Artículo de Paco Romero
“El famoso diseñador neoyorkino jura y perjura que nada tiene que ver con la trama y, con él, media España se ha echado a temblar al tiempo que, en estado de shock, se ha abalanzado sobre el cajón de los calzoncillos”
Tal y como apuntaba en estas páginas Luis Marín hace justo una semana, los atestados e informes policiales -también los de la UCO- tienen el valor de simples denuncias (o, al menos, debieran tenerlo) y según la jurisprudencia "solo adquieren valor de prueba que enerve la presunción de inocencia cuando se reproduzca eficazmente en el juicio oral sometido a contradicción por la defensa del acusado".
Asimismo, la Ley de Enjuiciamiento Criminal deja meridianamente claro que se limitarán a especificar con la mayor exactitud los hechos de que se trate, apuntando que se trata de "una relación de hechos y pruebas sin calificarlos jurídicamente".
Aunque suponga un mero paréntesis en la larga cadena de casos que sobre él pesan, la pasada semana un juez archivó la investigación por supuesto blanqueo, cohecho y malversación de fondos públicos contra el exministro Rodrigo Rato al estimar que la UCO basó su denuncia en "sospechas sin sustento" y que el atestado se limitó a validar una "coincidencia con diferentes lecturas" sin que éstas "vayan más allá de una mera hipótesis sin sustento fáctico". En relación con los delitos fiscales en los que también habría incurrido, el magistrado recalca que “un juez investiga hechos concretos, no especulaciones o la búsqueda de indicios basados en sospechas”.
Coincidiendo en el tiempo, las iniciales 'JLM' bordadas en las camisas de Javier López Madrid han sido indicios suficientes para acusarle de financiar ilegalmente al PP de Madrid. Eso al menos se desprende de un informe -otro- de la UCO filtrado hace escasos días a OK Diario en el marco de la corrala en la que ha convertido la trama Púnica el juez Eloy Velasco y en el que puede leerse: “Con ocasión del citado registro [12 de febrero de 2016] se localizaron en el vestidor anexo a la habitación-dormitorio de Francisco Javier López Madrid, diversas camisas suyas en un armario, en las que se podía (sic) observar las iniciales grabadas en las mismas 'JLM'”. Para cuadrar el círculo de la imputación, afirma la UCO que esas mismas iniciales aparecieron en la libreta intervenida al exdirigente popular, Francisco Granados, atribuyéndole al “dueño de las mismas” cuatro pagos de 400.000 euros, uno de 300.000, uno de 100.000 y otro de 60.000 al ex gerente del PP de Madrid, Beltrán Gutiérrez. Blanco y en botella… parece decirle el agente informador al juez.
Al parecer, las pesquisas de la Benemérita se centran ahora en otro apunte de la libreta de marras donde aparecen las inquietantes iniciales 'CK'. El famoso diseñador neoyorkino Calvin Klein jura y perjura que nada tiene que ver con la trama y, con él, media España se ha echado a temblar al tiempo que, en estado de shock, se ha abalanzado sobre el cajón de los calzoncillos. Efectivamente, a estas alturas no queda ni uno intacto y los famosos gayumbos de la serie Underwear, desprovistos de cualquier signo identificativo, y por mor del miedo a una más que probable imputación, han quedado convertidos en preciados harapos para limpiar el polvo.
El “¡aquí han fumado!” con el que concluía el viejo chascarrillo atribuido al astuto guardia civil que encontró en el suelo una colilla, se ve superado ahora con el contemporáneo e inefable “¡lo trinqué, po no que le pone sus iniciales a las camisas!”.
Digo yo que, sin salvar ni condenar a nadie, de momento, habría que buscar argumentos pelín más irrefutables que los puestos en liza en este y otros casos por la Guardia Civil, si no aviaos vamos.
P.S.- Bienaventurados los calzoncillos de algodón de la mili -aquellos que llegaban hasta las rodillas- porque gracias a ellos mía es la coartada.
Gallumbos reglamentarios CK. Lo cagado siempre para atrás.
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