Artículo de Antonio Barreda
Susana quería darle una lección al rebelde de Sánchez y arrasarlo a base de
avales
Susana quería darle con el aparato a Pedro y Pedro quería darle con los
afiliados a Susana
No le perdonan a la Kalessi la forma en la que descabalgó a Pedro
Si Pedro gana, su bando exigirá cabezas y la guerra será cruel
Si gana Susana, la visión de España se impondrá a las nacionalidades, las
fronteras y los mapas no cambiarán
Las primarias del PSOE avanzan sin tregua. Susana quería darle una lección
al rebelde de Sánchez y arrasarlo a base de avales. Pero Pedro, como el fénix,
presentó avales para señalarle a la Kalessi de Triana que no estaba
muerto. Que le va a presentar batalla. Y la lección que se saca de estas
primarias es que gane el que gane, habrá represalias y persecución contra el
otro bando. Ya lo ha advertido el tercero en liza, Patxi López con un titular:
sin no hay paz interna vamos hacia el suicidio. Un suicidio del que Sánchez quiere
ser el verdugo principal. O soy yo o la nada. Parece profetizar con el epitafio
de un PSOE herido de muerte en las primarias.
A Susana, una parte de las bases, encandiladas con los cantos de sirena de
Pablo Iglesias, se rebela. La gota ácrata del PSOE, que tan bien definió
González cuando ganó Borrell, está hirviendo en las venas de algunos. No le
perdonan a la Kalessi la forma en la que descabalgó a Pedro de su
iglesia en el conflictivo comité donde se decidía si abstenerse, con lo que se
trataba de apoyar a Rajoy, o volver a unas terceras elecciones con la espada de
Damocles pendiendo de un PSOE en retroceso. El apoyo, por un lado, frente a
aquel “no es no” de Pedro. Y a Pedro lo echaron. Y Pedro se fue a recorrer las
carreteras y los pueblos, las ciudades y los campos de España para vender su
elixir al afiliado. No es no.
Pero estas masas de afiliados olvidan un detalle esencial: Que Pedro fue y
no fue. Pudo ser y no fue. Pedro tenía un acuerdo – impuesto por el aparato -
con un Rivera que venía a apoyar el cambio. Rajoy por aquel entonces había
tirado el encargo del gobierno sabedor de su minoría y esperaba que sus
enemigos se matasen entre sí. Pedro cerró un acuerdo contra natura con C´s para
gobernar. Tuvo el encargo del Rey para formar gobierno. Cesión de investidura.
Y Pablo negó a Pedro. No esperó al canto del gallo, ni a que Pedro negara tres
veces. Lo dejó sin gobierno porque votarlo era suicidarse, él y todos los
suyos. Prefería unas elecciones donde darle el sorpasso a Pedro, a Susana y a
Patxi.
Tras las elecciones el PSOE se descabalgó en el Comité del pasado
octubre. Se rumoreaba que Pedro tenía un
acuerdo con los de Iglesias para gobernar. Pero la salsa del acuerdo eran los
nacionalistas catalanes y vascos. Las alarmas se encendieron en Ferraz. Las
líneas rojas se habían pasado con creces. Hasta el PSC amagó con irse. Era el
“no es no”. Pero Pedro tenía ya enfrente a medio partido. Seis presidentes
autonómicos acudían al comité como acudieron los seguidores de Bruto al Senado
romano para acabar con su César. Pero no estaban solos. Dirigentes históricos,
las federaciones más importantes, los fieles a Eduardo Madina y otros señores
feudales del poderoso PSOE se cargaron a Pedro en un bochornoso comité. Era la
semana negra y la semana trágica del PSOE a la vez.
Con Pedro fuera. Gestora. Y la kalessi puso a Mario para
controlarla, para ser su voz y sus manos. Mario no era el de Sila, ni el Mario
del Senado. Era el Mario de Huelva, el de Moguer, el que tiene una larga tela
de araña en el partido. Y a Mario lo pusieron de portavoz. Y de gendarme del
aparato. Debía saber quiénes eran los de Pedro, quienes apoyaban a Pedro y
dónde estaban los viveros de votos de Pedro. Y se convirtió en la voz de Susana
en Ferraz. Nadie debía moverse allí sin que lo supieran en San Telmo, la
guarida de Susana en el Sur.
Y Susana se echó al monte. Cogió los “coches oficiales” del partido y se
puso a recorrer España en busca del voto del afiliado del partido. A recorrer
la epidermis de España de Norte a Sur, de Este a Oeste. Nadie sin escucharla.
