viernes, 30 de diciembre de 2016

Janucá en Sefarad



Artículo de Mazelmind

Dice la historia que me contaban de niña y la que les he contado a mis hijos, que en Janucá se celebra el milagro de la luz. Los Macabeos entraron en el templo profanado por los soldados de Antíoco IV y solo encontraron aceite para un día. Encendieron la menorah y la luz duró 8 días, el tiempo que necesitaban para volver a producir el aceite para encender la lámpara y reinaugurar el templo.

Hay una parte mítica, casi mágica que habla de un milagro, el de la luz que no se apaga, símbolo de lo que permanece contra todo pronóstico. Agradecemos, al bendecir las velas, por la vida, por estar y por haber llegado hasta nuestros días. En la oscuridad atenuada por las luminarias hasta el menos devoto teje finos lazos con personas de otros tiempos y lugares en medio de frituras y canciones viejas.

Viviendo en España descubrí un día esta canción en judeoespañol escrita por una mujer sefardí bosnia, Flory Jagoda. Mientras mi abuela vivía, mis hijos, entonces pequeñitos, se la cantaban cada año por teléfono a muy larga distancia. Ella ya no está pero seguimos cantando las kandelikas en la lengua de la bisabuela de Monastir, tejiendo lazos.

La comparto.

Feliz Janucá, Feliz Navidad y mucha luz para todos.



(“Ideas sueltas de una afortunada”, diciembre de 2016)


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