Susana Díaz, flanqueada por
Diego Valderas y Rosa Aguilar tras la aprobación de la Ley. Foto de RAÚL DOBLADO. ABC
Artículo de Paco Romero
Hace justo una semana Las Cinco Llagas aprobaba la
nueva Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía, un texto con el que
se da un paso de tuerca más a la ley de Zapatero superando con creces sus
expectativas.
“¿Dijiste media verdad?, dirán que mientes dos veces si
dices la otra mitad”. El aserto machadiano nos conduce a asegurar
que toda verdad debe ser como una moneda, con dos caras que se complementen y,
para apreciar su autenticidad, hay que fijarse detalladamente en las dos. Los
nazis, y especialmente Goebbels, emplearon conscientemente en su propaganda
tanto la mentira directa como la media verdad o la verdad fuera de contexto...
con los resultados por todos conocidos.
En 1977, con ocasión de la Ley de Amnistía y a las puertas
de la Constitución de la Concordia, convertida en la más larga de
nuestra historia, se comenzó a mirar hacia adelante, se suturaron heridas tan
sangrantes como vergonzosas y se dio carpetazo al pasado porque -con ella-
enterramos nuestros muertos y nuestros rencores.
Todo el mundo tiene claro a estas alturas que todo ser
humano, héroe, villano, decente o criminal, tiene derecho al duelo de los que
le amaron y ese duelo exige la presencia del cadáver para enterrarlo
dignamente. Es, pues, una necesidad antropológica que debe suponer el principal
impulso de la mal llamada ley de memoria histórica.
Nadie duda hoy que represiones hubo en las dos retaguardias y que en los dos bandos se practicó una enfurecida limpieza étnica.
Mantener que los asesinados en la retaguardia republicana
ya fueron honrados y que ahora es el turno de los represaliados del franquismo,
es un mensaje sectario que perpetúa la división. Lo que procede es lo
contrario: que todos los muertos sean de todos. Los que cayeron por ser cura,
militar o de derechas deben ser reivindicados por la izquierda decente; los
asesinados sin haber cometido delito alguno, por ser sindicalista, comunista o
de izquierdas, han de serlo por la derecha decente.
Por último, a nadie debe escapar que no todos los
represaliados del franquismo que permanecen en las cunetas son héroes de la
democracia y de la libertad, igual que no todos los asesinados en terreno
republicano fueron mártires cristianos.
Dicen que las vitaminas DeMemory contribuyen a
aliviar la fatiga intelectual y a un correcto funcionamiento cognitivo,
estimulando las funciones normales del cerebro y ayudando a mejorar la memoria.
Una tortilla de tan sugerente fármaco nos vendría bien a todos, pues trocear la
historia es pervertirla, reconocer los errores es conquistar cauces de
encuentro, y divulgar los hechos -sin fanatismos- es aparcar definitivamente
enfrentamientos para que no se repita. A todos nos incumbe semejante labor: por
nuestros antepasados, que tanto sufrieron; por las generaciones actuales y
venideras, que no merecen semejantes desatinos.
La izquierda cada vez que se queda sin argumentos, o sea, casi siempre; cuando tienen luchas internas, o sea, casi siempre; cuando se ven acorralados por otras fuerzas políticas o los tribunales, o sea, casi siempre; cuando necesitan autodemostrarse y demostrarle a la masa de desempleados mentales que abundan en este país quien es mas de izquierdas, o sea, casi siempre; ahí tienen la guerra civil, a Franco y a la Iglesia. Llevan medio siglo viviendo de Franco, lo necesitan, es su motivo de existir, es su base ideológica. Como dice la canción “sin ti no soy nada”.
ResponderEliminarAunque tienen la virtud (hay que reconocérselo), de destruir y podrir todo lo que tocan y después convencer a la masa que la culpa fue de otros. La segunda república, la fueron pudriendo, y se la cargaron, el feminismo lo han podrido y lo han convertido en lucha contra el hombre, el ecologismo lo han politizado e ideologizado, el pacifismo, el sindicalismo, la educación, la educación superior (¿Superior?), el país (y no me refiero al periódico),etc,etc,etc.
Cada vez me imagino con más claridad, el tormento que tuvo que ser, para algunos pensadores, no de izquierdas, vivir durante la segunda república. Algo que había surgido con ilusión, lo absorbieron como propio y lo destruyeron. Cuanta frustración, para tantos intelectuales (y no intelectuales) de aquella época. Espero, y van por buen camino, que la podredumbre que hay instalada en España, no la destruya.
Pues para mí, toda esta ola de revanchismo y odio que inauguró Zapatero es algo que desde siempre han incubado las izquierdas para que la serpiente saliese del huevo en el momento adecuado.
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