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sábado, 1 de abril de 2017

La obra de Pujol

Artículo de Antonio Robles

Separar la persona del proyecto, romper la identificación de Pujol con Cataluña, salvar el proceso. Un ejercicio cínico después de que el propio Pujol y sus correligionarios construyeran la Cataluña actual a fuerza de repetir Pujol/Cataluña cada vez que a uno de los suyos lo pillaban con suciedad en las uñas. Acogerse a sagrado para poder salvar el entramado de corrupción sobre la que se habían construido tantas mentiras, las económicas y las históricas. Porque su obra transciende y se extiende a toda la Cataluña nacionalista surgida de su acción doctrinaria y de gobierno. Las mentiras de Pujol, son las mentiras del nacionalismo, porque el nacional-catalanismo que logró inyectar en el corazón de millones de catalanes está hecho a imagen y semejanza suya. Entiendo que ahora quieran sus herederos y todos los que viven del negocio de construcción nacional apartarse del apestado, pero es tan inútil como si los peces quisieran negar la humedad en la que viven. La ignoran, pero es su medio. La mayor desgracia para una sociedad que ni siquiera puede huir de ella misma porque no tiene otra.


Con ser inmenso, no es la corrupción económica el mayor mal, el mayor daño ha sido haber envenenado el alma de cientos de miles de catalanes en nombre de la nación, el haber utilizado la escuela para infectar de odio a los niños contra España.

Superada esa primera fase de negación, pasan ahora a reivindicar su obra para separar a la persona del proyecto: Pujol se ha podido equivocar en lo pequeño –aseguran- pero ha acertado en lo grande: ha construido la Cataluña actual, su obra es su legado, su obra es grandiosa y la historia se lo reconocerá. En esta última mentira están empeñados ahora los herederos del negocio nacional construido por Pujol. Son meros extras, monaguillos diseminados en medios de comunicación, centros de enseñanza, sindicatos, partidos, asociaciones culturales, defensores de la lengua propia, que dependen del tinglado tejido con mentiras, comisiones y chantajes por el gran timonel a lo largo de estos treinta y cuatro años de "dictadura blanca".

Esta vez no les saldrá bien. Muerto Pujol, quieren salvar su obra, pero es su obra precisamente el mal. El mayor daño, con ser inmenso, no ha sido el 3% en comisiones de obra pública, ni los contratos bajo mano, ni la evasión de impuestos en paraísos fiscales. Desgraciadamente, en el resto de España nos tienen demasiado acostumbrados al hedor de esas cloacas. Nada que nos espante ya, aunque cada día que pasa sin que los culpables devuelvan lo robado nos produzca más asco. En estos enjuagues no hay diferencia entre nacionalistas y el resto de políticos corruptos de la otra orilla del Ebro. ¡Miento! Incluso aquí hay una diferencia fundamental: A ningún español se le ocurriría defender a Bárcenas si al personaje le hubiera dado por envolverse en la bandera tricolor, o en su partido les hubiera dado por denunciar que el acoso de la prensa al ex tesorero del PP era un ataque contra España. En España Bárcenas es un chorizo, un impresentable, y como tal se le trata. En Cataluña, por el contrario, siempre ha pasado, especialmente con Pujol, y sigue teniendo adeptos. De hecho, ahora mismo, una vez se han repuesto del sofocón inicial de la confesión del padre de la patria, se han apresurado a difundir en los medios afines que todo es una conspiración del Estado para acabar con el proceso (que ellos confunden con Cataluña).

Con ser inmenso, repito, no es la corrupción económica el mayor mal, el mayor daño ha sido haber envenenado el alma de cientos de miles de catalanes en nombre de la nación, el haber utilizado la escuela para infectar de odio a los niños contra España y adoctrinarles en la ideología más reaccionaria de la historia a costa de su formación racional. El mayor daño es haber logrado expulsar de la ciudadanía catalana a todo aquel que no comulgase con su Cataluña nacionalista, y convertirlos en enemigos de la nación sometida. Una canallada propia del racismo cultural más evidente, por más que lo envuelvan en palabras hermosas. El peor daño es el haber comprado la sumisión e implicado en el trueque de cargos, prebendas y fidelidades con partidas públicas y coimas privadas hasta convertir en cómplices del fraude a media Cataluña. A la otra media se la maldijo, se la excluyó hasta acabar con su autoestima y se la expulsó de cualquier posición social relevante.

El mal que ha hecho este hombre es descomunal, queriendo partir España ha acabado por dividir a Cataluña. Y esto ya no tiene remedio sin conflicto.

TV3 y los demás medios de comunicación públicos y afines dispusieron relatos para crear buena conciencia y justificar sus mentiras. El daño mayor es haber convertido a Cataluña en una comunidad autónoma de "zombis" sin capacidad de reaccionar, ni indignarse, como si todo fuera una fatalidad, o peor, un ataque a su identidad catalana. (Cien personas acudieron a manifestarse delante de la sede de CiU contra Pujol cuando confesó el fraude. Sin comentarios ni comparaciones con otras manifestaciones). El mal que ha hecho este hombre es descomunal, queriendo partir España ha acabado por dividir a Cataluña. Y esto ya no tiene remedio sin conflicto. Él será el culpable, y sus cómplices son cientos de miles de catalanes que aún son inconscientes de que a quienes más mal ha hecho, es a ellos mismos por ser los más creyentes. Quebrada su hegemonía moral, habrán de convivir con sus demonios y con el resto de ciudadanos. A los demás no nos irá mejor.

El problema es que no se darán cuenta hasta que su ceguera nos ciegue a todos.

P.D: El pujolismo ha proyectado constantemente sobre España todos sus demonios. Da escalofríos la exactitud con que describió inconscientemente su propia acción de gobierno cuando acusó al régimen de Franco en 1960 de dominar a la sociedad a base de corromperla:

"El general Franco, el hombre que pronto vendrá a Barcelona, ha elegido como instrumento de gobierno la corrupción. Ha favorecido la corrupción. Sabe que un país podrido es fácil de dominar, que un hombre comprometido por hechos de corrupción económica o administrativa es un hombre servil. Por ello, el Régimen ha fomentado la inmoralidad de la vida pública y económica. Como se hace en ciertas profesiones indignas, el Régimen procura que todo el mundo esté sucio, todos comprometidos. El hombre que pronto vendrá a Barcelona, además de un opresor, es un corruptor".

No creo que nunca en Cataluña nadie pueda describir mejor su obra como lo ha hecho él mismo con estos párrafos dirigidos contra Franco.




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