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jueves, 19 de enero de 2017

La Mancha de Aceite


                                                                                 Artículo de Federico Relimpio

Buenos días tengas, Susana;

No te preocupes, que hoy intentaré ser serio. Creo que la ocasión lo merece. Porque algo ha pasado ayer, ¿No te parece? Que cifras hay para todos los gustos, según cojas las tuyas o las del de enfrente, pero las fuentes más frías hablan de que la protesta sanitaria se te extiende. En Granada no afloja. Va a más, en todo caso. En Huelva se amplía, por problemas problablemente diferentes. Málaga también amplía sustancialmente. Y aquí tienes a Sevilla, que no te la esperabas. El corazón del imperio, si me pongo pedante.

En las pasadas semanas he seguido la crisis y he participado del debate, como habrás podido comprobar. No podía ser menos, como médico en exclusiva del Servicio Andaluz de Salud con veintipico años de ejercicio. Me he centrado particularmente en los avatares y enconamientos de la crisis granadina, epicentro del terremoto. El tumor primario, como decimos en oncología.

De Granada y de Jesús Candel -he hablado con él varias veces- he leído de todo. Y le he manifestado públicamente mi apoyo, lo cual me ha valido conversaciones tensas con otros buenos amigos como Pepe Maestre o Isaías Pérez Saldaña. No me importa. Va de eso, el debate, la democracia. De la libertad y de arriesgarse, de comprometerse y de exponer públicamente las tesis de uno. Expuesto como estoy a todo y a todos, de Granada se me dijo de todo, bueno y malo, y siempre sostuve que decenas de miles de granadinos en la calle no se dejaban manipular, así por las buenas. Que algún problema sanitario grave tenía que existir -que no sé, que hay que ir allá a saber-, que los tienes en la calle un día y el otro. Así se lo comuniqué personalmente a Aquilino, y se lo sigo diciendo. Gente, más allá de cifras. Gente con problemas. Dos hospitales a más de diez kilómetros de distancia, según dicen. Pero no puede llegar más allá, mi análisis.

Pero que la tienes gorda, Susana. Que no es un tumor en Graná, con un tipo díscolo con gorra y gafas negras. Que tienes un problema de gestión sanitaria en general, y hospitalaria, en particular. Y se te extiende como una mancha de aceite. Veremos si el 28F a la blanquiverde se le destiñe el verde y se queda sólo el blanco, blanco inmaculado, y te sale también Cádiz, Córdoba y el Campo de Gibraltar - para echarle de comer aparte -. Y tendrás que ir a los carnavales, si te atreves. Por si no te das cuenta, te estás peleando con Andalucía. Y bien sabido es que Andalucía soporta muchas cosas, pero no la mentira. Y que, en estos tiempos canallas, todas las administraciones autonómicas han metido la tijera. Y vosotros igual, de un modo u otro. Pero lo habéis negado o disimulado. Y habéis puesto un tapón en la boca de los que lo sabían: los excelentes profesionales sanitarios de que goza la Sanidad Andaluza. Un tapón de miedo, como acaba de denunciar Javier Caraballo en Matacán ("el colapso sanitario no es solo andaluz; el miedo sí").

Porque, sorprendentemente, el médico de la Pública es muy intimidable, como descubristeis hace tiempo. Media vida en precario, ya me diréis ("a ver si te renuevo, a ver en las oposiciones..."). Y la otra en la manos de tu jefe - puesto a dedo por el régimen, por cierto -. Que si eres cirujano, te echo del quirófano y eres nada en tres años. Y si eres clínico, te postergo o te relego: a un rincón, castigao. Un mindundi. ¿Que exagero? Pregunten. Así se construye la quintaesencia del tercer Sistema de Salud más eficiente del mundo, después de Hong-Kong y Singapur, de purito cangue. María Jesús Montero lo tuvo claro, la mujer. Un ejército, disciplina férrea y sea como sea - como lo de las herencias -. Interiorizando lo de "el que se mueva, no sale en la foto", y el "no descansaré hasta que el médico lleve alpargatas", de Alfonso Guerra. Y la cosa funcionó, en muchos aspectos, oiga. Solo que tuvo algunos efectos colaterales.

Recorto, pero lo niego. Y a ver quien es el guapo que abre la boquita. Es por eso por lo que apoyé a Jesús Candel desde el principio. Pero se acabó el miedo. Échame, si tienes valor. Es por eso por lo que se te extiende la protesta, y más y más se animan a salir a la calle y dar la cara. Tus acólitos ya no puedes negar lo innegable, Susana. ¿Van a decir que es manipulación en todas partes? ¿Que el colegio médico de Granada mueve una manifestación en Sevilla llena de banderas republicanas, sindicales y del SAT? ¿No sería mejor admitir que vuestro diseño sanitario ha sido erróneo de arriba a abajo, durante años?

Errónea vuestra sempiterna postergación de la Atención Primaria, erróneo vuestro trato paternalista a la ciudadanía, errónea vuestra confección de prioridades y estrategias, erróneos vuestro cálculos y erróneo vuestro concepto de lo que es una verdadera política de Recursos Humanos en un Servicio de Salud, basada en la cooperación y la estimulación, y NUNCA en la intimidación.

Pero tú no sabes nada. No quieres saber nada de todo esto. Es más, creo que no puedes saber nada porque tu esquema mental solo alcanza para la puñalá trapera y la escalada orgánica. No sé si lo conseguirás o no. Llegaste a presidir una Comunidad Autónoma más extensa y poblada que muchas naciones sobre la base no del mérito o la trayectoria, sino de la maniobra artera y la conjura palaciega. Viendo a Trump, pienso que a lo mejor tengo suerte contigo, la verdad. Y que, con las mismas artes, a lo mejor llegas a presidir el gobierno de España. Ya te digo, que nada me sorprende en unos tiempos en que se hunden los hospitales británicos y amenaza Marine Le Pen.

Solo me consuela una cosa: el ser tan minúsculo, que ni tu desprecio o venganza merezco.

Buenos días tengas, presidenta. Y traduce esto: "Quo non ascendet?"

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