Protestas de estudiantes de Berkeley en contra de una conferencia de Milo Yiannopoulos |
Artículo de Manuel Ramos
El prefijo latino “ultra” se antepone a la palabra para
indicar que el concepto está “más allá” o se da “en exceso”. El latín, lengua
muerta (como tantas otras cosas en la Universidad española), está muy olvidado
en la Academia pero su raíz agarra hasta en las mentes menos despiertas. Si yo
digo la expresión “ultras en la universidad” cada cual pensará ¿de izquierdas o
de derechas? Por supuesto, si son “ultras” siempre serán del bando contrario.
Para esta semana había programada una charla en la Universidad de Sevilla que trataba
la ideología de género. Desde diferentes instancias se habían levantado voces
en contra de que se produjera este acto porque consideraban que en la
universidad no se deben debatir ciertos temas. En el momento en el que
comenzaba la conferencia, un grupo organizado de universitarios han prorrumpido
en la sala y, gritando, increpando y alterando el orden de forma que han
conseguido que el acto no continuara. El periodista Carlos Morillas, que intentaba moderar el debate, ha dado su versión. La
Universidad de Sevilla ha condenado el boicot.
Protestas de estudiantes alemanes en mayo de 1968 |
En EEUU, vórtice sociológico mundial, se han producido
también protestas con agresiones y sabotajes de conferencias que no se
consideraban adecuadas en los campus universitarios. El conocido orador Milo Yiannopoulos ha sido objeto
este mes de un boicot en la Universidad
de Berkeley al intentar dar una charla. Este controvertido personaje
que se ha significado en diferentes medios digitales por criticar al feminismo
actual así como al Islam y la corrección política resulta que es homosexual, de
origen judío y que tiene preferencia en sus relaciones sentimentales por
varones de raza negra.
El estatus cultural universitario no tolera este tipo de
actitudes. Quizá la condición universal del concepto “universidad” valga para
universalizar los prejuicios en vez del conocimiento y la ciencia. La cultura,
o es libre o no es cultura. Para que haya libertad debe existir respeto y, bajo
el principio de no agresión, capacidad de discutir sobre cualquier idea por
repugnante o alocada que nos parezca siempre que exista argumentación y hechos
que tratar. No olvidemos nunca que ha habido grandes pensadores que han sido
apartados e incluso eliminados porque no se ajustaban al pensamiento dominante
de cada época. En cada generación cultural se producen nuevos prejuicios que
vencer, como si de malas hierbas se tratara. Pero se suelen confundir a los
prejuicios con las personas mismas y a la ideología con cultura.
Es llamativo el furor contra ciertas posturas ideológicas
sostenidas en el ámbito universitario en contraste con la tolerancia y
promoción de otras posturas también ideológicas. No parece haber ningún problema
en criticar
el capitalismo, organizar congresos enteros sobre la
ideología de género o defender
la postura palestina. ¿Será quizá que en la universidad sólo se encuentra
una forma de opinar y se reprime lo que no se ajuste a ella?
La universidad debiera ser una institución de
librepensamiento, pero en su lugar tenemos bandas que llevan la crítica “más
allá” (ultra) de la argumentación. La necesidad de la acción por la acción, es
decir el activismo, deja a un lado el pensamiento. Es el momento de las
etiquetas, de los prejuicios, de las consignas, de la agresión. Si al contrario
le colocamos la máscara “nazi”, será mucho más fácil atacarle y golpearle.
No se puede debatir nada con los fascistas, ultras, de izquierdas, de derechas, absolutamente nada. No co mprenden que haya que escuchar al otro, a quien piensa diferente, inmediatamente te tildan de fascista y con eso quedas marcado socialmente, es lo mismo que hacían los nazis con los judíos. Hace un par de días puse un enlace en facebook e intenté debatir con alguno y me tildaron de machista, asesino , fascista etc. Lo divertido es que yo no defendía al cien por cien el supuesto discurso de los conferenciantes del acto (desconozco sus ideas ya que no hubo debate) sino su derecho a expresar libremente sus ideas sin coacciones. Por último la actuación del gerente de la Universidad prohibiendo la entrada de la policía le convierte en proteccionista de los alborotadores, el típico complejo del progre.
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