Artículo de Luis Marín Sicilia
“Hay un cierto
consenso de los analistas en atribuir a los políticos actuales, por su
incompetencia y falta de liderazgo, muchos de los males que se libran a nivel internacional”
“Los ingredientes que
trajeron hace un siglo el nazismo y el comunismo fueron el hipernacionalismo y
el odio al vecino. Vacunarse de tal epidemia implica, aquí y ahora, más Europa
y más España”
Mientras en Washington una manifestación masiva se
pronunciaba en defensa de los derechos y libertades con alguna pancarta que decía
inequívocamente "Nosotros sí queremos ser como los europeos", casi al
mismo tiempo, el sábado 21 de enero, la ultraderecha europea, reunida en la
bella y romántica ciudad germana de Coblenza, se manifestaba contra una Unión
Europea "que hay que liquidar" porque le resulta incómodo su régimen
de convivencia, tolerancia, respeto y libertad.
El enemigo a batir de todos los totalitarismos ahora es el concepto de Europa, y aunque es la ultraderecha la que lo expresa abiertamente, otros movimientos populistas, en su simplismo demagógico, juegan con el mismo objetivo. Y es por ello que conviene decir, sin ambages, que frente a Trump, frente a Putin, frente al "Brexit", frente a los "patriotas" excluyentes, frente al populismo demagógico y frente a quienes amenazan la libertad y el progreso ahora, más que nunca, Europa. Más Europa y más Unión Europea.
Ya el "Brexit" supuso un reto importante y una oportunidad para reforzar el proceso de integración y fortalecimiento de Europa. Los nuevos acontecimientos originados por el proteccionismo puesto en marcha por el presidente Trump deben potenciar una visión de la Unión Europea como un proyecto sólido y de futuro que responda a sus necesidades y genere bienestar y confianza. Y ello desde el realismo de que, cuanto más proteccionismo haga la Administración Trump, más oportunidades habrá para beneficiarse del aislamiento de EEUU. Justamente, en esa línea, la UE acordó recientemente una mayor cooperación comercial y un acuerdo de inversión con China.
El próximo día 3 está prevista una cumbre de la UE en La Valeta y, previamente, los países del Sur de Europa han coordinado sus planteamientos en reciente reunión de Lisboa, con la finalidad de proteger a los ciudadanos europeos en su dimensión exterior, impulsando políticas comunes de seguridad y defensa, y su dimensión interior, cooperando en la lucha contra el terrorismo internacional y avanzando en la construcción de la unión económica y monetaria y en la lucha contra el desempleo juvenil.
Curiosamente, la obsesión de Trump de sustituir los tratados de libre comercio por acuerdos bilaterales con la intención de enfrentarse al predominio chino en el Pacífico (de ahí su abandono del TTP), ha hecho un gran favor a los chinos que dominarán así el comercio en el Pacífico. Y respecto a la actual e impredecible política global de EEUU, la Unión Europea debe avanzar en su construcción política, de ahí que los 27 (excluido el Reino Unido) deban acometer en su reunión de septiembre en Bratislava el reforzamiento de su unidad, avanzando en la protección de las fronteras exteriores, en la seguridad y en un mercado único digital.
Hay un cierto consenso de los analistas en atribuir a los políticos actuales, por su incompetencia y falta de liderazgo, muchos de los males que se libran a nivel internacional. Y ciertamente que vivimos una época superficial, frívola y mentirosa donde la ausencia de compromisos éticos e intelectuales está llevando al poder a medianías ambiciosas que, con sus proclamas populistas, recuerdan los años precursores del nazismo y el comunismo que provocaron la ruina moral y económica de Europa.
El reforzamiento de la Unión Europea implica también la consolidación de los países miembros como unidades de decisión firmes y consolidadas. De ahí que sea perentorio acabar con todos los provincianismos que, como la peste, pretenden perturbar los principios de solidaridad que definen a la propia Unión. El Tribunal Constitucional alemán ha sido rotundo en su negativa a celebrar un referéndum independentista en el estado de Baviera. Los argumentos son los mismos que reitera el TC español: la soberanía alemana es indivisible (como la española) y cualquier referéndum que afecte a la misma debe celebrarse en el conjunto de la nación (como en España). Y en Alemania se acabó el tema.
¿Por qué vamos a tener que seguir en España mareando con el dichoso referéndum secesionista? ¿Cuándo hay que decir que no se admite ningún acto más que insista, empleando dinero público, en propagar un acto absolutamente ilegal? ¿Hasta cuando vamos a soportar los desplantes, las insolencias y los desprecios de quienes alardean de no respetar la legalidad vigente?
Creo que el mayor mérito de Rajoy ha sido dejar que los soberanistas se cuezan en su propia nimiedad, hasta que se visualice el ridículo de sus posturas y la poca consistencia intelectual de los protagonistas. Basta con oír los disparates del juez Vidal que acreditan que, si algo de verdad hubiera en sus alegatos, la intervención de aquella autonomía debiera estar cada día más cerca. Cargado el gobierno de razón en esa hipótesis, y sin necesidad, como hubiera gustado a los secesionistas, de que los tanques entraran por la Diagonal.
Siempre se ha dicho que los más intransigentes de cualquier doctrina son los conversos. Así lo acredita la política migratoria de un descendiente de emigrantes, como es Trump, y así lo ponen de manifiesto tantos y tantos hijos de "charnegos" catalanes convertidos a un separatismo envenenado de odio e insolidaridad. Los ingredientes que trajeron hace un siglo el nazismo y el comunismo fueron el hipernacionalismo y el odio al vecino. Vacunarse de tal epidemia implica, aquí y ahora, más Europa y más España.
CUANTA RAZON TIENE TU ARTICULO LUIS !!
ResponderEliminarUN ABRAZO
Gracias Miguel. Creo que cada día está más próxima la respuesta contundente a quienes violan la ley impunemente. El Estado, pacientemente, se ha cargado de razón. Un abrazo.
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