Artículo de Manuel Ramos
De todas las informaciones referentes a la
falta de educación del dirigente de Podemos que se ha referido a Aljaraque de forma despectiva (“un pueblo perdido de Huelva”) lo que a mi me ha llamado la atención no es
la pelea interna de un partido que se desmorona. Me ha llamado la atención el
cargo que el señor Rafael Mayoral, largo de palabras, ostenta en la formación
estatal: “secretario de Relaciones con la Sociedad Civil”. Ahí es nada.
La política posmoderna que sufrimos, alejada
completamente de la realidad pero muy cercana al dinero público, se
autodenomina con los calificativos más enrevesados y abstrusos para que nadie
sepa exactamente a en qué sumidero se va el dinero. Podemos, como partido que
quiere vender la novedad (“nueva política”, la han llamado) tiende a ponerse
los nombres más coloridos del panorama partidocrático actual. Si uno va a la información que presentan sobre sus cargos
podrá encontrarse con títulos que emulan viejas divisas nobiliarias. Algunos
superan en longitud el nombre de cofradías de Semana Santa: “Secretaría de
Relaciones Internacionales y coordinación de la delegación en el Parlamento
Europeo”, “Secretaría de Plurinacionalidad y Políticas Públicas para el Cambio”,
“Secretaría de Rescate Ciudadano y vicecoordinación de Programa”, “Secretaría
de Acción Institucional y Políticas Anticorrupción”... etc.
Cada título nobiliario de estos (porque son
unos privilegiados del régimen como lo eran los nobles en el Antiguo Régimen)
tiene un jugoso análisis político. Lo bueno que tienen estos arribistas del
consenso es que se les ve de forma mucho más clara y descarnada lo que el PP o
el PSOE ha sabido disimular hasta hace unos años. Son unos tiranos estirados
que roban del erario público sin consecuencia penal ni política y, a veces, se
les escapa un comentario delator, contumaz. Pero pronto los corifeos del
partido se apresuran a disimular con cánticos de volumen más elevado que el de
los demás, con la esperanza de que no se oigan voces discordantes.
Lo que no pueden disimular porque está a la luz
del día y ellos se enorgullecen de mostrarlo, son sus títulos nobiliarios.
Repito que el tal Rafael Mayoral es “secretario de Relaciones con la Sociedad
Civil y vicecoordinador de Programa”. Está dejando meridianamente claro que
necesitan a un departamento dentro de la organización que es Podemos para
relacionarse con la sociedad civil. Por lógica, ellos NO son sociedad civil.
Ellos se relacionan con la sociedad civil, pero no forman parte de ella. Pero
no sólo Podemos. Ya digo que a ellos se les escapa más veces la verdad, son
inexpertos aún. Todos los partidos que hay en España son estatales, no son de
la sociedad civil. No están ni financiados ni soportados por el esfuerzo
voluntario de los ciudadanos sino que son empresas que, organizadas ellas como
puedan y entiendan, se arrogan la representación en bloque de unas ideas (así,
en abstracto) sin tener que dar cuenta ni de esas ideas ni del dinero que se
meten todos los días en los bolsillos. Un dinero que nos obligan a darles.
Con razón Mayoral habla con ese desprecio
natural de “un pueblo perdido de Huelva”. Se le ha notado demasiado la
elevación nobiliaria desde la que habla. Ya Adolfo Suárez, que en paz descanse,
leía los discursos que le escribía Fernando Ónega “desde el respeto”, “desde la
honestidad”. Expresiones que muestran una superioridad y elevación y que marcan
distancias con la persona a la que se le habla. En vez de ese enunciado, la
persona que maneja bien el lenguaje dice “con respeto”, “con honestidad”, poniendo
la honestidad y el respeto al lado de la persona y no se encarama en dichas
palabras para parecer una estatua subida en su pedestal.
Los vocablos son muy importantes en la política
porque son reflejo de la acción, no al revés. Si Mayoral comete el error de
decir lo que dijo es porque no vale para un cargo que tiene que hablar en
público ya que no tiene contención. No contiene lo que lleva dentro de sí: el
desprecio, la superioridad moral, el privilegio social. Precisamente todo
aquello que la propaganda del partido intenta vender como el enemigo de sus
partidarios. Se queda en eso, en propaganda. La realidad es que en este régimen
el partido político lo es todo. Está por encima de las leyes (aforados), por
encima de la policía (ellos controlan la coerción), por encima de la cultura
(ellos subvencionan lo que les parece), por encima de la educación (ellos
controlan los planes de estudio), por encima de la sanidad pública (todos
contratan planes privados), por encima de la economía del ciudadano medio (los
sueldos que cobran no los pagaría una empresa ni loca a estos incompetentes)...
y así podría enumerar cientos de privilegios. Lo repito, son los nobles de
nuestros tiempos.
Y nos lo recuerdan en sus títulos nobiliarios.
Ellos son y siguen siendo “la casta”, esa palabra que ya no se escucha. Podemos
no es sociedad civil, necesita una secretaría para relacionarse con ella y el
encargado de esta labor muestra el mayor desprecio por el pueblo español. Los
españoles no tenemos representantes pero financiamos, y bien que lo hacemos, a
estos nobles que siguen restregándonos sus privilegios todos los días porque,
además, dicen que es la democracia. Menos mal que sabemos que aún no hay
democracia y que un día una mayoría de españoles lo sabrá y acabaremos con este
Antiguo Régimen que ya ha durado demasiado. Por fin podremos tener
representantes que, en un caso como el del señor Mayoral, significaría la
fulminante destitución si no antes la renuncia por responsabilidad política
ante tamaña desvergüenza.
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