Artículo de Paco Romero
Clavelina, una asturiana de 82 años, es noticia
estos días por la cruzada que ha emprendido contra el expolio del impuesto de
Sucesiones y Donaciones allí donde don Pelayo comenzó a mostrar su hartazgo: tras
heredar el piso de su hermano valorado en 300.000 euros, el Principado le reclamó
la friolera de 80.000 en efectivo. Solo le quedaba buscarse la vida para
lograr la pasta, malvender el inmueble en el plazo de seis meses marcado por la
ley para pagar íntegra y religiosamente la cuota, u olvidarse del ahorro
en forma de ladrillos labrado por su pariente durante años.
Los chicos de Albert han podido constatar en tan breve lapso de tiempo la injusticia -por su cortedad- y la ineficacia del tan celebrado acuerdo. Tanto que su intento de nuevas reformas de la mano de los populares tendrá que esperar al menos hasta que se negocien los próximos presupuestos.
Cierto es que la nueva regulación supone un cierto alivio en
determinados casos. El artículo 14 de la Constitución, que proclama la igualdad
de los españoles ante la ley, continúa vigente al parecer, salvo para el
Ministerio de Hacienda que puso en manos de las 17 taifas -y sigue sin
enmendar- una horquilla en la sucesión mortis causa que va desde el
gratis total de la herencia al repudio forzado de la misma.
Solo las herencias de las explotaciones agrarias han
obtenido una apreciable reducción, merma que, en sí misma considerada, no es
tal porque se requiere que el heredero esté inmerso en el uso y aprovechamiento
del negocio.
El problema no es de riqueza ni de pobreza sino de justicia,
de legalidad. La doble imposición se pone de manifiesto cuando una misma
renta está sujeta a más de un gravamen, aunque sea en personas distintas. Sigue
sin tener sentido que al heredar haya que pagar por bienes que han tributado
durante años y por diferentes conceptos como ocurre -aunque no solo- con los
inmuebles, y que hemos logrado sacar adelante estoica y milagrosamente tras el
continuo bombardeo en forma de IVA, IRPF, IBI, contribuciones especiales o
plusvalías.
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