Artículo de Luis Marín Sicilia
“… una sociedad libre,
de hombres libres, cuyas raíces comunes son la civilización grecorromana y los
principios éticos del humanismo cristiano”
“Sesenta años de Unión
Europea nos han enseñado donde están los verdaderos enemigos de la libertad”
La recepción vaticana rebasa la simple nota diplomática de bienvenida, llevando la misma implícito el reconocimiento a una realidad sin la cual Europa no sería lo que es: una sociedad libre, de hombres libres, cuyas raíces comunes son la civilización grecorromana y los principios éticos del humanismo cristiano.
Que el Brexit ha supuesto un reto para la propia identidad europea no ofrece duda, pero tampoco resulta baladí el hecho de que, al tiempo que los 27 conmemoran el Tratado de Roma, la decisión británica tenga una contestación en su ciudadanía, con masivas manifestaciones que protestan por la decisión de abandonar ese espacio de libertad que integra la Unión Europea. Los más emprendedores y abiertos de las islas parecen intuir el riesgo de un profundo aislamiento respecto a los valores y principios solidarios de Europa.
Si los 27 aceleran el proceso de integración política y económica, incrementando su colaboración en seguridad y defensa, impulsando el empleo y el crecimiento económico, reforzando la moneda única y avanzando hacia una Europa social, el resto del mundo no sólo seguirá envidiando ese espacio de progreso y libertad, sino que comprobará como unas raíces comunes hacen posible la permanencia dilatada en un estado de paz y bienestar como jamás se conoció en el continente.
Mientras tanto, los neocomunistas podemitas seguirán con esa persecución absurda de los sentimientos religiosos de la mayor parte de europeos, lo que, por otra parte, resulta coherente con su antieuropeismo contrastado, ya que a ellos parece subyugarle la otra Europa que se cayó con el muro de Berlín.
Cabe preguntarse a donde quieren llevarnos estos principiantes aprendices de brujos. Porque pretender hacer magia desde la política es tan repugnante como jugar con los sentimientos y las creencias de las personas. Sesenta años de Unión Europea nos han enseñado donde están los verdaderos enemigos de la libertad.
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