Artículo de Enric Cabecerans
Estamos en época de congresos y parece que también de cambio de principios. Algunos que ayer se declaraban influidos por la socialdemocracia, hoy se dicen exclusivamente liberales, si ayer se situaban en el espacio de centro izquierda, hoy se definen de centro puro y duro, a ver si de paso pescan más votos de unos ciudadanos que, hoy por hoy, deben vivir perplejos la realidad de la política española.
Sin embargo, no deja
de ser curioso como gran parte de la militancia ha asumido sin pestañear la
nueva condición del partido, algo que causa cierta desazón por la falta de
compromiso con aquello que decían defender. La verdad es que aquellos que
cambian sus ideas, de un día para otro, generan poca confianza, especialmente
si mantienen el mismo status que tenían cuando defendían las ideas de
las que hoy reniegan. ¿Mentían antes o mienten ahora? O quizá solo buscan estar
en puestos de poder a cualquier precio.
Se han modificado
las reglas a mitad de la partida, y la pregunta es: ¿Qué harán ahora aquellos
miembros de Ciudadanos que tienen representación institucional y no están de
acuerdo con el cambio de ideario? A fin de cuentas ellos no han cambiado, lo ha
hecho el aparato del partido, y lo ha hecho a sabiendas de la traición que ello
supone hacia una parte de sus afiliados. Me pregunto cuántos serán los que
abandonarán el partido, cuántos los que dejarán sus actas, y cuantos los que
mirarán hacia otro lado mientras se auto convencen de que su presencia en las
instituciones es un bien en sí mismo a pesar de que ya no puedan defender su
ideario original. Lo mires como lo mires, los fieles a sus ideas, los honestos,
los consecuentes, pierden siempre. ¿No es paradójico?
Próximamente
tendremos otro entretenimiento con el Congreso de Podemos. Debo decir que,
estando muy lejos de las posiciones que defiende su líder, me complacen las
declaraciones de Pablo Iglesias en las que asegura que solo liderará el partido
si ganan sus tesis, en otro caso se apartará de la primera línea. Es de
agradecer un poco de coherencia.
Y hablando de
coherencia, creo necesario hacer referencia a otro de los miembros destacados
de Podemos. Hace pocos días, Iñigo Errejón decía que “la coherencia en política
no es decir siempre lo mismo, es decir siempre lo más adecuado para el momento
concreto”, lo cual nos pone en un terreno muy peligroso porque si el discurso
varía en función de las circunstancias, nunca sabremos que esperar de la oferta
política que este señor nos pretende vender. La verdad es que esto de la nueva
política se hace cada día más preocupante; en realidad cada día veo menos
diferencia con respecto a la vieja. Luchas internas de poder hasta que el
ganador erradica a sus adversarios, fortalecimiento del aparato del partido
para controlar la organización, excesivo personalismo del líder, y, para
aquellos que quieren hacer carrera política, silencio, obediencia, y a esperar
a que llegue el premio a su fidelidad en forma de acta de diputado o similar.
¿No es paradójico
acabar convirtiéndose en lo mismo que se dice querer cambiar?
Articulo muy acertado e interesante reflexión sobre la mal llamada "nueva politica".
ResponderEliminarLa evolucion de las ideas no es mala. Puede que ahora algunos se sientan más atraídos por Cs que antes
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