domingo, 26 de febrero de 2017

¿Habrá 'coalición de semáforo' en Alemania?


Artículo de Rafa G. García de Cosío

Los alemanes denominan Ampel-Koalition (Coalición de semáforo) a los gobiernos tripartito compuestos por el partido socialdemócrata SPD (rojo), el liberal FDP (amarillo), y el ecologista (verde). Hasta ahora, este tipo de gobiernos solo se ha dado a nivel de los Länder, con Brandenburgo como pionero en los años 90 y Rheinland-Pfalz en 2016. La rareza de esta fórmula de gobierno y su escasa repetición en los últimos tiempos se ha debido al poco interés de los líderes de estos tres partidos, quienes siempre han visto como experimento peligroso la unión entre intervencionistas, ecologistas y liberales. 

En 2017, sin embargo, el mundo, Europa y Alemania se enfrentan a una realidad completamente diferente. De las noticias que circulan los últimos meses por Alemania, se empieza a atisbar la posibilidad de una derrota de Merkel en las elecciones de este otoño, barrida por el candidato del SPD y presidente del Parlamento europeo Martin Schulz. Las razones son las siguientes:

1) En primer lugar, como siempre, se encuentra el cacareo constante de los medios que ha empujado hacia arriba en pocas semanas la popularidad de Schulz -el último candidato a las elecciones europeas de 2014-, un político que pasta desde hace años en Bruselas pero que encaja con el perfil que adoran los socialdemócratas alemanes: un tanto corralero, locuaz, protestante y socialista. Esta semana, los medios le daban un punto de ventaja sobre Angela Merkel en las encuestas. Al final de este vídeo se le ve burlándose de un diputado griego con la frase ''voy a tener que darle un buen calmante si no se tranquiliza''.



2) La decepción de Merkel a su electorado, al igual que pasó los dos últimos años de Gerhard Schröder. Si éste último falló a los suyos  en 2002 con un programa liberal y reformista (que sin duda puso los cimientos de la actual pujanza alemana), la física es considerada como una traidora a los sectores más tradicionales y conservadores del país, que, en la mayoría de las veces con razón, no comprenden el caos de los refugiados y los fallos en los servicios secretos con los atentados. Todo ello bien podría valerle un castigo.

3) La AfD como consecuencia directa de la política de acogida de refugiados de Merkel. Este partido, que ya está en otros parlamentos regionales, tiene serias opciones de entrar en el Parlamento de Berlín, más aún si se producen atentados terroristas en Europa como los sufridos el pasado verano. La entrada de este partido, que desde su nacimiento es la novia fea con la que nadie quiere bailar, hará complicada la búsqueda de coaliciones tradicionales (SPD-ecologistas o CDU-Liberales), sobre todo teniendo en cuenta que también hay muchos socialdemócratas conservadores que se sienten decepcionados con las decisiones de Merkel.

4) La vuelta del FDP al Parlamento nacional. Muchos de los votantes que en 2013 huyeron del partido liberal para dar su apoyo histórico a la canciller Merkel volverán en septiembre al programa liberal tras aguantar una Gran Coalición con demasiados cheques y facturas sociales. El FDP, pese a no ser tan grande como el SPD o la CDU, ha gobernado muchos más años el país como partido bisagra en régimen de bipartito, una presencia que ha contribuido sin duda muchos logros del liberalismo social y económico que pese a todo se respira siempre en Alemania nada más poner un pie en el país. No está claro que CDU y FDP puedan tener mayoría en septiembre.

5) Otros aires en el país. Como decía al principio de este artículo, los complejos e ideas preconcebidas a la hora de pactar se han ido evaporando en los últimos años a gran velocidad en toda la República Federal, con gobiernos que hace no mucho habrían sido considerados estrambóticos: conservadores y ecologistas en Hessen o comunistas presidiendo un gobierno con socialistas y verdes en Thuringen.

Nadie habla aún en Alemania de la posibilidad de una coalición de semáforo en el país, pero todos son conscientes de las escasas alternativas en un parlamento que amenaza con atomizarse como nunca antes.



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