Artículo de Luis Marín Sicilia
“En ese enfrentamiento
entre dóciles y ariscos quienes más se han decepcionado son los indignados que,
en mayo hará seis años, gritaron su famoso no
nos representan”
“Como en los buenos
tiempos del comunismo soviético vuelve, actualizado, el ordeno y mando del
líder supremo, expuesto con la arrogancia, la agresividad, el caudillismo, la
confrontación y el sectarismo que definen su personalidad”
“Esa circunstancia se
hará patente con el divorcio de la militancia y el electorado, porque
afortunadamente en España no hay cinco millones de radicales”
En pura teoría, los diagnósticos previos y las conclusiones alcanzadas no parecen que diferirán mucho de lo que el maestro de los líderes podemitas, Ramón Cotarelo, anunciaba como consecuencia de lo que él califica como una desgracia histórica de la izquierda, consistente en el carácter cainita de la misma. El catedrático, que dice conocer bien a sus exalumnos, está convencido de que habrá purga, y anunciaba, ganara quien ganara, que Podemos ha fracasado por no haber cumplido con la regeneración democrática que pregonaron.
La mayor parte de los analistas coinciden en que el resultado del cónclave dará la razón a Cotarelo, ya que los "pablistas" vencedores no son otra cosa que comunistas de IU rejuvenecidos. Y, como abunda su mentor, la historia del comunismo enseña que el "killer" es un hombre sin escrúpulos que, una vez que gana, puede hacer lo que quiera. Las llamadas a la unidad, después de advertir que si se pierde se iba, son solo subterfugios para agrandar más su ambición de poder. Su conducta se asemeja a lo que hizo Stalin con Trotsky para después, como dice Semprún, liquidarlo sin contemplaciones. Cuando los disidentes dejan de servir es muy fácil justificar una acción represiva contra ellos, mediante el abandono, la deportación o la purga.
En ese enfrentamiento entre dóciles y ariscos quienes más se han decepcionado son los indignados que, en mayo hará seis años, gritaron su famoso "no nos representan". Con el oportunismo que siempre tuvieron los bolcheviques, este grupo de universitarios y profesores de bajo nivel que lidera el partido morado supo aprovechar aquella ola de activismo para terminar encaramándose al poder arrastrando a cinco millones de españoles hundidos por la crisis y decepcionados por la corrupción política. Hoy la mayor parte de ellos confiesan que "le han quitado la ilusión", que "solo debaten por sillones" y que lo único que les preocupa es "la colocación de los suyos".
En contra de lo que algunos ingenuos pensaban, el congreso podemita lo ha ganado quien lo ha organizado, como no podía ser de otra manera. Las exclusiones subsiguientes, que se producirán sin duda, se harán, como en la "Gran Purga", en nombre del pueblo, que ahora se llama "gente". Las camarillas enfrentadas sabían que, quien perdiera, perdería poder e influencia. Porque, como el candidato podemita sevillano Juan Moreno Yagüe dijo, en el debate había muchos mensajes y ni una sola idea, ni una sola propuesta política. Solo importaba la conquista del poder por una de las dos camarillas.
Todos los enredos, los procesos participativos, los círculos y demás movimientos asamblearios han quedado en lo que realmente es la política. Por mucho que se acaricie y que se pretenda amansarla, la política es una descarnada lucha por el poder que alienta los peores y más instintos salvajes. No hay vieja ni nueva política, porque la política es envidia y es ambición, es avaricia y es juego sucio en la que sus protagonistas son seres humanos donde los hay virtuosos, honrados y decentes. Y los hay también corruptos, indecentes y sinvergüenzas. Como siempre, el hombre, la calidad humana de sus protagonistas, es lo que marca la diferencia. La división entre los de "arriba" y los de "abajo" era solo una entelequia, porque ahora, quien está arriba es Pablo Iglesias y quien está abajo es Errejón.
Tiene razón Cotarelo, insisto, y lo conoce bien cuando dice que el vencedor Iglesias es un neocomunista, lo que implica que Podemos seguirá la deriva de una reliquia vieja y fracasada, alejada de la transversalidad pretendida por Errejón. Esos discursos incendiarios y caducos que expande Iglesias encantarán a una izquierda trasnochada al oír que van a "acabar con las élites políticas y económicas", removerán las vísceras y movilizarán a las masas, pero solo servirán para ubicarse en la radicalidad que reducirán su respaldo electoral hasta colocarlo en un grupo irrelevante en el gallinero del Congreso de Diputados.
Cuando Iglesias dice que "nunca nos equivocamos de bando" está acreditando que las asambleas de barrio, los círculos... todo eso es historia. Como en los buenos tiempos del comunismo soviético vuelve, actualizado, el ordeno y mando del líder supremo, expuesto con la arrogancia, la agresividad, el caudillismo, la confrontación y el sectarismo que definen su personalidad. Cada vez más el partido morado, implantado en la marginalidad, se mimetizara con los "Bódalos", los "Cañameros", los "batasunos" y los "cuperos".
La nueva política ha envejecido más rápido de lo previsible y casi ha hecho rejuvenecer a la vieja. Esa circunstancia se hará patente con el divorcio de la militancia y el electorado, porque afortunadamente en España no hay cinco millones de radicales.
Luchar por alcanzar cotas de poder político y económico -máxime cuando, como ocurre con estos jóvenes que, sin experiencia previa, se han encontrado con el placer de la moqueta- implica defender esa posición privilegiada por encima de toda otra consideración. Todo esto es "déjà vu", ya se ha visto antes. Como diría el investigador Emile Boirac, tenemos la fuerte sensación de que esta experiencia, este evento que se vive ahora, se ha experimentado en el pasado.
Genial. Magnífico. Desvela perfectamente el intríngulis de la cuestión. Eso es Vistalegre 2 y esos sus protagonistas.
ResponderEliminarGracias, amigo, por la valoración. Como siempre se supo, la mentira tiene las patas muy cortas. Saludos.
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