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sábado, 18 de febrero de 2017

Ultras en la universidad



Protestas de estudiantes de Berkeley en contra de una conferencia de Milo Yiannopoulos
Artículo de Manuel Ramos

El prefijo latino “ultra” se antepone a la palabra para indicar que el concepto está “más allá” o se da “en exceso”. El latín, lengua muerta (como tantas otras cosas en la Universidad española), está muy olvidado en la Academia pero su raíz agarra hasta en las mentes menos despiertas. Si yo digo la expresión “ultras en la universidad” cada cual pensará ¿de izquierdas o de derechas? Por supuesto, si son “ultras” siempre serán del bando contrario.

Para esta semana había programada una charla en la Universidad de Sevilla que trataba la ideología de género. Desde diferentes instancias se habían levantado voces en contra de que se produjera este acto porque consideraban que en la universidad no se deben debatir ciertos temas. En el momento en el que comenzaba la conferencia, un grupo organizado de universitarios han prorrumpido en la sala y, gritando, increpando y alterando el orden de forma que han conseguido que el acto no continuara. El periodista Carlos Morillas, que intentaba moderar el debate, ha dado su versiónLa Universidad de Sevilla ha condenado el boicot.

Esto de reventar conferencias es muy de la universidad. Los alumnos son jóvenes con ganas de cambiar el mundo y tienden a primar la acción sobre el pensamiento crítico. No en vano el filósofo de la Escuela de Frankfurt Theodor Adorno, uno de los fundadores de la llamada Teoría Crítica, por añadidura un pilar del neomarxismo cultural imperante en la Academia, fue boicoteado en los últimos días de su vida en sus propias clases. Denunciaba los excesos activistas allá por mayo de 1968 frente a la necesaria argumentación crítica que veía carente en las manifestaciones estudiantiles. Como protesta ante su profesor, los estudiantes entraron desnudos en su clase, gritando e impidiendo que el vetusto marxista pudiera continuar. Esta excitación lo alejó de las clases para pasar unos días en Suiza con el objeto de descansar tras semejantes excesos. Probablemente tuvieron algo que ver con su muerte por infarto de miocardio, días después.
Protestas de estudiantes alemanes en mayo de 1968
En EEUU, vórtice sociológico mundial, se han producido también protestas con agresiones y sabotajes de conferencias que no se consideraban adecuadas en los campus universitarios. El conocido orador Milo Yiannopoulos ha sido objeto este mes de un boicot en la Universidad de Berkeley al intentar dar una charla. Este controvertido personaje que se ha significado en diferentes medios digitales por criticar al feminismo actual así como al Islam y la corrección política resulta que es homosexual, de origen judío y que tiene preferencia en sus relaciones sentimentales por varones de raza negra.

El estatus cultural universitario no tolera este tipo de actitudes. Quizá la condición universal del concepto “universidad” valga para universalizar los prejuicios en vez del conocimiento y la ciencia. La cultura, o es libre o no es cultura. Para que haya libertad debe existir respeto y, bajo el principio de no agresión, capacidad de discutir sobre cualquier idea por repugnante o alocada que nos parezca siempre que exista argumentación y hechos que tratar. No olvidemos nunca que ha habido grandes pensadores que han sido apartados e incluso eliminados porque no se ajustaban al pensamiento dominante de cada época. En cada generación cultural se producen nuevos prejuicios que vencer, como si de malas hierbas se tratara. Pero se suelen confundir a los prejuicios con las personas mismas y a la ideología con cultura.

Es llamativo el furor contra ciertas posturas ideológicas sostenidas en el ámbito universitario en contraste con la tolerancia y promoción de otras posturas también ideológicas. No parece haber ningún problema en criticar el capitalismo, organizar congresos enteros sobre la ideología de génerodefender la postura palestina. ¿Será quizá que en la universidad sólo se encuentra una forma de opinar y se reprime lo que no se ajuste a ella?

La universidad debiera ser una institución de librepensamiento, pero en su lugar tenemos bandas que llevan la crítica “más allá” (ultra) de la argumentación. La necesidad de la acción por la acción, es decir el activismo, deja a un lado el pensamiento. Es el momento de las etiquetas, de los prejuicios, de las consignas, de la agresión. Si al contrario le colocamos la máscara “nazi”, será mucho más fácil atacarle y golpearle.

Desde esta humilde sede llamada El Demócrata Liberal, apelo al pensamiento crítico, a la cultura libre y condeno la agresión y el linchamiento social o socializado de las personas por cuestión de ideas, raza o religión. Pensar de forma diferente es lo que nos hace avanzar pues el otro nos puede sacar del error. Pero de la confusión sólo podemos salir nosotros mismos pues es un problema de falta de pensamiento, un ejercicio que nadie puede hacer por nosotros.

1 comentario:

  1. No se puede debatir nada con los fascistas, ultras, de izquierdas, de derechas, absolutamente nada. No co mprenden que haya que escuchar al otro, a quien piensa diferente, inmediatamente te tildan de fascista y con eso quedas marcado socialmente, es lo mismo que hacían los nazis con los judíos. Hace un par de días puse un enlace en facebook e intenté debatir con alguno y me tildaron de machista, asesino , fascista etc. Lo divertido es que yo no defendía al cien por cien el supuesto discurso de los conferenciantes del acto (desconozco sus ideas ya que no hubo debate) sino su derecho a expresar libremente sus ideas sin coacciones. Por último la actuación del gerente de la Universidad prohibiendo la entrada de la policía le convierte en proteccionista de los alborotadores, el típico complejo del progre.

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