domingo, 4 de diciembre de 2016

La izquierda, la derecha y el pensamiento esférico


Artículo de Rafa G. García de Cosío


Preguntado una vez en una entrevista de Die Zeit sobre la definición de 'pensamiento esférico', el guía espiritual hinduista Sri Sri Shankar contestó de la siguiente manera: ''Pongamos de ejemplo mi viaje a Berlín para llegar a su entrevista. Cómo llego allí? Quizá un consejero me diga que vaya al este, puede que otro me mande al oeste, pero ambos seguros pensarán que me envían al lugar correcto. Esto es 'pensamiento lineal'. El pensamiento esférico implica reconocer que opiniones paradójicas pueden darse al mismo tiempo. Vista desde Hamburg, Berlín está al sur, pero vista desde Dresden, está al norte. Depende del ángulo desde el que se mire''.

Cuando decidí comenzar mi artículo con estas líneas, aún no había llegado el viernes por la noche. Antes de ayer se celebraba la cena de Navidad de mi escuela, y tuve la oportunidad de hablar con un radical de izquierdas estadounidense. Nunca había discutido de política con un americano, pero fue todo un acontecimiento descubrir y certificar que el radicalismo, acompañado de la noción de estar en posesión absoluta de la verdad y ser superior al rival ('en Maryland votamos por Hillary', dijo, con una sonrisilla queriendo recordar que allí, en ese pequeño estado, decidieron rescatar el Mundo) no es solo cosa de España.

Nunca había discutido con un americano de política, y tampoco esperaba que fuera casi insultado. En un momento de nuestra discusión, en la que él se encontraba en estado ebrio (solo los niños y los borrachos dicen la verdad), me dijo, en su encendida infamación de Donald Trump, y tras yo preguntarle si apoyaba entonces como él distanciarse de la OTAN, que ''Estados Unidos paga todo y protege a todos, sin recibir nada a cambio, es hora de que lo dejemos''. Y las empresas americanas en esos territorios protegidos por la OTAN, en los que también participan otros países?. Sus ojos se encendieron aún más: ''Tu país [España] no contribuye 'shit' (una mierda)''. Les aseguro que si enfrente hubiera tenido a un seguidor de Trump de cuello rojo y gorra con eslogan 'Make America great again'', me habría esperado su respuesta sin dificultad ninguna. 

Pero luego vino lo mejor. Al preguntarle entonces si no es un verdadero izquierdista, pues rechaza ayuda y apoyo a otras naciones menos poderosas y más pequeñas, dio la típica respuesta victimista: ''hay americanos muriendo de hambre en mi país''. No es este argumento clavado al de Marine Le Pen en Francia? En su mundo de Narnia, mi colega yanqui criticó que casi todos los trabajadores de Walmart tengan que vivir con ayudas del Estado; pero eso sí, ante mi pregunta de quienes son los principales clientes de Walmart (negros y blancos de clase baja), arguyó que son obligados por el sistema por no tener alternativa. Tócate los bemoles. 


Cuatro tipos de críticas

Como digo, no era esto lo que quería escribir hoy. Pero ocurrió el viernes por la noche y sirve de apoyo a mi tesis. Mi objetivo original era publicar la teoría de que hay cuatro grandes tipos de críticas, no solo en España sino en todo el mundo, siendo una o dos de esas críticas las que con más frecuencia se repiten.

Hay gente que, siendo de ideología X, critica a los suyos por no ser suficientemente adicta a X. Luego están los que, siendo X, en vez de pedir más X, se centran en la falsedad de que haya atisbo alguno de X en ese partido. Pondré un ejemplo con la gente de izquierdas. En España, una mayoría de ex votantes del PSOE ha decidido apoyar al partido extremista Podemos (este sería el primer caso, en que los seguidores de X piden, acríticos, más X), mientras que, tristemente, sólo un número reducido de esos mismos ex votantes socialistas se decantó por la moderada (pero auténtica) socialdemocracia de UPyD. Este sería el segundo caso.

La tercera crítica sería la que los seguidores de X dirigen a la ideología Y cuando ésta, al aplicarse, no les gusta. Al mismo tiempo, la cuarta y última crítica sería la de aquellos pocos que, teniendo ideología X, se lanzan a criticar a Y mas no por ser Y, sino precisamente por no aplicarse el cuento. Si volvemos a tomar el ejemplo de la izquierda española, lamento admitir que conozco a poquísima gente socialdemócrata o de izquierdas que critique al PP por no ser liberales. Walter Binder, amigo y colaborador esporádico de El Demócrata Liberal, es una de esas raras excepciones, un buen ejemplo de ciudadano con pensamiento esférico. Tristemente, el personal progre suele más bien aventurarse a atacar al PP de neoliberal, aunque éste vuelva a subir los impuestos de manera indiscriminada.

Ocurre esto con los votantes de Y? Me imagino que sí, pero, con personajes como el americano que he mencionado al principio, se explica el silencio que suele abrigar a los que no apoyan las ideas o ideologías aceptadas como 'legítimas' o 'políticamente correctas', obligados a mostrar unas críticas más bien livianas. El pensamiento esférico, como la procesión, se lleva más bien por dentro.


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