domingo, 23 de abril de 2017

No somos Francia

Artículo de Rafa G. García de Cosío


He empezado a trabajar estos días con un vasco. Cuando hablamos de España, él, que no es nacionalista, me dice que nuestro problema es no creer en nosotros mismos. Que hace falta un líder sin complejos para cambiarlo todo, y que no sienta resquemores al decir "España". Le digo que ya tuvimos a un tal Aznar al que no le dejaron apenas hacer nada, pero no por los complejos de Aznar, sino por los que no lo votaron y parte de los que -un poco triste, esto- sí lo hicieron.

Pero una cosa son los complejos, es decir, asimilar que no somos mejores fabricando o inventando, cosa que es difícil de probar, y otra las certezas. Y, al igual que este vasco me decía que el parque automovilístico cambia totalmente al pasar de Alemania a Francia (con coches más viejos), lo mismo pasaba "al entrar en País Vasco desde Francia", como me atreví a decirle.

Con los políticos pasa igual. Es una realidad que en todos los países del mundo, los políticos son considerados carne de crítica y burla y, en el mejor de los casos, prescindibles. Pero cada país establece también sus parámetros. Es decir, a usted puede caerle muy mal Esperanza Aguirre o Pedro Sánchez, pero créame, los preferiría mil veces más que a un gobernante de Burkina Faso o Moldavia.

Salvando un poco de distancias, entre España y Francia, dos países parecidos por compartir el carácter latino (por mal que les pese a muchos franceses), hay también una gran diferencia entre sus políticos. Antes de ayer viernes se presentó Pablo Iglesias en un mitin del líder de extrema izquierda Jean Luc Melenchon, que es quien más ha subido en las encuestas independientes de las últimas semanas. Y me sorprende que Melenchon no se haya defendido. No son lo mismo!

Entre Melenchon e Iglesias hay dos diferencias enormes, como la había entre Manuel Valls y Pedro Sánchez cuando éste visitó al ex primer ministro francés. Mientras Melenchon habla siempre de "franceses" (su movimiento se llama Francia insumisa), Iglesias habla exclusivamente de "gente". Y mientras el francés cuenta con su propia financiación (y la fama y experiencia que dan haber sido ministro socialista de Lionel Jospin), el joven Iglesias debe su fama a las televisiones rescatadas por el PP y la financiación de Venezuela. Quizá lo más parecido que haya tenido España a un político como Melenchon haya sido Anguita: comunista y sin pelos en la lengua, pero patriota y sin financiación de dictaduras extranjeras.

Esto no es algo propio solo de la extrema izquierda, ocurre también con otros candidatos. Con quién compararían ustedes a Emmanuel Macron? Efectivamente, a uno le viene a la cabeza Albert Rivera. Pero si el verdaderamente liberal Macron viera lo que hay en la Andalucía sostenida por C's, sería capaz de operarse la cara para evitar cualquier similitud física siquiera con el líder de Ciudadanos. Macron, ese ejemplo más de que las siglas no se corresponden siempre con las acciones.

Y Le Pen? Dónde está la pareja de Le Pen en España? La respuesta es fácil: no existe. Como tampoco hay 10 millones de musulmanes en España, en cuyo caso sería distinta la cosa.

Y es que no somos Francia.


http://www.eldemocrataliberal.com/search/label/Rafa%20G.%20Garc%C3%ADa%20de%20Cos%C3%ADo

1 comentario:

  1. Me gusta tu explicación de la diferencia entre Melenchon e Iglesias

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