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jueves, 6 de abril de 2017

Ovejas negras, en el rebaño "podemita"



Artículo de Miguel Ángel García

Pronto empiezan a envejecer los partidos de la “nueva política”. Tanto en Podemos como en Ciudadanos, se empieza a asentar el poso que da categoría de vejez, al mosto limpio recién pisado y exprimido. Puro zumo, que tras su envejecimiento, tendrá el sabor añejo de lo viejo.

Tanto en Podemos como en Ciudadanos, el proceso de este envejecimiento, la fermentación de lo puro, es lo mismo, en el tiempo, poco tiempo que llevan, que en los partidos de la vieja política suficientemente fermentados y vetustos: la corrupción de las mil y una formas que puede darse. 

Es de suponer, que ya Pablo Iglesias, tras esas afirmaciones tan contundentes sobre el Partido Popular, como que es un “partido corrupto”, se habrá dado cuenta de que los partidos no son los corruptos per se, sino que las corruptas son las personas que los componen. 


Sé que es una manera de hablar. Una forma del lenguaje empleado por este catedrático de la demagogia y el populismo. Pero ese leguaje tiene un trasfondo, como es, el descalificar, criminalizar y estigmatizar a toda una organización política por lo que hayan hecho –eso no hay que negarlo, obviamente–, algunas de las personas que durante un determinado tiempo han formado parte de la organización. Exactamente igual que ha pasado en el PSOE, en CiU, o IU, y, todo, en una correlación directa con el poder que se maneja.


Además de la corrupción, desde el punto de vista económico, es decir, cómo nace y desde dónde nace Podemos y con qué ayudas que ya a nadie se le escapa ni desconoce, por más que los medios del “rojerío” oculten la base donde se asienta la fundación y consolidación de este partido, hecho por personas y financiado por personas; además de esa corrupción de la que Pablo Iglesias dice del PP: “Nosotros llamamos a las cosas por su nombre, como son. Y si no le gusta a la señora Esperanza Aguirre, pues estamos contentos. Vamos a decirles lo que son: ladrones, corruptos, gentuza que ha metido la mano en la caja para destrozar lo público y entregarlo a sus amigos”. Además de este tipo de corrupción, está otra mucho más importante –al menos para mí–, como son los delincuentes, perdón, presunto delincuente, de la talla de Salvador Salvatierra, candidato al Senado por Badajoz, y también miembro del Consejo Ciudadano del partido salva patrias e impoluto que es Podemos…, bueno, que dicen ellos que son.


Pues además de todo esto, que no deja de ser un suma y sigue, que irá in crescendo a medida que se vaya produciendo lo inevitable, que es el paso del tiempo, la fermentación, causará lo ineludible, e irá añejando y curando el mosto de la barrica que originalmente era inmaculado, enturbiándolo con casos y casos y más casos que vayan del nepotismo a la mangancia en toda regla, pasando por asuntos criminales como el que nos ocupa que ha llevado a la dirección del partido morado, a expulsar cautelarmente a este miembro del Comité Ciudadano de Badajoz, hasta que haya “sentencia firme”. Luego no sé si harán como con Bódalo el pendenciero que está encarcelado aún. Porque los procesos de fermentación, tienen esas cosas: que envejecen lo otrora joven e inmaculado.


Podemos, al parecer, ha fulminado de todo tipo de responsabilidades al presunto pedófilo, mientras que él, se declara inocente en eldiario.es, diciendo que “"todo es mentira y fruto de una caza de brujas política”.


Como siempre he defendido, sea quien sea, la presunción de inocencia, no seré quien a título individual vaya a culpar y sentenciar con mi opinión a esta persona. Eso es una cosa, pero otra muy distinta es descalificar con toda rotundidad, al “macho alfa” de esta jauría de la extrema izquierda, que, aunque no lo admita en público, está viendo como se añeja su partido, y así, se asemeja cada vez más, a esos que ya no llama casta –al saberse dentro de ella–, sino que tirando de eufemismos, ahora lo denomina “trama”, para eludir el ser calificado con ese término que lo aupó a los altares del mundo político que tanto repitió (la casta) hasta llegar a ese lugar del “castismo” chavista –si se me permite el palabro–, desde los púlpitos mediáticos.

Podemos es ya tan casta como cualquier otro. Y él lo sabe, por eso se quiere desmarcar de los otros, con la coletilla de lo de la trama, o sea, lo que él define como: “una supuesta red corrupta de políticos y empresarios que ostentarían el verdadero poder”. Pero su categoría de casta, por más que quiera eludirla, como el pelo de la dehesa –que no se pierde–, o como el buen vino, irá a más, envejeciendo, y cuanto más tarde lo hiciera, mejor sería, pero las evidencias y noticias como esta, avanzan en el tiempo y puntualizan la calidad de las personas en las que otras cualidades les convierten en delincuentes, y de esos, diga lo contrario Pablo Iglesias, Agamenón o su porquero, los hay en todas las formaciones políticas, estamentos sociales, civiles, religiosos o militares, porque la condición humana, es la que es, y punto, don Pablo Manuel Iglesias Turrión. Y que sepa, que las malas hierbas, se crían hasta en los más frondosos y cuidados jardines… de palacio.




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