Nadie sin que la conociera. Las federaciones adictas se volcaron. Prestaron sus
agrupaciones y sus sedes, pusieron sus micros y llenaron aquellas salas de
afiliados venidos en autobuses con bocadillo. Era la llamada del amo. La
llamada del cortijo a las gañanías. La llamada del favor hecho por el partido.
Y hasta pasaron lista en los mítines donde Susana llegaba como Kalessi
del partido. Quien no estaba allí estaba con Pedro. Quien no estaba allí se
caería de las próximas listas seguro.
Pedro empezó a moverse por el Sur. A mostrarle músculo a Susana en su
feudo. El arte de la guerra aplicado. Y Toscano en Dos Hermanas le prestó
soldados y tierras para presentarse, para reclamar que estaba con los díscolos.
Pero unos díscolos del Sur que Pedro se olvidó de decirnos que son lo que
llevan 38 años en los asientos de los puestos oficiales y del partido, que
tienen una poderosa tela de araña tejida en sus feudos irrompible elección tras
elección. Que estos ya no eran los viejos renovadores de Pepe Caballos contra
Alfonso Guerra. Estos eran los que hicieron perder a Bono y a Caballos para que
llegara Zapatero. Estos no olvidan que Caballos los tenía a todos apuntados
desde ese día. Y que Zapatero dejó España como un solar,
en la quiebra y con una lista de parados tan grande que éramos la vergüenza de
Europa.
Además, Pedro pescó en río ajeno y contrató para su campaña a Gómez de
Celis. Este, del perdido ayuntamiento de Sevilla, con la mayoría fracasada de
Zoido, pasó a tener cargo y puesto en la Junta de Andalucía. Muchos pensaron
que la sangre de Iscariote corría hacia Madrid junto a Pedro. Ya lo habían
apuntado, y Susana lo primero que hizo es darle a Celis en el programa de
Carlos Herrera. Celis depende de Sevilla y Virginia Pérez, aquella que se hizo
famosa en el comité de defenestración de Pedro cuando dijo “aquí mando yo”, no
le había dado permiso para ir contra el aparato, contra la provincia y contra
su propia secretaria general. La vieja lista de Caballos se hace interminable
en el socialismo del Sur.
La guerra de los avales había empezado por entonces. Susana quería darle
con el aparato a Pedro y Pedro quería darle con los afiliados a Susana. Tras
presentar los avales y tras la verificación de los mismos, se constata que
habían participado el 70 % de la militancia socialista, el doble que votó en
2014 cuando las bases eligieron a Pedro vicario en Ferraz. 59.390 apoyos a
Susana frente a los 53.117 de Sánchez. Patxi se quedó con 10.886 avales. El
equipo de Susana había puesto en duda algunos de los avales de Pedro, pero al
final a Susana se le invalidaron 4.635 avales frente a los 4.407 de Pedro. Pero
Susana tiene un problema ya que el 45 % de sus avales provienen del feudo de
Andalucía. Aquí sus campañas de marketing político la elevan al solio del
partido. Fuera de aquí hay el mismo apagón con ella que ella tiene impuesto en
Andalucía.
La victoria pírrica de Susana hace ver que ganará Pedro. La sangre ácrata
va saliendo por las arterias que Susana abrió en el comité de octubre. Si Pedro
gana, su bando exigirá cabezas y la guerra será cruel. Hará limpieza en los
feudos y en las agrupaciones hostiles. Pero si pierde cuestionará todo el
proceso y pondrá a la militancia en contra. Una fractura sin precedentes en el
PSOE de los más de 100 años de honradez. Si gana Susana, el sanchismo
pasará a los libros de historia y a las hemerotecas. La visión de una España
conjunta frente a una España de naciones que representa ahora Pedro. Si Pedro
gana, Rajoy tiene los días contados. El país se descabalgará por las primarias
del PSOE y será otra vez la vuelta a la casilla de salida del pasado mes de
octubre. Si gana Susana, la visión de España se impondrá a las nacionalidades,
las fronteras y los mapas no cambiarán. Pero si se va al norte a ser la Kalessi
nacional, no deja heredera/o en Andalucía. Perder Andalucía sería perder el
corazón de su propia secretaria general si gana. Y eso es otro problema por
resolver.
Shakespeare puro, Antonio, si los mandas a aprender inglés, y les das un poco de lustre. Pero maldad, toda la del mundo. Y sangre, también.
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