el
TS (Civil, Penal, Contencioso-administrativo, Social y Militar) están
indirectamente controlados por las decisiones tomadas por los partidos
políticos, es decir, por sus jefes. Recordemos que los diputados sólo obedecen
órdenes.
El Fiscal General del
Estado, jefatura superior y representación del Ministerio Fiscal de España,
lo pone Rajoy, es decir, el presidente del gobierno. Es un títere más. Una
vergüenza para todo el mundo judicial que defiende, como su nombre indica, al
Estado. No a la nación, no a los españoles. Y a veces ni siquiera al Estado,
sólo al partido a quien le debe agradecer el puesto.
Por fin llegamos a Chaves y Griñán. ¿Alguien cree, después
de lo expuesto, que estos miembros destacados de entre los partidos estatales,
con tantos secretos, corrupción y favores debidos, van a pagar por los delitos
que se les acusan? Pues ya saben ustedes qué esperar de cualquier proceso
judicial que llegue a tan altas instancias. Como escribiera Cervantes.
caló el chapeo, requirió la espada
miró al soslayo, fuese y no hubo nada
Nada de nada. Sólo servicio a un único poder: el poder del
partido de gobierno. Y para mantener esta mentira, la oligarquía de partidos
estatales debe proteger a sus miembros, ya se apelliden González, Aznar, Pujol,
Borbón, Chaves o Griñán. Quitando algunos chivos expiatorios que cumplen a la
mitad sus condenas, toda la corrupción, el robo y el crimen quedan tapados por
los órganos que previamente han sido confeccionados para dicha función. Así que
si ustedes tienen la sensación de que todos se libran del peso de la Ley, aquí
tienen la confirmación formal de dicha sensación. Tan cierta como que ni he
nombrado al Rey ni falta que hace
para este esquema de poder. Tan sólo para ponerlo arriba, en la cúspide, y
contemplar la herencia franquista que justifica semejante tinglado.
¡¡¡TOTALMENTE DE ACUERDO!!!¡¡¡RECUERDO QUE CUANDO PREPARABA MI OPOSICIÓN A AGENTES JUDICIALES(1995),YA SE LO DIJE A MI PROFESOR DE LA ACADEMIA EL CUAL ME CONTESTÓ:"PUES ESO ES LO QUE HAY, PERO ERES EL PRIMERO QUE TE HAS DADO CUENTA"
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